—Llamaré a la policía.
—No nos dejes solos.
—No voy a salir, tranquila.—Le vi levantarse de la cama y bloquear la puerta con una cómoda.—Esto pasará pronto.
Los estruendos de vidrios y objetos estrellándose contra la pared era aterrador. ¿Quién demonios podría estar haciendo este tipo de cosas?
Ambos estábamos en el suelo completamente en silencio tratando de mantener la mayor calma posible. Todo estaba en completo silencio, haciendo el tiempo algo eterno hasta que las luces de una patrulla de policía iluminaron la habitación desde las solitarias calles del pueblo.
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—El oficial nos ha recomendado dormir en otro lugar, empacaré un par de cosas. Nos iremos a Nueva Jersey por una semana.—Solo asentí y volví la mirada a la pequeña personita que dormía en mis brazos.—Creo que lo mejor será mudarnos.
—De eso no hay duda. Diablos, esta casa comenzaba a hacerse cómoda.
—Lo sé pero tenemos que alejarnos de aquí. Lo más probable es que Ethan sea el que este causando esto.
—Él desapareció.
—O eso es sólo lo que quiere hacernos creer.
—Ahora tú eres el paranoico.
—Hablo enserio, Maya. Tenemos que salir de aquí.
—Si.
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Todo estaba listo. El camión de la mudanza llegaría por la mañana y finalmente todo se acabaría. No pude dormir en toda la noche teniendo en mi cabeza el constante pensamiento de Ethan tratando de dañar a mi familia de maneras espantosas. Muy tarde me di cuenta de que tan enfermo estaba y lastimosamente ahora tenía que huir de las consecuencias.
—Tranquila, amor. Mañana todo esto acabará.
—Eso espero.
—¿Te quedarías más tranquila si velo tus sueños?.
—Eres tan lindo.
—Duerme un poco.
A pesar de sentir sus constantes caricias en mi cabeza no podía dormir. Solo quiero que todo esto acabe.
Desperté a las cuatro de la madrugada por el leve llanto de mi bebé, este no era un llanto normal. Estaba aterrado.
—¿Shawn?.—Éste no se encontraba a mi lado. ¿Donde se ha metido?. Me levanté de la cama y caminé hacia la pequeña cuna de mi niño pero no estaba ahí. ¿Shawn se lo ha llevado?
Bajé las escaleras siguiendo aquel llanto y entonces fue cuando la pesadilla se desató.
—Que bueno verte, Maya. Te ves más hermosa sin esa barriga.—Ethan se encontraba frente a mí con mi bebé en sus brazos. Lucía diferente, desaliñado y con una mirada llena de maldad.
—¡No!.
—Shawn no es un buen padre, corazón. Si lo fuera está dulzura no estaría bajo mi poder.—En automático mi mirada se dirigió al fondo de la habitación donde Shawn se encontraba malherido.
—Por favor, Ethan. Solo déjanos tranquilos. Déjame vivir mi vida.
—¡Nadie me rechaza mujer estúpida!¡Nadie es mejor que yo! ¡Tú deberías estar conmigo!
—Ethan. Me iré contigo, me iré contigo solo deja a mi bebé con Shawn.
—¿Lo dices enserio?
—Si, solo déjalo en un lugar seguro.—Ethan comenzó a dejar a mi bebé a un lado de Shawn hasta levantarse bruscamente y volver a herir a mi esposo con una patada en su estómago.
—Pero no tolero los rechazos. Ustedes tienen que morir.
Tomé el primer objeto que encontré y lo estrelle contra su cabeza haciendo que cayera quejándose de dolor. Tomé a mi bebé y traté de levantas a Shawn de alguna manera logrando que al menos se arrastrará hasta el cuarto de lavado.
—Maya...
—Esta bien, está bien Shawn. Volveré, lo prometo.
Salí de aquella habitación solo para darme cuenta que aquel chico ya no se encontraba en el mismo sitio y que el juego del gato y el ratón se había desatado.
Tomé un cuchillo de la cocina como arma y comencé a recorrer el lugar hasta llegar al ático donde con un poco más de seguridad llamé al 911.
—¿Sabias que la señal no es buena por aquí?.—Me encontró.—Pierdes tu tiempo tratando de salvar lo inevitable, dulzura. No te sientas heroína porque no lo eres y es muy posible que seas la primera en morir, claro si es que el maricón de tu esposo no lo ha hecho aún.
Luche, juro que lo hice. Lo intenté con todas mis fuerzas pero él simplemente era más fuerte. Me resigné a un final. Me resigné y comencé a despedirme de todo en mi mente pero nada ocurrió. Solo pude ser consciente de un grito ahogado y un intenso olor a quemado.
Alguien había encendido fuego al lugar. Bien, ahora si estábamos muertos.
Salí por la puerta de atrás sacando a mi familia del lugar casi de inmediato importandome poco si aquel sujeto nos seguía. Nos quedamos en la acera de enfrente esperando ayuda hasta que me percaté de como se abría la puerta principal y Ethan salía de ahí hecho un desastre.
—¿Porque nadie pudo amarme?, ¿Porque yo no puedo darle amor a nadie?, ¿Porque quieres más a un niño muerto que a mí?
Entonces todo comenzó a quedarme claro. El rechazo era su peor enemigo. El rechazo constante lo llevo a ser el ser tan despreciable que es ahora.
El murió minutos después. Murió de la misma manera en la que mató a su madre y hermano. La misma manera en la que mató a sus abuelos una semana atrás.
—¿Estaremos bien?.—Shawn ya estaba siendo atendido por paramédicos al igual que mi bebé. Un par de patrullas habían llegado al lugar al igual que un camión de bomberos. El cuerpo de Ethan yacía dentro de un automóvil forense.
Antes de responder solo me limité a observar aquel lugar viendo a aquel pequeño que tanto miedo me causó. El verdadero héroe de esta historia.
—Estaremos bien.