72: Nombre de campeón

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KyungSoo rodó los ojos cuando JongIn frunció el ceño y lo observó como si se hubiera vuelto completamente loco.

Habían ido a recoger a JiSoo a la escuela para después ir a comer, una o dos veces al mes, algunas veces hasta tres, se daban el lujo de salir a pasear, iban a comer y también al centro comercial; algunas veces entraban a ver una película y otras tantas regresaban a casa con las compras de la despensa y se ponían a preparar la cena o unas deliciosas palomitas con un bote de helado, como a JongIn se le antojara, porque realmente era el moreno quien se la vivía sufriendo de antojos extraños, en lugar del preñado de KyungSoo.

Esa tarde había sido así, habían ido a comer y después se dieron una vuelta por el supermercado, JongIn y JiSoo se encargaron de llenar el carrito con cosas que KyungSoo consideraba innecesarias, siendo la niña alentada por su papi infantil al que se le había agua la boca cada que observaba algo.

Al bajito le parecía que JongIn exageraba, incluso algunas veces le gustaba bromear y susurrarle al oído quedito que le iba a crecer más la panza que a él, o que ya no iba a soportar lo mismo al hacer el amor; haciendo que el moreno pusiera ojos de osezno y estirara sus labios con un instante de duda flasheando en sus ojos brillantes... pero después se recuperaba y le devolvía el susurro diciéndole que no se preocupara, que seguiría siendo tan potente que podría preñarlo con quintillizos la próxima vez.

KyungSoo sonreía pero siempre terminaba sonrojado, porque no eran asuntos qué discutir en el supermercado, con su hija enfrascada en el pasillo de los juguetes, observando los grandes osos de felpa que tanto le gustaban, y a los que siempre intentaba convencerlos para añadir otro más a su colección.

JongIn atrapaba a KyungSoo por la espalda, quien iba agarrando el carrito y dirigiéndolo por los pasillos, y le daba uno que otro besito en el cuello haciéndolo estremecer, de vez en cuando sus manos acariciaban su crecido estómago y sonreía como si fuera el hombre más feliz del planeta, porque lo cierto es que en realidad lo era. Se sentía mejor que el primer hombre que había puesto sus pies en la luna.

Cuando llegaron a la casa y los tres decidieron ver una de esas películas animadas que a JiSoo tanto le gustaban pese a que ya tenía nueve añitos, a ella le importaba poco que ya fuera una niña grande como algunas de sus amiguitas solían decir; ella disfrutaba mucho de los momentos con sus padres en las tardes de familia.

ㅡ Entonces... ¿Cómo se va a llamar mi hermanito? ㅡ JiSoo ladeó la cabeza mientras interrumpía la película casi al final, porque ya se la sabía al derecho y realmente le interesaba saber.

KyungSoo se hundió un poco de hombros y se acomodó sobre el sillón, entre las piernas abiertas de JongIn, que siempre se encargaba de acomodarlo y hacer que se recargara en su pecho para acariciarle la espalda, la mayoría del tiempo KyungSoo ponía el bote de palomitas sobre su estómago crecido y de ahí agarraba con comodidad, mientras JongIn se ponía de nervios casi siempre que hacía eso, como si aplastara al bebé con un bote de palomitas.

ㅡ Estaba pensando en JiSung... ㅡ JongIn la volteó a ver con media sonrisa en sus labios carnosos.

La pequeña hizo un puchero de disgusto y sus mejillas morenitas se le sonrosaron, recordando que hacía más de un año se había casado en la quermés de su escuela con JiSung, su compañero de clase.

Desde el primer momento ❀ KaiSooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora