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—¿Te duele mucho?.—Niega mientras me brindaron una pequeña sonrisa sin mostrar sus dientes.—¿Necesitas algo, amor?
—No, Shawn. Estamos bien.
—Estoy un poco ansioso.—Toma mi mano y suspira.
Creo que no tengo el derecho de decir eso cuando será ella quien sacrifique su cuerpo por traer a nuestra pequeñita al mundo.
—Solo quiero tenerla en mis brazos. ¿No podemos saltarnos el momento del parto y tenerla aquí?
—Creo que eso no se puede linda.
—Gracias por estar aquí conmigo.
—Nunca te dejaría sola. No soy ese sujeto.
Le conocí hace un par de meses cuando su vida no estaba en el mejor momento. Su historia no ha sido nada fácil y ahora no es la excepción.
Tomarme el tiempo de conocerla es una de las decisiones más coherentes que he tomado. Enamorarme de ella es una de las sensaciones más sinceras que he sentido. Y sé que no he cometido ningún error al dejarle entrar en mi vida y mi corazón.
Iniciamos una relación hace dos meses cuando se sintió lista para seguir con su vida y no pude hacerla más feliz en aquel momento. Ahora nos encontramos esperando la llegada de su pequeñitas, nuestra pequeñita.
—¿Cómo te encuentras, Ella?
—He tenido días mejores.—Comenta con humor.—¿Ya es hora?
—Para saberlo tengo que revisarte. ¿Me permites?.—Asiente y solo dedica su mirada hacia mi. Por su mirada puedo notar su incomodidad pero no borra esa pequeña sonrisa de su rostro.
—Bien, Ella. Ya presentas nueve centímetros de dilatación. ¿Tienes dudas sobre el procedimiento?
—¿Puedo echarme para atrás?
—No, Ella. Creo que no.—Dice riendo.—Iré por refuerzo, tu pequeña ya quiere llegar a este mundo.
Nuestro alrededor se llena de personas con trajes rosas y azules y cubrebocas. Extienden una pequeña sábana sobre el vientre de mi chica y acomodas sus piernas sobre un par de soportes. Todo me parece tan irreal hasta que escucho la voz del doctor dar la primera órden.
—Bien, Ella. Aquí vamos. Comenzarás a pujar cada vez que te dé la indicación y solo te pido que no desesperes, la recompensa que tendrás al final de este proceso es invaluable. Shawn, puedes tomar su mano si gustas.
—¿Estás lista, linda?.—Solo asiente tomando mi mano y comienza la labor de parto.
Esto no se asemeja en lo absoluto a las escenas aparatosas que Hollywood enseña en sus películas. Ella está siendo lo suficientemente fuerte aunque, juzgando sus gestos, creo que está comenzando a darse por vencida.
—Ya no puedo Shawn.
—Falta poco, cielo. Resiste. Tu bebita casi está aquí.
—Nuestra bebita.—Corrige y vuelve a su labor.
Abre los ojos sorprendida y se incorpora un poco para finalmente recibir a aquella persona que tanto amor ha despertado en nosotros. Las lágrimas comienzan a deslizarse sobre sus mejillas cuando coloca a nuestra bebé en su pecho y ésta detiene su llanto histérico casi de inmediato.
—Es hermosa.—Ella me sonríe con dulzura y vuelve su mirada a su hija. Esa imagen permanecerá en mi mente por el resto de mis días.
—Te amo. Las amo.
—Nosotras también te amamos.
No puedo sentirme más completo en este mismo momento.
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shawnmendes Llevo dos horas conociéndote y ya no puedo separarte de mí. Oh pequeña Mendes, me has robado el corazón completamente.
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