60: ¿Me quieres?

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JongIn no lo podía creer.

KyungSoo se encontraba en la cocina, haciendo un poco de café para ver si así finalmente se le tranquilizaban un poco los nervios a JongIn, aunque sabía que haría un berrinche antes de siquiera probarlo, esa era una de las pocas cosas que no habían cambiado mucho en su marido.

Desde que lo conoció a JongIn no le gustaba nada el café, cuando salían en citas siempre terminaba tomando chocolate caliente, aunque algunas veces hiciera calor. Y KyungSoo compraba frappuchinos y se los daba a probar, a ver si así se convencía de que no sabían del todo mal y que no se iba a envenenar ni nada por el estilo.

JongIn terminó tolerando el café de vez en cuando, pero aún renegaba si era muy cargado o caliente, porque seguía sin gustarle.

KyungSoo suspiró cuando escuchó el impaciente sonidillo del golpeteo del pie de su marido sobre el piso de madera, haciéndolo cerrar los ojos porque él no creía que lo que había pasado era gran cosa, después de todo. Así que decidió no ser parte de la mega escena que haría JongIn y mejor se sentó en una de las sillas del comedor, muy atento a lo que ocurría en la sala, eso si.

JongIn parpadeó una vez más, haciendo que las mejillas de JiSoo se sonrosaran sin comprender muy bien el por qué su papi estaba actuando de esa manera si no había hecho nada malo. Pero el moreno no estaba escrutándola con la mirada a ella, sino más bien a HyungSik, el pequeño de los otros Kim. Quien se suponía era un niño ejemplo y que en ese momento él no le veía lo ejemplar ni lo buen niño por ningún lado.

ㅡ Y bien... HyungSik, ¿Qué es lo que pretendes? ㅡ Finalmente habló JongIn, después de haber permanecido callado por mucho tiempo, con las cejas ligeramente fruncidas y con los labios en un puchero de niño grande.

El pequeño hijo de los otros Kim parpadeó, entendiendo la pregunta pero sin saber qué contestar, porque no sabía realmente lo que estaba pasando, infló sus cachetitos regordetes y sus ojitos brillaron, viéndose completamente adorable a los ojos de cualquiera, pero no a los de JongIn, a él no podía engañarlo.

A sus cortos cinco años, JiSoo tomó la manita de su mejor amigo HyungSik para darle ánimos, porque su papi se estaba comportando realmente extraño, pero ella no podía ayudarle a responder porque la verdad no sabía cuál era la respuesta que su papi quería escuchar en aquellos instantes.

HyungSik tragó saliva y JongIn rodó los ojos como si cualquier cosa que el niño hiciera le molestara. Y KyungSoo que había decidido quedarse fuera, suspiró con cansancio.

ㅡ Es un niño, Jagi-yah... tiene cuatro años.

ㅡ No me digas... Jagi, tú no viste lo que yo vi.

Y es que todo se reducía al hecho de que después de la escuela, MinSeok había pasado a dejar a HyungSik a la casa para que jugaran un rato, algunas veces era JiSoo quien iba a casa de los otros Kim y era recogida hasta la noche, así que como siempre, habían comido cosas deliciosas preparadas por papi Soo y después se habían puesto a ver la televisión un ratito.

Habían visto varios programas para niños grandes pero se habían aburrido y les había dado por ir a jugar con el señor oso y el señor dinosaurio en el cuarto de JiSoo, donde KyungSoo siempre les tendía una colchoneta y algunas veces les ayudaba a armar una casita con colchas y sábanas que estaban exclusivamente para eso.

Desde el primer momento ❀ KaiSooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora