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—No tengo idea de donde has sacado ese muñeco pero Simon está encantado con él. Me ha dicho que nos quiere.—Noto la amplia sonrisa tímida de mi chico en cuanto digo esas palabras. Sé que muy en el fondo aún se culpa sobre el asunto de Simon.
—Mañana tiene terapia, ¿Cierto?.—Aparta la mirada de su laptop y retira sus lentes de lectura. Abre las sábanas de la cama para mi y palmea el lado vacío incitándome a acompañarle.
—Si. No puedo creer que esa cosa le esté haciendo hablar, Shawn. Ha logrado más en un día que nosotros dos en un mes.
—Hablaremos con su terapeuta acerca de eso. Me gusta muchísimo que esté más hablador pero si te soy sincero me ha incomodado tener a esa cosa frente a mí durante la cena. Sentía que me juzgaba con esos ojitos bizcos y su boca abierta, era como volver a sentarme a la mesa con el abuelo.
Bien, al menos no soy la única que le tiene algo de terror a ese muñeco.
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—Bien, señores. Simon ha estado muy comunicativo el día de hoy. Me ha contado que su nuevo muñeco es su mejor amigo y le cuenta todo. Es una buena señal, tomando en cuenta su última visita, ha tenido un gran avance.
—¿Es sano que quiera llevarlo a todos lados consigo?
—Por ahora si, lo ve como su mejor amigo pero si esto comienza a ser más frecuente y es inflexible ante la idea de dejarlo debemos hacer algo al respecto.
—Y sobre sus pensamientos... ¿Él aún recuerda lo que le pasó?
—Lo hará durante un tiempo, señor. Pero no es algo a lo que le guarde rencor o resentimiento. No debe preocuparse por ello ahora.
—A veces siento que ha sido mi culpa.
—Nadie piensa en cabeza ajena. Usted no tenía manera de saber los pensamientos de esa persona el día del incidente.
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—Simon, ¿Quieres ir al cine, amor?.—Sonrío a través del retrovisor al ver a Simon jugar un con pequeño carrito. Parece ser que esta sesión con la terapeuta no le ha afectado de la misma manera en la que le ha afectado a Shawn.
—Si mamá, ¿Puedo llevar a Ronnie?
—No, Simon. Ronnie no podrá acompañarnos pero podría quedarse en el auto.
—Bueno.—Bien, no se ha obsesionado con el muñeco. Estamos bien... por ahora.
Simon se ha divertido muchísimo, ha andado de la mano de su padre durante un tiempo llevándonos de tienda en tienda viendo cualquier cosa que le pareciera interesante. Entramos a una función de una película animada y compramos para él una gran cubeta de palomitas. Simon fue el único en disfrutar del filme ya que su padre y yo decidimos revivir nuestra juventud besándonos la mitad del tiempo.
En cuando salimos de aquel sitio mi niño se detiene frente a una dulcería. Le miramos extrañados hasta que él decide hablar con cierta timidez al tener nuestras miradas sobre él.
—¿Puedo llevar un caramelo para Ronnie? A él le gustan los dulces de Anís.
—Cariño, esos dulces no son ricos. ¿No quieres llevar un caramelo de cereza? Son tus favoritos.
—Pero a Ronnie le gusta el anís, mamá.
—Podrías decirle que es de amigos compartir caramelos de cereza.—Asiente poco convencido y toma de un estante su paleta favorita.
Durante el camino a casa él no dice nada, cuando llegamos a casa baja del auto con su muñeco en mano y una vez dentro de casa corre escaleras arriba en dirección a su habitación.
Mi cansado chico se tira en el sofá con una botella de agua en mano, me siento en su regazo y dejo un par de besitos en su frente. Le escucho suspirar y deja su mano izquierda sobre mi cadera. Ando no anda muy bien.
—¿Estás bien?
—Si. Me ha dado muchísimo gusto ver a Simon tan feliz. Todo está bien, cielo.
—¿Sigues creyendo que tener otro hijo ahora es buen momento?
—Creo que deberíamos esperar hasta que Simon termine sus terapias, es mejor para los tres. ¿Subimos?
—¿Puedes esperarme? Tengo que cargar la lavadora.—Besa mis labios antes de dejarme ir y tomar uno de los mandos de su consola de videojuegos.
En mi camino hacia la lavandería puedo notar un pequeño desastre en la cocina. Hay granos de café por todos lados y una taza está destrozada en el lavaplatos. Nosotros no hemos hecho esto.
—Shawn, amor. ¿Has hecho café?
—No, ¿Porque?
—Mira esto, todo está tan sucio y hay una taza rota.—¿Que demonios ha pasado?
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Todo está tranquilo durante el desayuno, Simon vuelve a poner a ese muñeco sobre la mesa pero esta vez no lo ha dejado mirándonos directamente. Nadie dice nada hasta que Simon decido romper el silencio.
—Papá, mamá ¿Están pensando en tener un bebé?.—Nos ha tomado por sorpresa, justamente lo hemos vuelto a discutirlo anoche antes de irnos a la cama. ¿Cómo lo sabe?
—¿Porque lo preguntas?
—Ronnie me lo ha contado. Dice que ustedes tendrán un bebé y se olvidaran de mí.
—Eso no es cierto, Simon. Te amamos y nunca nos olvidaremos de ti, además creo que es hora de que le des una charla a Ronnie sobre la privacidad de las personas.—Shawn posee el tono autoritario que a mí me falta y sabe ser serio con nuestro hijo sin llegar a lastimar sus sentimientos.—No puedes ir por ahí escuchando conversaciones de otras personas, ¿Bien?
—Si, papá. Ronnie y yo lo sentimos.
—Bien, ve por tus cosas que iremos a casa de los abuelos.
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—Es horrorosamente gracioso.—Ríe mi suegro al ver el títere de Simon.—Tenía años sin ver uno de estos. Simon, ¿Sabias que antes de los cines las personas íbamos al teatro a ver sujetos manejar títeres como estos? Era muy divertido.
—¿Te gusta, abuelo? Se llama Ronnie.
—Mucho gusto, Ronnie. Soy el abuelito de tu ventrílocuo. Bien, el almuerzo está servido.
Simon ha tenido un pequeño disgusto con su abuela por no permitirle sentar el muñeco en la mesa junto a nosotros. Ha hecho un pequeño e inusual berrinche al respecto pero finalmente ha tenido que acceder.
Esa mista tarde, después de marcharnos, los padres de Shawn han vuelto a llamar. Su madre ha resbalado por las escaleras... ¿Fue por coincidencia?
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En colaboración con
HappyHomeofRoses
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