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Pasé ambas piernas por los orificios del pantalón y lo subí de un jalón. Tuve que dar un par de brincos para que pudieran quedarme hasta la cintura. Tenía varios meses que no los usaba, pero según yo, seguían quedándome igual que siempre. O tal vez no. Luego de abotonarlo y subir el cierre, los sentí más justos de lo normal. Fui hacia el espejo de cuerpo completo y miré el perfil de todo mi cuerpo. A simple viste todo parecía igual, yo me veía igual, pero mi pantalón daba a entender que mis medidas habían cambiado.

La alarma de mi celular sonó, indicando que si me tardaba más en salir de casa, llegaría tarde a la escuela. Dejé el tema a un lado y pasé a tomar el resto de mis pertenencias. Mi mochila y un hoodie de Luke porque buscar uno mío tomaría más tiempo. Al entrar a la cocina, Luke me recibió con un gran abrazo que se prolongó por varios minutos.

Si por mi fuera, me quedaría todo el tiempo con él, pero no quería comenzar el primer día con el pie izquierdo.

—¿Luke? —murmuré contra su pecho. Gracias a mi corta estatura, mi cabeza no llegaba más arriba. La hice a un lado y volví a llamar su atención—. ¿Luke? ¿Puedes soltarme? Debo irme ya.

—Solo unos minutos más —sentí el movimiento de sus labios en mi cabeza. El abrazo perduró unos instantes más hasta que lo escuche suspirar—. Listo.

—¿Qué ha sido eso?

—Nada, solo que extrañaré tenerte rondando por aquí todo el día —dijo melancólicamente antes de besar mi frente.

Yo también suspiré porque igual lo extrañaría. Luego de un año encerrados en casa, tomando clases en línea, trabajando en casa, viéndonos 24/7 sin separarnos, ya estábamos acostumbrados a una rutina. Ahora yo tenía que irme y seria todo un cambio. No quería hacerlo. Una parte de mí, aun quería permanecer en cama, tomar clases en pijama mientras compartía el desayuno con el chico dorado, esperando no ser llamada a participar. Mientras que lo demás, una muy, muy, extremadamente pequeña porción, quería salir, socializar, y regresar a lo de antes. Y ahora eso se volvió realidad.

—Estaré afuera unas horas, regresaré pronto. Lo prometo —le aseguré con una pequeña sonrisa—, pero ahora tengo que irme.

Me acerqué para despedirme, entre quejas y resoples. Estaba a punto de salir de la cocina cuando regresé y nuevamente, me planté frente a él.

—¿Notas algo diferente en mí? —pregunté, antes de comenzar a dar vueltas como si estuviera modelando ropa—, ¿Algo? Lo que sea.

—¿Debería hacerlo? —me escaneó por completo. Tal vez la única diferencia que tenía era mi cabello más largo, pero fuera eso, no parecía encontrar nada más—. No, me rindo. Yo te sigo viendo igual de hermosa que siempre.

Sin poder evitarlo, una enorme sonrisa apareció en mi rostro y lo besé agradecida por sus palabras. Eso terminó por elevar mis ánimos y motivarme a salir de casa para comenzar de nuevo con mi vida escolar.

-

Regresar a la universidad después de tanto tiempo fue más difícil de lo que había imaginado. Fue como comenzar de nuevo, puesto que no había logrado reconocer a muchos de los que habían sido mis compañeros antes de tener que quedarnos en casa. Al parecer, muchos de ellos habían sacado provecho hasta el último segundo del tiempo que estuvimos ausentes.

Por un lado, estaban aquellos quienes habían cambiado por completo. Desde solo teñirse el cabello, cambiar por completo su estilo o sufrir todo un Glow up. Aquellos quienes habían comenzado una vida completamente saludable. Quienes habían adquirido alguna nueva habilidad, desde aprender a cocinar o tocar algún instrumento. Los que se habían vuelto populares en redes sociales, o habían creado un emprendimiento.

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