Daisy's Point of View
Mamá me habló a gritos, está furiosa al igual que papá. ¿Que salió mal? ¿No se suponía que todos estaríamos felices ahora? Papá me tomó de la mano y comenzó a caminar hacia la salida.
—¿Porque mamá no viene con nosotros, papi?
—Porque no y acostúmbrate que lo la verás en un buen tiempo.
Papá no dijo nada durante todo el camino a casa, a veces lo miraba y veía como pasaba su mano por sus mejillas. Él nunca había llorado. Si está llorando significa que lo que hice estuvo muy mal. Cuando llegamos a casa Hayden estaba ahí, ella estaba igual de triste que papá pero no dijo nada. Solo se marchó y entonces papá se echó a llorar.
Soy una mala persona.
Hayden's Point of View
—Sé que fue difícil pero no debiste actuar por impulso. Mira como estás...—No podía escuchar las palabras de mi mejor amiga. Estaba tan hundida en mi propia tristeza que no podía pensar en nada mas.
—Fue lo mejor. Pero no pensé que doliera tanto.—Aquel sabor amargo en mi garganta subió haciendo que corriera de inmediato hacia el retrete y me derrumbara a un lado de este.
—Se acabó, Hayden. Te llevaré con un médico.
—No es necesario.
—¿Porque no? Mírate. Debes tener algo.
—No es nada malo.
—¿Cómo lo sabes?
—Porque un bebé no es malo.—Pude notar su rostro plasmado de sorpresa.—Creo que estoy embarazada.—Se oía tan raro decirlo de esa manera.
—¿Crees? No, Hayden. No juegues así conmigo. No puedes decir que...
—He comprado una prueba minutos antes de terminar con Shawn pero no he podido realizarla.
—¿Y que esperas para orinar?.—Lo hice y entonces obtuve un resultado.
Positivo.
¿Ahora que haré?
Shawn's Point of View.
—Papá. Papá hazme caso, por favor.—Sé que Daisy no tuvo la culpa de nada pero no logro sacarme de la cabeza lo que, junto a Lexie, llegó a hacer.—Papi, lo siento. No me lleves con mamá.
—¿No has dicho que querías vivir con ella? Te quedarás allá por dos semanas.
No se quedó con Lexie, ella se lavó las manos de inmediato así que tuve que llevarla a casa de mamá. Me partió el corazón verla llorar pero estaba demasiado herido como para enfrentarlo. Tal vez sonaba muy infantil e inmaduro pero lo necesitaba enormemente.
—¿Estás seguro de esto? Sé que lo que ha pasado no estuvo nada bien pero es una niña, cielo.
—Solo cuídala bien, mamá. Vendré pronto por ella.
Daisy lloró un montón cuando me fui. Espero reflexione lo que ha hecho.
Daisy's Point of View.
—No quería dañar a papá, abuelita.
—Lo sé cielo. Tienes que darle tiempo de pensar, sabes que él te quiere mucho. Lo que hiciste no estuvo nada bien.
—No quise hacerlo.
—Tendrás que pedirle disculpas a él y a Hayden. ¿De acuerdo?
—Sí.—Comencé a hacer dibujos para papá y para Hayden. Mi abuelo me ayudaría a entregarlos aunque eso no es suficiente tengo que pedirle disculpas a ambos en persona.—Abuelita, ¿Puedes llevarme a casa de Hayden?
Ella no quiso. Creo que tendré que hacerlo en otra ocasión sin que nadie lo sepa aunque me lleve algo de tiempo hacerlo.
Hayden's Point of View.
—¿Que haces aquí, Daisy? ¿Alguien vino contigo?.—Han pasado dos meses desde que terminé con Shawn. ¿Que hace Daisy aquí?
—Me escapé de mamá por unos minutos. Vengo a ofrecerte disculpas, lo que hice no estuvo bien. No quería hacerles daño solo quería que papá fuera feliz. Pensé que sería feliz con mamá. Lo siento mucho, Hayden.—Terminó de hablar mientras me daba un fuerte abrazo. ¿Cómo decirle que no?
—Disculpas aceptadas, pequeña.
—¿Volverás a casa conmigo y papi?
