one shorts de ZoroxRobin.

#52

Robin estaba anonadada con lo que acababa de escuchar, ¿Nami embarazada? ¿De Luffy? Observo curiosa a su compañera y navegante del barco, ella tenía las mejillas muy sonrojadas producto del llanto que la había atacado minutos atrás, Robin suspiro y miró de reojo hacia la puerta.

-Así que embarazada.- Susurro Robin mirándola y la pelinaranja asintió enmedio de un sollozo.

-No creo que la mejor opción sea tenerlo.- Susurro abriendo mucho los ojos.- Por lo menos no conservarlo mientras estamos en el barco ¿Cuál crees que es la mejor opción?- Robin llevo una mano a su mentón pensativa.

-Podrias pedirle a tu hermana que cuide de él, estamos a casi nada de llegar a nuestro objetivo y podría tenerla para evitar problemas.

-¿Y crees que sea adecuado decirles a los chicos?- preguntó con la voz un poco temblorosa.- Realmente eres la primera persona que sabe, así que estoy muy asustada.- Susurro mirando hacia sus dedos, Robin se encogió de hombros bastante tranquila con la situación, conocía a la banda.

-Si quieres que ese bebé sobreviva debes decirle a todos, sabes que es muy peligroso y es casi un año que deberías cuidarte en el embarazo.- se encogió de hombros.- Y todos deben trabajar en ocultar en gran medida tu cuerpo, somos un equipo fuerte, no dudes que estarás segura.

-Joder, no había pensado en eso.- comenzó a morder su dedo índice y luego suspiro mirando hacia la puerta.- Iré a decirle a Luffy, intentare hacerle ver lo que esta en juego.- Se puso de pie y miro por última vez a la morena, quien se acomodo en la cama y le sonrió un poco.- Y yo sé que hay algo sucediendo por ahí.- Susurro acariciando el pomo de la puerta.- Zoro es un buen chico, y tú tambien.

La morena comenzó a reir mientras su compañera y mejor amiga salía de la habitación, Nami estaba vuelta loca desde que una vez los miró conversando en la madrugada, sin embargo era una de esas noches en donde ella no podía dormir y simplemente él la escucho y conversaron un poco.

Pero después de ese día todo era como antes, distante, serio e incluso un poco más alejado, lo cual tenía algo confundida a la morena, pero no importaba, ella conocía a su compañero y el carácter que poseia, así que no se molestaba ni la hacia sentir mal el hecho de ser evitada.

Se recostó en la cama mirando hacia el techo, aquella noche había desnudado sus sentimientos con el peliverde, le contó de su pánico a la noche, al frío y a los gritos, le comento de cómo sufría cuando era  una pequeña de ocho años que buscaba alimentos en cualquier lugar y sobre como incluso había tenido que comer de la basura en varios momentos para no caer desmayada por culpa del hambre.

Algo que no iba a olvidar jamás fueron sus brazos rodeándola y diciéndole que todo iba a estar bien, fue un abrazo muy tenso y un poco incomodo, pero la ayudo a sentirse mejor y se encontraba muy agradecida con él a pesar de ya no haber vuelto a hablar más de lo necesario.

Ella sabía que él era un buen chico, por que esa misma noche él le dio varios comentarios de sus propios traumas, sobre cuando era un pequeño niño perdido, sin amigos ni familia que tuvo que sobrevivir siendo vagabundo y fortaleciendo su carácter gracias a las circunstancias de la vida.

Y eso le llamaba la atención aún más.

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Robin bebía café con tranquilidad, Nami sudaba con intensidad y miraba a su alrededor, era sábado por la noche, todos estaban reunidos en la cocina disfrutando de la tarde y jugando un extraño juego de mesa que Nami había desempolvado para poder tenerlos a todos reunidos para la ocasión.

Robin sintió una mirada fija en ella y se topo con los ojos preocupados de su capitán que la miraban con súplica, ella le dio una pequeña sonrisa para intentar tranquilizarlo un poco.