94: Viaje escolar

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Cuando JongIn abrió los ojos esa mañana, respiró profundamente y sus manos se estiraron lo suficiente como para alcanzar la cintura de su marido, su espalda perfecta que estaba frente a él como casi siempre que despertaba.

Lo acarició con la punta de sus dedos desde la base de su cuello y siguió el caminillo de la columna vertebral hasta la parte baja de su cintura, donde la curva prominente se unía a sus perfectas caderas, esas de las que estaba enamorado aunque ya hubieran pasado muchos años desde la primera vez que las tocó a sus anchas y las desnudó con besos y suaves caricias.

KyungSoo se removió con el mero contacto, soltando un largo suspiro que hizo que JongIn se estremeciera. El moreno lo tomó por las caderas y lo arrastró hacia él, para tenerlo un poco más cerca, para poder degustar de esa esencia corporal que tanto amaba.

JongIn hundió su nariz entre su cuello y su hombro y dejó pequeños besitos sobre la piel expuesta de la vieja camiseta con la que su marido dormía, KyungSoo se estremeció una vez más y se mordió los labios mientras sentía el cosquilleo bajando por su vientre bajo.

Las maneras de despertarlo de JongIn como aquella mañana eran algo por lo que valía la pena ser sorprendido y abrir los ojos con la sensación de que sería un excelente día.

ㅡ Jagi-yah... buenos días.

JongIn no respondió, se dedicó a dejar que sus manos acariciaran cada pequeño centímetro de la cintura de KyungSoo, pasando directamente a su estómago para acariciar sus cicatrices, las pequeñas estrías que ambos embarazos le habían dejado y que lo hacían para él más perfecto si es que era posible. Porque había cargado dentro al fruto de su amor, y lo había hecho condenadamente bien.

KyungSoo se removió entre sus brazos, listo para moverse, para girarse sin que JongIn lo soltara, y con dificultad lo hizo, con las manos de JongIn firmes a su cuerpo y sin muchas ganas de alejarse ni un poquito.

ㅡ Amaneciste hambriento... ㅡ KyungSoo exclamó con una sonrisa, aún acostumbrándose a la luz que se colaba por las ventanas cerradas en la habitación, observando con sus ojos grandes los cerrados de JongIn, que respiraba acompasadamente.

KyungSoo le acarició los cabellos y se los revolvió un poco más, descubriendo uno que otro cabello pintado de blanco, indicios de que la edad los comenzaría a alcanzar lentamente. Y así justamente, lentamente se acercó a él para besarlo, cerrando sus ojos con cautela para exponer sus labios a los suyos, mientras JongIn lo atraía un poco más hacia él, mientras se pegaba más a su cuerpo para hacerlo sentir un poco de todo aquel calor que le provocaba a tan temprana hora.

ㅡ Siempre estoy hambriento de ti, Jagi ㅡ JongIn musitó en voz demasiado baja, pero perfectamente audible para él, que estaba tan cerca, con el corazón latiendo apresurado por cada una de las sensaciones que le provocaba.

KyungSoo dibujó una bonita sonrisa para él, haciendo imposible que JongIn se resistiera a sus labios, lo besó en cuanto lo observó sonreír y se apoderó de sus labios de manera pausada, lenta, demasiado sensual para ser un miércoles por la mañana.

Pero sus hijos estaban ausentes, JongSoo se había quedado a dormir en casa de los otros Kim, porque JongSuk había acordado ayudarle en matemáticas a JongSoo, que aunque no se le daba demasiado mal, se le dificultaban algunos temas de la materia. Así que JongIn accedió a que se quedara a dormir allá cuando JongSoo llamó para avisar que era un poco tarde y que aún tenía unas cuantas dudas.

Desde el primer momento ❀ KaiSooWhere stories live. Discover now