PRÓLOGO

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El calor hacía que la blusa se pegara de mi espalda y sentía la piel hinchada y enrojecida.

Estaba a mitad de una pista de aterrizaje en Sudáfrica, junto a un avión mensajero, cargando un camión de alimentos e insumos médicos para la comunidad de aldeas donde había trabajado durante el último año como voluntaria.

-¡Kara! ¡Kara Zor-El! ¿Eres tú? -escuche decir a alguien de tras de mí.

Me sequé de la punta de la nariz el sudor y luego cubrí mis ojos del sol para tratar de ver mejor entre la multitud de gente y comerciantes que se movían alrededor.

Observe al sujeto con camisa negra y lentes de sol que estaba de pie de brazos cruzados junto a otro de los aviones observándome con una sonrisa.

Su figura alta, y su postura sólida de hombros anchos me parecían familiares, pero con los lentes de sol, el cabello un poco más largo de lo que recordaba y la barba, me tomo un momento saber de quien se trataba.

Él se limitó a dirigirme una singular y encantadora sonrisa, que por un instante casi hizo que el alma se me fuera a los talones.

-Deberías ir a hablar con él, parece que te conoce, ya casi terminamos aquí, yo me encargo -dijo Alex, mi compañera y casi hermana, que estaba a mi lado mientras cargábamos el camión.

Una parte de mí quería ignorarlo y simplemente dejar el pasado en el pasado, pero, por otro lado, éramos adultos ahora, y tal vez era tiempo de hacerle frente.

Siete años, para ser exactos.

Muchas cosas habían cambiado desde entonces.

-Esto solo tardará un minuto, ya regreso -dije con paciencia y ella asintió un segundo antes de alejarme.

Me dije a mi misma que solo sería un breve reencuentro y después cada uno seguiría con su vida.

Aunque mentiría si no tuviera curiosidad, de porque un piloto comercial de una de las más prestigiosas aerolíneas del país estaba aquí y no bronceándose en las Bahamas como todos los demás.

-De todos los lugares, nunca me imagine volverte a ver en un lugar como este, Mon-El.

-Después de tanto tiempo pensé que me habías olvidado -dijo él.

Si, se supone que esa era la idea.

Pensé para mí misma, mientras me detuve a detallarlo por un segundo.

Sus palabras eran amables y parecía gozar de su buen humor habitual.

Todo empeoró cuando reparé en su sonrisa.

El miedo, combinado con el pánico me inundó.

Al descubrir que una parte de mí no había dejado de ser vulnerable a su encanto.

Wake Up With Me!Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang