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Terminé de colocarme el traje de baño completo y me posicione frente al espejo que estaba dentro de la cabina. Las manos me comenzaban a sudar en señal de que lo nerviosa que estaba. Las limpie en la tela sobre las piernas mientras intentaba pensar en algo para safarme de ir a surfear con Luke.  Ya había llegado bastante lejos como para ponerme el traje mientras él se encontraba del otro lado esperándome. Algún rincón de mi mente me decía que no era tan mala idea como lo parecía minutos atrás cuando me entregó el traje de baño, pero aun asi mi estómago se retorcía al pensar en la remota posibilidad de que me subiera a esa tabla. 

-Tu puedes hacerlo -mire fijamente mis ojos reflejados en el espejo al mismo tiempo que me señalaba con el índice- no seas una cobarde. Eres valiente, eres capaz de hacer lo que sea, soportar las tormentas más fuertes, cruzar los desiertos más calurosos, eres...

-¿Con quién hablas? -la voz de Luke del otro lado de la delgada puerta hizo que me sobresaltara.

-¿Yo? Yo no he dicho nada. Tal vez fue la puerta de junto -al no escuchar respuesta supuse que me habia creido. Suspire antes de dar otro vistazo a mi reflejo y susurrar- tu puedes. 

Al abrir la puerta Luke me sonrió feliz por verme con un traje similar al suyo. Habia muerto de ternura al ver que se había esforzado por buscarlo y lo entusiasmado que estaba por que lo estrenara por lo que no me pude negar en aceptarlo. Aunque en estos momentos podía sentir cómo quemaba mi piel. Lo bueno es que podía admirarlo con su look se surfista. 

-Te dije que te verias genial -tomó mi mano para hacer que diera una vuelta- ha sido la mejor inversion de mi vida. 

-Debo de admitir que es mucho más cómodo de lo que pensé -bajé mi mirada mientras movía mis piernas- hasta creo que hace lucir mejor mi trasero. 

-Lo sé -me guiño un ojo sonriente.

-Creí que me habias hecho un obsequio con buenas intenciones pero veo eres un pervertido -lo golpee en el hombro jugando.

-No lo pensé cuando lo compre, pero no me puedo quejar -rodeó su brazo por mis hombros para atraerme más a él y avanzar- vamos ya. 

Mi cuerpo se había relajado solo por unos segundos mientras hablábamos pero ahora volvía a estar increíblemente tenso como nunca en mi vida, hasta Luke tuvo que masajear mis hombros antes de tomar su tabla que había dejado tirada sobre la arena. Él tenía una propia mientras que para mi, tuvimos que rentar una de una de las pequeñas tiendas que estaban más atrás de la playa. 

Levanté la mía con mis manos temblorosas, no sabia si era mi imaginación y realmente esto pesaba como mil toneladas. La acomode bajo mi brazo como vi que Luke la tenia y le sonreí, aunque fue más como una mueca, para indicarle que estaba lista. Así que, ante esa señal, Luke salió corriendo hacia la orilla mientras gritaba que lo siguiera. Suspiré e hice lo que me pedía.

-Tu puedes hacerlo, tu puedes hacerlo -susurraba con cada trote hasta que llegue justo unos centímetros antes de tocar el agua y me di media vuelta- ¡No puedes hacerlo! ¡No puedes hacerlo!

Regrese a donde estábamos antes, arroje la tabla y me apoyé sobre mis rodillas para recuperar mi respiración. Me sentía como su hubiera corrido un maratón o algo parecido, aunque esto era casi lo mismo o incluso mas importante, podia perder la vida. Claro que había sido una horrible idea. ¿Quien en su sano juicio va a surfear cuando ni siquiera sabe nadar?

Solo yo. 

Maldición.

-¡Hey! -seguí respirando profundamente- ¿Que pasó? No llegaste a entrar al agua. 

-Yo...-me enderece soltando una gran bocada de aire-...lo pensé mejor y creo que te esperare aqui. 

-¡Oh, vamos! Será divertido -tomó mi brazo para jalar pero me safe- ¿Tienes miedo? ¿Acaso mi novia "yo no tengo miedo a nada" -hizo comillas con su mano libre- está asustada? 

-Callate, no es eso -obvio que si era eso- solo que esto no es lo mio. Prefiero estar aquí observandote -sonreí coqueta- te vez sexi sobre esa tabla. 

-Gracias por el halago pero no cambiaré de idea. 

-¡Por favor! -negó con la cabeza antes de clavar la tabla en la arena y alzarme sobre su hombro. Se las ingenio para volver a tomar la tabla y comenzar a caminar- ¡Luke! ¡Detente ya! -veía como sus piernas seguían moviendo ignorando mis súplicas- ¡Luke! -escuche el romper de las olas muy cerca haciendo que me pusiera más nerviosa y hablara antes de pensar- ¡Detente, no sé nada! ¡No sé nadar! 

Sus pies ya estaban dentro del agua cuando se detuvo. En mi mente solo quería golpearme por haber soltado eso. No queria que lo supiera, ni siquiera tenia porque saberlo. Me bajo de su hombro y pude ver su rostro de confusión. 

-¿Que? ¿De qué hablas? Hemos estado ciento de veces en la playa.

-¿Alguna vez me has visto nadar?

-Claro que sí -alce mis cejas cuestionandolo provocando que dudara por unos segundos- ¿O no?

-Claro que no porque no sé nadar.

 A pesar de todas las veces que habíamos venido, o estado en alguna alberca, siempre me las ingeniaba para quedarme en la orilla, sujeta a algo seguro o para quedarme afuera. Sin levantar sospechas.  Me gustaba estar en el agua pero solo cuando la altura era baja, nunca pasaba más allá de donde el agua me llegaba a la cintura. Asi sobrevivi toda mi vida, solo mi familia lo sabía pero no podían compartir el secreto. 

-¿Porque nunca me lo dijiste? 

-Porque es muy vergonzoso. Se supone que tendría que saber como cualquier adulto pero nunca aprendí. Me aterro cuando es muy profundo -agache la mirada avergonzada. 

-No tienes porque avergonzarte conmigo -me abrazo por la cintura por lo que apoye mi cabeza en su pecho-puedes decirme lo que sea. De haberlo sabido no estuvieramos aqui en estos momentos.

-Me gusta venir contigo pero no quería arruinar tu diversión. 

-No la arruinas, siempre me divierto mas contigo -me dio un corto beso antes de llevarme consigo al agua. 

-Espera -me detuve cuando me llegaba un poco mas arriba de las rodillas- ¿A donde crees que vamos?

-A tu primera clase de natación diagonal surf -negué asustada- estoy contigo, no va a pasar nada.

-Sabes que te amo y que en mi corazón eres el mejor surfista del mundo, pero en la vida real eres muy torpe. 

-¿Confias en mi? -extendió su mano mirándome fijamente. 

-Confio mas en la estabilidad de la arena -me miró con reproche. Bufé y con toda mi fuerza de voluntad tome su mano- está bien, si. Solo no dejes que muera.

-Jamas permitiria eso. 

Arremede sus palabras mientras caminaba a su lado. El agua apenas llegó a la altura de mis pechos cuando me colgué de su cuello suplicando que regresaramos. Me negué a seguir avanzando por que terminó cargando sobre su espalda hasta que llegamos  a una altura prudente para él. Claro que él medía dos metros y yo facilmente podria morir.  

Para haber sido mi primera lección no fue tan mala. Salvo que no me enseñó nada porque me quedé todo el tiempo sobre la tabla mirándolo nadar. 

Tal vez otro dia. 






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