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—Mi espalda me está matando, no debí dormir contigo sobre mí.
—Tienes cuarenta no veinte.
—No sigas torturandome con eso.
—Eres adorable.—Acaricié con cuidado la mejilla de mi chico y besé sus labios con cuidado sintiendo sus manos aferrarse a mi cintura.
—¿Los niños despertarán pronto?
—No, ¿Quieres una segunda dosis de tu regalo de cumpleaños?
—Ni siquiera necesitas preguntarlo.—Posó su cuerpo sobre el mío y me besó con delicadeza disfrutando de nuestra pequeña burbuja de paz.
Me tomé un tiempo para admirar el rostro que he estado besando por diez años. Sus líneas de expresión en las comisuras de sus carnosos labios eran evidentes al igual que la presencia de pequeñas arruguitas en las esquinas de sus ojos. Presentaba un par de pequeños desperfectos en sus mejillas. Su cabello siempre bien cortado ya contaba con una ligera capa de cabellos blancos que comenzaron a delatar su edad desde hace un par de años. Era lo más bello que había visto en toda mi vida.
—¿Que tanto me miras?
—¿Debería darme algo de pudor tener sexo con un hombre de cuarenta?
—¿Enserio?
—No. Veo lo guapo que te ves hoy. Creo que eres como un buen vino, entre más viejo mejor te pones.—Solo rió entre dientes y volvió a atacar mis labios por un buen tiempo y en cuanto las cosas comenzaron a tener más calor e intensidad una pequeña personita tocó la puerta.
—Mamá, ¿Papá despertó?
—No.—Está mal mentirle a mi pequeñita pero quería disfrutar de aquel tiempo a solas con su progenitor.
—¿Cuando va a despertar?
—No lo sé, en un rato más cielo.—Mordí mi lengua con algo de fuerza al sentir el tacto de sus manos descender por mi ya escasa figura.—En unos minutos más bajaré.
—Bueno.
—¿Porque le mientes a mi hija?.—Preguntó burlón.
—Porque quiero disfrutarte por unos minutitos más.
—¿Minutos?
—Ya no duras lo mismo que antes.—Sé que iba a reclamarme pero en lugar de hacerlo solo se encogió de hombros y siguió con lo suyo.
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—Papá, ¿Es tu cumpleaños?.—Gretta preguntó por décima vez en quince minutos. Shawn solo volvió a sonreír y decirle que sí mientras se encargaba de sacarle los gases al bebé de tres meses que descansaba en sus brazos.—¿Y haremos una fiesta?
—¿Fiesta?
—Ay no Gretta, se supone que era una sorpresa.
—No no es cierto papá no tendrás fiesta.
—¿No? Entonces, ¿Que haré con el pastel de chocolate que ordené?
—Bueno, si habrá fiesta.—Dijo algo triste por haber arruinado la sorpresa.—Lo siento mami.
—Esta bien, linda. No pasa nada como quiera el compraría su pastel de cumpleaños.
Shawn dejó al bebé de vuelta en mis brazos y alzó a Gretta para besar su mejilla. Adoraba verlo como padre de familia.
—¿Quieres acompañar a papá a hacer las compras?
—Si.—Dijo más animada, eso le encantaba.
—Ve por tus zapatillas.
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Toda la familia se encontraba alrededor de mi compañero de vida quien mantenía en su rodilla a mi pequeñita y a mi bebé entre sus brazos. Todos cantaron el felíz cumpleaños para él y vivimos una tarde amena.
Tenía la cierta inquietud de saber si esto era lo que realmente quería, si él deseaba pasar este día con su familia o con un par de amigos en un bar. Me da algo de miedo que algún día se aburra de su vida de hombre casado y vuelva a las mismas andadas de su juventud. Las mismas andadas en las que yo le conocí.
Eran las once, todos se habían ido y Gretta estaba durmiendo. Shawn y yo nos encontramos en el patio trasero en el enorme sofá colgante. Él mantenía sobre su pecho al adormilado bebé haciendo que le admirara por un buen tiempo.
—¿Que pasa?
—¿Eres feliz?
—Si, no tienes idea de cuánto. ¿Porque lo preguntas?
—Siento que podrías aburrirte de la vida que llevamos en cualquier momento.
—No voy a mentir. A veces extraño no tener nada de responsabilidades más que pararme en un escenario y cantar, emborracharme cada fin de semana con mi staff y despertar hasta las tres de la tarde pero eso ya no era lo correcto. No quería terminar siendo un adulto atrapado en una imagen adolescentes, ni que fuera integrante de los Backstreet Boys.
—¿No te arrepientes de haberte casado conmigo?
—En lo absoluto, fue una de las mejores decisiones que pude haber tomado. Te adoro y no sabes que tan agradecido estoy contigo por haberme dado a una familia maravillosa. Tenemos a una niña hermosa y mira a este bebé.—Se quedó callado por un momento admirando su hijo.-—Siento que no merezco tanta perfección.
—Lo mereces.
—Te amo muchísimo.—Besé sus labios con todo el amor que tenía por darle. Fue estupendo.—Y espero que esta edad tan penosa para algunos sea la mejor de mi vida porque los tengo a ustedes conmigo.
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