—Por ahora no, él y yo tendríamos que hablar y la situación no es la mejor.
Me quedé charlando con la pequeña un rato, le dí un par de bocadillos mientras me contaba con detalle todo lo que Lexie le había obligado a hacer. Nadie sabía que ella estaba aquí así que me ofrecí a llevarla a casa. Salimos del edificio donde vivía y caminamos juntas hasta mi auto donde un gran grito nos sorprendió a ambas. Era Lexie completamente histérica.
—Maldita mocosa, ¡¿Dónde diablos te metiste?! Eres una...
—No te permito insultarla. Quien la descuidó fuiste tú. Sube al auto Daisy.—La niña asintió pero no pudo moverse ya que su madre la tomó del cabello.—¡Sueltala!
—¡No! La llevaré conmigo.—Traté de impedírselo pero a cambio solo recibí un golpe en el vientre. Dolió muchísimo. Antes de caer en el suelo pude escuchar en la lejanía la voz de aquel hombre que me había hecho tan feliz. Después no supe más.
Shawn's Point of View.
—No tienes nada que estar haciendo aquí, Lexie. Vete.
—No puedes obligarme. Espero que pierda al carajito ese que espera.—La golpearía si no hubieran consecuencias legales por eso. Daisy estaba a un lado mío algo asustada, me preguntó muchísimo sobre que había pasado con Hayden y si ella estaría bien. No pude responderle porque, realmente, yo tampoco sabía que pasaría.
—Si estarás aquí entonces no te quedes como un estorbo y cuida de Daisy, necesito ver a Hayden.
Sé que protestó pero me importó muy poco, caminé hacia urgencias y entré al cubículo de mi chica. Ésta permanecía de piernas abiertas bajo una manta azul y sostenía el pequeño abultamiento en su barriga con una de sus manos.
—Shawn.—Pude notar tristeza en su voz, me acerqué a ella y tomé su mano antes de besar su frente causando un sollozo de su parte.—Tengo mucho miedo.
—Todo saldrá bien. Lo prometo.—No sabía si todo estaría bien al escuchar las palabras feto y aborto en una misma oración. Después de un par de horas le asignaron una habitación privada, estaría en observación por las próximas quince horas.—¿Porque no me lo dijiste, cielo?
—Después de lo que ha pasado...
—Te hubiese apoyado en todo a pesar de tener el corazón roto. Te adoro.
—¿Regresarías conmigo?
—La pregunta está de sobra.—Contesté besando su mejilla. Me llenaba el corazón de felicidad saber que volveré a ser padre después de siete años. Al menos ya tengo conocimientos.
Al final de todo, Hayden volvió a mi hogar y Daisy no fue un problema al respecto. En lugar de ser pesada y hostil, mi niña se mostró de lo más cálida y servicial con la mujer que le dará a su hermanito menor. Lexie siguió con sus problemas de alcohol pero no me importaba mientras mi hija no se separe de mí.
—¿Puedes creer cuanto ha crecido?.—Hayden se miraba el vientre con impresión a través del espejo que se encontraba en nuestra habitación.—No creo soportar a este bebé dos meses más.
—No pienses esas cosas, linda. Todo saldrá bien.—Abracé a mi chica por la cintura y acaricié su vientre con cariño. Estaba enamoradísimo de esa barriga.—Daisy quiere comprar cosas para el bebé, ¿Quieres venir con nosotros?
—Sí, solo espérenme. Debo ir al baño, de nuevo.
.
—¿Es todo lo que necesitará?.—Recé en silencio porque me dijeran que sí, mi bolsillo estaba sufriendo mucho en este momento.
—¿Puedes acordar la fecha de entrega de la cuna?
—¿Vendrán conmigo?.—Ambas se miraron, negaron y se dirigieron a McDonald's. Rayos.
Tardé solamente veinte minutos, los cuales fueron suficientes para ver como Lexie armó un gran escándalo contra mis chicas y ver como, en un impulso, empujó a Hayden con algo de fuerza. Mierda.
—¡Eres un monstruo, mamá!.—Daisy estaba indignada al igual que todos los que presenciaron la escena.
