42: Fiestas

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JongIn se sentía como cuando era un niño. KyungSoo siempre le decía que parecía un niño pequeño, de cualquier manera, que su corazón era tan grande que era igual al de un pequeñín un poco pícaro y travieso algunas veces.

JongIn siempre le contestaba con pucheros y después se encargaba de besarlo hasta hacerle perder el piso para callarle la idea de que era un niño, porque también podía ser un hombre hecho y derecho.

Sus ojos brillaron mientras el montón de lucecitas destellaban sobre el árbol de navidad que KyungSoo había insistido en comprar ese año. Era un enorme pino que si bien no era natural, estaba tupido de cientos de ramas que lo hacían parecer uno de verdad. El bajito se había tomado una tarde libre junto con él, para comenzar a adornarlo con todas las chucherías que habían decidido comprar en el supermercado.

Luces, angelitos, esferas, copos de nieve y unas cuantas figuritas que colgaban con gracia de las puntas hacían que todo se viera espectacular en la sala de su casa. El ambiente hogareño se sentía incluso más en esas fechas, y su corazón se estrujaba ante el mismo sentimiento que todo a su alrededor le ocasionaba.

La calidez emanando por doquier, con las sonrisas de su marido trabajando con habilidad en la cocina, preparando la cena para ellos y para sus invitados que ese año habían decidido pasar las fiestas con ellos. JongIn incluso les preparó el cuarto de visitas para que pudieran pasar una noche amena sin que condujeran a casa de regreso.

Afuera el frío estaba azotando la ciudad, las ventanas estaban empañadas y si JongIn se asomaba, podría observar la gruesa capa de nieve coloreando todo el paisaje de un manto níveo, resaltando la belleza del vecindario.

Estaba nublado y el pronóstico decía que amenazaba con nevar en el transcurso de la noche, por eso es que JongIn había abrigado a JiSoo de manera adecuada, le puso un sweater encima de su camisita y se aseguró de que sus piecitos estuvieran bien abrigados. El moreno le sonrió a la pequeña, que estaba sentada en su corral, jugando entretenida con el Señor Oso y su amigo el pingüino, que le habían comprado cuando nació.

ㅡ ¿Puedes abrir la puerta, Jagi-yah? ㅡ escuchó a KyungSoo desde la cocina, y simplemente asintió como si lo tuviera enfrente y pudiera observarlo.

Suspiró y se puso de pie, alisándose las arrugas del sweater rosa pálido que su suegra TaeYeon había tejido para él, se veía bastante sexy, según las palabras de su marido, con esos pantalones ajustados que no hacían más que resaltar el poco trasero que tenía.

Se dirigió entonces hacia la puerta y abrió sin dudarlo. Mostrándose ante él a JongDae y a MinSeok con una enorme sonrisa en el rostro.

ㅡ ¡Ya estamos aquí! ㅡ JongDae exclamó con una sonrisa gatuna expandiéndose por todo su rostro, abriendo sus brazos para JongIn.

El moreno soltó una carcajada y se abrazó a su amigo, dándose ambos golpecitos en la espalda como si hubiese pasado mucho tiempo de no verse. Se hicieron a un lado para dejar pasar a MinSeok, apropiadamente abrigado, a quien JongIn saludó con un ligero abrazo y un asentimiento de cabeza.

ㅡ Casi morimos congelados... ㅡ exclamó MinSeok, con las mejillas sonrojadas por el efecto del frío sobre su piel.

ㅡ ¿Y cómo está el príncipe encantador? ㅡ Murmuró JongIn, yéndose tras de MinSeok que traía su porta bebé bien cubierto para que el pequeño campeón no pasara nada de frío.

Desde el primer momento ❀ KaiSooWhere stories live. Discover now