Inhale profundo y sostuve el bate con fuerza, le regrese el golpe, luego dos más y cuando me había dado cuenta ya no estaba solo, ella me miró por unos segundos, sus ojos eran azules, profundos y lucían llenos de rabia.

Asintió en mi dirección y saco un bate metálico, me guiño uno de sus ojos y comenzó a golpear sin miedo, poco a poco se unieron más y en un rato ya eramos más de cien personas, hasta que se retiraron los idiotas y pudimos descansar.

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Día cuatro, ya me sentía realmente cansado, estaba seguro de que tenia algunos moretones bastante feos por todo el cuerpo, incluso podía sentir como me dolía mover el brazo derecho.

Me tire dentro de una de las pocas casas de campaña y suspire con pesar dejando mis pies por fuera por si alguien quería descansar también, pero sentí un par de golpes en la suela del zapato y me senté para ver quien perturbaba mi paz, si querían recostarse solo debían meterse también.

Me senté afuera y me encontré un cuerpo femenino de pie a mis tobillos, nuestros rostros estaban cubiertos, pero reconocí su ropa de inmediato, señaló la casa de campaña y asentí hacia ella antes de dejarla entrar e ir tras ella.

Cerro la abertura y se descubrió el rostro, tenía grandes marcas cubriendo todo su rostro, una de sus mejillas se encontraba fuertemente inflamada y se notaba el cansancio en su mirada.

Descubrí mi rostro y ella analizó los golpes con detenimiento, sonrió por lo bajo y tendió hacia mi una botella de agua, la tome sin rechistar y le tendí una barra energética qué ella miró con anhelo.

-Gracias.- Susurro y asentí en su dirección.- ¿Tienes nombre?- Me preguntó, debido a la situación debíamos cuidar nuestra identidad.

No sabía si podía confiar en ella o no, pero me encogí de hombros.

-Zoro.

Ella sonrió antes de masticar la barrita energética.

-Nico Robin, un placer.

Sonreí ante ella y el disturbio comenzó afuera, me miró y ambos nos cubrimos el rostro de inmediato, tome el agua y la barrita antes de salir.

La miré a mi lado, tome el Bate qué había dejado a la mano y ella asintió en mi dirección.

Nuevamente las fuerzas especiales habían atacado mientras estábamos distraídos y ahora teníamos que lidiar con sus ataques sin sentido y sus malas practicas qué no eran muy profesionales nos reducian a los compañeros de forma sorprendente.

Miré como llevaban grandes armas de lo que suponía qué eran balas de goma, nosotros no llevamos armas de fuego ni parecido, así que era una gran injusticia.

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Abrí los ojos y me di cuenta que estaba en el suelo, mire hacia abajo y me encontré con un cuerpo debajo del mio, mire un par de ojos azules y supe que lo había hecho para protegerla de algún modo.

Golpes, empujones, patadas, sacudidas fuertes y probablemente algo roto fue lo que me hizo ponerme en pie y enfrentar a los que golpeaban en nuestra dirección, el hambre y el sueño habían hecho estragos en mi y me era difícil concentrarme.

-¡Huye!- Le grite a Robin antes de tomarla del brazo y levantarla.- ¡Cocinero! ¡Sombrero de paja!- Grité y la lance contra los dos cuerpos qué corrían hacia nosotros.

No podíamos usar nombres reales, así que las claves eran lo mejor, la miré caer entre los brazos de Sanji, claro que puso resistencia, pero Sanji jamás dejaría a una mujer meterse en algo tan peligroso como un enfrentamiento directo con fuerzas armadas quienes traían armas.

Luffy llevaba a otra chica sujeta por el brazo, sabía que era mujer por que llevaba rasgada la ropa y era evidente por la piel expuesta.

Golpes, patadas y empujones me hicieron caer al suelo y ser esposado, era mil veces mejor caer muerto en el campo a ser llevado por ellos, ya que todos los que eran llevados por ellos posteriormente pasaban a ser reportados como desaparecidos, pues jamás llegaban a ser ingresados en las bases de datos de la policía.

one shorts de ZoroxRobin.Where stories live. Discover now