55: Estrellitas para JiSoo

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ㅡ ¡Papi papi papi!

La dulce voz de su princesa le hizo colocar la mejor de sus sonrisas, la más amplia también. JongIn recibió a JiSoo entre sus brazos cuando finalmente llegó corriendo entre la multitud, con su loncherita de osito donde solía llevar su almuerzo cada día.

Pese a que KyungSoo o JongIn podían pagar perfectamente al almuerzo que les proporcionaban en el preescolar, ambos habían llegado al mutuo acuerdo de que no estaba demás el comprar fruta para que su preciosa siempre llevara un aperitivo.

Gracias a todos los cielos, JiSoo se había acoplado poco a poco a su nueva rutina, ya no iba a casa de sus abuelas tan seguido y aunque había sido valiente el primer día y se había contenido las ganas de llorar, con el paso de los días dejó de sentir ese pequeño apretoncito en su corazoncito cuando alguno de sus papis se despedía de ella en la puerta de su salón.

Era una niña muy reservada, le gustaba mantener sus crayolas en orden y hacer todo lo que Miss Tiffany le indicara, era obediente como su papi Soo le había dicho que tenía que ser si quería ser una buena niña.

Y JiSoo lo que más quería en el mundo era ser la mejor niña para sus papis. Por supuesto que tenía sus ataques de rebeldía, como cuando su compañerita SeungWan le había dicho que seguro no se atrevía a comer del pegamiento líquido.

Y JiSoo había aceptado gustosa el reto, en un descuido de Miss Tiffany había lamido un poquito de ese líquido viscoso y había hecho muchos pucheros con su carita porque sabía muy feo. Pero al final de cuentas se había atrevido a hacerlo y eso se suponía que lo hacía una mejor niña entre sus compañeritas.

A la pequeña Kim se le dificultaba un poco hablar con las personas, porque no estaba muy acostumbrada a observar a tanta gente extraña en un solo lugar; su papi nini le había dicho que no se preocupara, que era tan bonita persona que seguramente cuando comenzaran a conocerla todos querrían ser sus amiguitos, y JiSoo quería tener amiguitos porque algunas veces quedarse en uno de los rincones de la mesa a la hora del almuerzo no era para nada divertido.

Sin embargo no fue sino hasta que un par de semanas después de que diera inicio el curso escolar, JiSoo encontrara finalmente alguien con quien sentirse un poquito más cómoda. La pequeña había vivido en el extranjero con sus padres y al parecer había nacido allá, aunque JiSoo no entendía muy bien que significaba todo aquello, simplemente estaba contenta de que su amiga Rosie fuera su amiga y que comieran juntas a la hora del almuerzo.

JongIn se dedicó a darle un fuerte abrazo a su pequeña mientras la levantaba hasta acomodarla entre sus brazos, dándole un montón de besitos en sus cachetitos gorditos, haciendo con ella su nuevo ritual, el ritual de la batalla de las narices, que consistía en que ambos chocaban sus narices de un lado a otro en pequeñas caricias mientras se hacían pucheritos.

ㅡ ¿Cómo le fue a mi princesa el día de hoy? ㅡ Preguntó JongIn con el corazón acelerado y después se giró hacia el coche, para poder abrir la puerta de la parte trasera y meter la lonchera de su bebé, bajándola para que se acomodara en el asiento y él pudiera colocarle el cinturón como la damita que era.

Le encantaba tratarla como a la realeza porque lo era, era la princesa de su corazón y se merecía lo mejor de lo mejor, el moreno pudo notar que su bebé estaba de muy buen humor ese día, así que cuando entró en el asiento del piloto y la observó detenidamente en el retrovisor, JongIn se quedó pensando en qué tenía de diferente aquel día.

Desde el primer momento ❀ KaiSooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora