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Arrojé el cojín contra la televisión mientras llevaba un puñado de palomitas hacia mi boca.

—El poder de la amistad no siempre es suficiente...—hablé con la boca llena de comida—...esas son puras mentiras.

—Llenarás la cama de migajas —gruñí—. Cuando te dije que resolvieras el problema, no me refería a esto.

—Esta es mi forma de pasar el luto.

—Te peleaste con tu mejor amiga, no murió una persona.

Me hundí en hombros y seguí comiendo palomitas. Escuché como Luke suspiraba mientras se ocupaba de quitar los paquetes de comida a mi alrededor.

—¿Sabes? Si hubieras aceptado hablar con ella...

—No menciones a esa traidora —le corté la oración. Tomé impulso para sentarme sobre el colchón—. Ella es quien debe disculparse porque yo tenía razón.

—¿Es más importante tener la razón que intentar arreglar su amistad? —cuestionó con voz sabia.

—No es momento de dar una lección de vida, Luke —me crucé de brazos al tiempo que fruncia los labios—. Se supone que hoy tendríamos una noche de chicas y ahora estoy sola.

—¿Es por eso que trajiste toda esta comida y estás viendo series infantiles?

Murmuré una respuesta afirmativa. Ciertamente, la cama estaba llena de paquetes de comida a medió terminar y en el suelo seguían las bolsas del supermercado con más. Tal vez Luke tenía razón. Si hubiera hablado con ella, ahora mismo estuviéramos juntas pasando una increíble noche de chicas. Todo eso había quedado arruinado gracias a una pelea tan absurda que no quería recordar y yo era tan orgullosa que no estaba dispuesta a dar el primer paso.

Ahora solo podía comer chucherías y mirar caricaturas.

—Aún no es demasiado tarde —tomó asiento a mi lado y colocó su mano sobre mi pierna—. Estoy seguro que si hablan, solucionaran todo. Aún pueden salir esta noche.

Lo observé y medité sobre sus palabras. A veces odiaba sus momentos de sabiduría, pero siempre tenía razón, pero a veces me costaba aceptarlo. Estaba a nada de caer convencida, hasta que una idea llegó a mi mente.

—¿Sabes que es lo que me haría sentir mejor? —solo me miró esperando a que continuara—. Tener una noche de chicas contigo.

—Oh, no —se levantó inmediatamente—. Solo lo haces para evadir el tema.

—¡Por favor! Sabes que seria muy divertido.

—He dicho que no.

-

Luke llevó una rebanada de pepino a su boca y la comió de un solo mordisco.

—¿Puedes creer que se atrevió a corregirme frente a mi jefe? —seguí relatando mientras pintaba sus uñas con esmalte rojo—. ¿Qué se cree?

—Es un cretino —comentó. Sabía que solo era para seguirme la corriente, pero lo agradecí.

—¡Lo sé! —exclamé indignada. Dejé el pequeño tarro a un lado y tomé el esmalte negro para continuar con la otra mano, pero antes le di un manotazo cuando iba en busca de la otra rebana—. Deja de hacer eso. Debes de dejarlos sobre tus ojos.

—¿Por qué solo yo estoy haciendo esto? —ignoró por completo mi comentario y siguió comiendo.

—Es más divertido pintarte las uñas.

Luke alzó la mano para ver el resultado y al parece fue de su agrado porque siguió recostado mientras yo seguía.

Luego de un poco de insistencía, lo había convencido de colocarse la pijama y tener una noche de chicas conmigo. Teníamos bolsas de fritura y copas de vino a nuestro alrededor, música de fondo mientras nos relajabamos con mascarillas y esmalte.

Pasaron unos minutos más mientras la pintura se secaba y retirábamos las mascarillas.

—No sé que fue lo que hiciste pero me gusta como se siente —lo escuché decir desde el baño.

Continuó diciendo otras cosas a las que no les presté atención. Tomé el contenido de la copa de un solo trago y seguí sacando prendas del closet. Arrojé todo por toda la habitación hasta que encontré lo que estaba buscando. Antes de ir por él, volví a llenar mi copa.

—¡Es hora de karaoke! —grité sosteniendo el cristal sobre mi cabeza y con el otro brazo le pasé su ropa.

—¿Para que es esto?

—Vamos a caracterizarnos —dije emocionada—. Tú serás Danny y yo seré Sandy. ¿Acaso no es genial?

—¿Cuantas copas has tomado? —preguntó al ver la facilidad con la que tomaba el vino.

—¿Acaso importa? ¡Vamos!

Lo jale y regresamos a la habitación para cambiarnos. En el proceso, busqué la ropa más ajustada de color negro que tenía. Tal vez no tenía un pantalón de cuero pero Leggins deportivo podría funcionar.

La música de Grease sonaba a todo volumen mientras aplicaba gel sobre el cabello de Luke para transformarlo en John Travolta. Mi cabeza estaba llena de tubos para tratar de imitar los rizos de Olivia Newton.

—...You're the one that I want... —canté brincando sobre la cama—...ooh, ooh, ooh, honey...

—...You're the one that I want...

M

e bajé de un solo brinco y sujeté sus manos para dar vueltas. En la televisión estaba el vídeo de la escena de la película e intentamos seguir los pasos, pero eramos un desastre. Un desastre divertido.

Pero aún sentía que faltaba algo.

Al final de la canción. Tomé impulso para que Luke me cargara y dar vueltas, de las cuales terminamos en el suelo. Nos reímos por unos segundos hasta que guardé silencio y quedé mirando hacia el techo.

—¿Que sucede? —sentí su mano en mi mentón para hacer girar mi cabeza hacia él.

—La noche ha sido muy divertida pero...

—No soy tu mejor amiga —negué mientras se formaba un puchero involuntario—. Deberías llamarle.

—Lo sé, tenías razón. Es mucho mejor arreglar cualquier discusión a pesar de que yo tenía la razón, claramente.

Rodó los ojos divertido, pero terminó por besar mi frente.

—¿Entonces la llamaras?

—Si, pero mañana —me coloqué sobre su cuerpo y tomé sus mejillas—.  Quiero continuar teniendo una noche de chicas con mi chico favorito. ¿Sabes que es lo que continúa ahora?

—¿Dormir?

—Transformaciones. Esta es mi parte favorita, andando.

Me levanté para ir al baño por mi estuche de maquillaje y todo lo necesario. Cuando regresé, el seguía en el suelo. Sonreí entusiasmada y él solo suspiró.

La noche aún era larga.

imagines | lrhWhere stories live. Discover now