Hayden me aseguró que no tenía nada y que todo estaba bien, pensamos que nada malo había ocurrido hasta que llegó el infierno aquella noche.
Hayden's Point of View
—Demonios, duele muchísimo.—Solté en un gruñido mientras apretaba con fuerza la mano de mi novio.
—Calma, linda. Todo está bien.
—¿Cómo puedes saberlo? Dime.
—Solo lo sé. Junior estará con nosotros sano y a salvo.—Solo sonreí a medias. Quería salir de esta frustración pronto. Esa frustración no desapareció, solo fue en aumento cuando mi doctor entró al cubículo de emergencias y nos avisó que nuestro pequeño nacería está noche.
Aún no logro ser la madrastra de una niña de siete. ¿Cómo seré la madre de un niño recién nacido?
Shawn's Point of View.
—No sé si quiera que este bebé sea un junior.—Comentó con una voz algo atropellada. La morfina puede hacer muchas cosas.—¿Crees que sea buena madre? Aún no sé si despertaré a tiempo para alimentarlo o si cambiaré su pañal correctamente. ¿Y si se ahoga mientras le doy un baño?
—Te enseñaré todo lo que sé. No tengas miedo.
—Ni siquiera sé ser la madrastra de una niña de siete.—Limpie su mejilla de dos pequeñas lágrimas que derramó. ¿Arruiné su vida?
Sujeté su mano por todo el procedimiento. Estaba nervioso. El nacimiento de Daisy fue completamente diferente a esto. Los doctores trabajaban de manera silenciosa del otro lado de la cortina que nos impedía ver la operación, solo pasaron díez minutos para escuchar el llanto suave y algo entrecortado de mi hijo.
—Eres madre de un varoncito, Hayden.—Comentó uno de los doctores a cargo pero ella no respondió. Se había quedado dormida.
—Se ha quedado dormida.
—Salga de inmediato de aquí.
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—¿Cómo está Hayden?.—Lexie se levantó con cuidado de su silla dejando a Daisy dormir.
—Solo dedícate a cuidar de Daisy.
—Lo lamento. No quería hacerle daño a nadie.
—Pero lo hiciste. Ya no hay nada más que puedas hacer.
—Estaba celosa. No quería que nadie ocupara mi lugar. Me comporte como una idiota y estoy muy avergonzada de eso. Espero puedan perdonarme. Ha entrado a un grupo de apoyo para controlar mi manera de beber. No volveré a molestarlos.
Sé que es la madre de mi hija pero es mejor que ahora se quede lejos de nosotros al menos por un tiempo.
—Señor Mendes.—Me di la vuelta y observé a una chica rubia y bajita de filipina azul rey caminar hacia a mí.—Su esposa está mejor, ya se encuentra en postoperatorios descansando.
—¿Cómo está el bebé?
—¿Quiere conocerlo?
La vida te da golpes y momentos llenos de victoria. Te da experiencia que te ayudarán a seguir creciendo como persona. Conocer a ese pequeño bebé fue volver a tener dieciocho, volver a experimentar ese miedo por no saber que seguiría después y toda esa felicidad dentro que parecía desbordar. Era maravilloso.
Hayden tuvo sus miedos y preocupaciones como toda madre primeriza. Miedos que nos llevaron a pasarla mal por un par de meses pero no fue nada que no llegara a más que dormir algo distanciados. Es una excelente madre para mis hijos.
—Lamento no haberte dado una gran fiesta de bodas.—Hayden sonrió y besó mi cuello para después seguir moviendonos al compás de una música inexistente. Ahora nos encontramos en nuestra luna de miel.
—Ser tu esposa es más que suficiente, cielo. Además, solo quería las vacaciones. Adoro a mis hijos pero quería estar a solas contigo un tiempo.
—Estuviste a solas conmigo una noche antes de la boda.
—Sabes a lo que me refiero. Pero, sinceramente, no cambiaria nada de cómo es nuestra vida ahora. Quiero otro pequeño.
—Entonces otro pequeño tendremos.
Adoro mi vida. Adoro a mis esposa y a mis hijos. Adoro los asuntos de papi de los cuales ahora depende mi vida. No cambia nada de esto nunca.