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La noche era calurosa, sentía el sudor correr por mi espalda mientras daba los últimos trotes para llegar a mi casa.

Era un vecindario mayormente tranquilo, por lo que no debía preocuparme por correr sola a altas horas de la noche.

-¡DETENTE AHÍ!- escuche un fuerte grito por encima de la música que se disparaba en los audífonos y me detuve de golpe al ver a un hombre frente a mi.- ¿Qué haces sola por la calle? ¿No sabes que es peligroso?

Me sentí de inmediato ofendida, jamás había tenido problema en andar sola por la calle, ¿iba a asaltarme? Apreté los puños al verme sola y sin nadie que pudiera acercarse, sentí el miedo comenzar a dispararse por mi cuerpo cuando vi el brillo del filo de una navaja en su mano derecha.

-¿Llevas muchas cosas de valor en tu mochila?- Me preguntó con lo que alcance a ver como una sonrisa y busque de inmediato las correas de la mochila, pero no tardaron en jalarla por mi espalda.

La mochila cayó al suelo, haciéndome sentir desnuda al dejar expuesta mi espalda sudada, me giré para encontrar a dos personas más.

-Vamos a averiguar eso justo ahora.- La voz masculina detrás de mi me hizo tener escalofríos, lo escuche abrir la mochila y comenzar a inspeccionar.

-¡Dame tu teléfono!-El tercer hombre me tomó del brazo y me quiso arrancar el teléfono del brazo, justo donde lo llevaba con su soporte.

Quise hacerme hacia atrás pero entre los pasos torpes y la fuerza que puse para liberarme, caí de golpe en el suelo, viendo a los tres hombres frente a mi, sonriendo con malicia.

Pero vi un puño ir directo al rostro de uno de ellos, quien dio pasos tambaleándose hacia atrás.

De un pequeño salto un cuerpo se puso frente a mi, por lo que me puse de pie de inmediato, tomé mi mochila y trate de buscar un rostro cubierto por un gorro de un sueter deportivo, ¿sueter con este calor?

-Corre.- giró su rostro un poco y vi su perfil, una cabellera verde y el rostro serio de quien siempre recibía mis saludos cuando regresaba de correr y pasaba por su casa.- ¡Corre a tu casa!

Asentí asegurando mi mochila contra mi pecho y corriendo lejos de ahí, con toda la intención de poder llegar a mi casa y llamar a la policía lo más pronto posible.

Tenia que recompensarlo de alguna manera u otra al volver a verlo, por que no cualquier persona iba a enfrentarse a tres asaltantes por una vecina cualquiera.

Llegue a casa con la respiración irregular y un ardor en el pecho gracias a haber corrido sin parar hasta llegar a mi casa.

Llamé rápidamente a la policía, enviándolos para allá y me senté en la sala de estar a ver por la ventana esperando a que él llegara a su casa.

Sin darme cuenta me quedé dormida recargada contra la ventana, hasta que escuche ruido y lo vi.

Llegó en un auto negro, de donde bajó antes de que el auto se perdiera por la calle, llevaba puesto el abrigo, pero lo llevaba hecho tirones, mientras daba pasos lentos hasta entrar a su casa.

Me bajé del sofá y corrí la distancia qué quedaba entre nuestras casas, toqué la puerta un par de veces, pero no respondió, en cambio se mantuvo en silencio todo el lugar.

Me quedé de pie, dudando si entrar o no, mordí mi dedo pulgar mirando hacia mi casa, ¿valdría la pena quedarme? ¿O era mejor irme?

Me giré para retirarme, tal vez mañana podría darle las gracias, pero justo cuando iba dando un paso, escuche la puerta abrirse.

-¿Qué haces aquí?- su voz me sorprendió, estaba un poco ronca y se escuchaba algo más bajita de lo normal, busqué ver su rostro.

-Quería saber si estabas bien.- Di un paso hacia él y retrocedió.- Y agradecerte por haberme defendido.

one shorts de ZoroxRobin.Where stories live. Discover now