91: ¡Me casaré contigo!

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La mañana había estado bastante ajetreada, KyungSoo se la vivió de arriba abajo acomodando la casa con ayuda de JiSoo y el pequeño JongSoo que les ayudó hasta determinada hora porque "Papi, ya no puedo ayudarte más, ya casi llegan nuestros invitados y tengo que bañarme".

JiSoo había reído mucho al escucharlo y KyungSoo había asentido sin poder decirle nada. Así que siguió enfrascado en la cocina, donde se suponía tenía que terminar de preparar la comida más deliciosa, según había sido la petición de su hijo, porque no todos los días su amiguito JongSuk cumplía años.

JongIn abrió la puerta momentos después, siendo recibido por su hija que le dio un beso en la mejilla y una hermosa sonrisa, de esas que solo ella podía darle.

ㅡ ¿Cómo está mi princesa hoy? ㅡ preguntó el dentista, que la abrazó con fuerza.

A JiSoo se le arrebolaron las mejillas como cada que su padre le llamaba princesa, amaba el término y amaba ser mimada por él, que le consintiera como si fuera una niña pequeña y la llenara de besos, pese a sus dieciséis, no era algo de lo que se avergonzara, como sus amigas solía preguntar.

ㅡ Estoy bien, papá

ㅡ Uy, el papi ha desaparecido... ㅡ JongIn chasqueó la lengua e hizo un puchero con sus labios, dolido por la falta de tacto de su hija con su corazón de oso, siendo un poco más dramático de lo normal, cosa que la hizo sonreír aún más.

ㅡ Esta bien papi nini ㅡ musitó JiSoo para él, poniéndose de puntitas para darle otro beso en la punta de la nariz.

ㅡ Así está mejor, princesa...

Con el paso de los meses, JiSoo había vuelto a ser la muchacha alegre que era antes, descubrió que era verdad eso de que de amor no se muere la gente, aunque claro que le dolía haber sido tan tonta como para no darse cuenta de algunas cosas a tiempo.

De cualquier manera, había comenzado a salir con sus amigas y también de vez en cuando iba a casa de HyungSik o él venía a verla, pero le gustaba sorprenderlo y hacerle pucheros para que se quedaran a ver una película en lugar de que saliera con sus amigos y que mejor aún, con su horrenda noviesucha esa, aprovechándose quizá un poco de su buena actuación y el enorme y buen corazón que el muchacho tenía.

JongIn se dirigió entonces hacia la cocina para ir a por su beso de bienvenida, encontrado a su marido yendo y viniendo de un lado a otro mientras que él se encargó de pararlo sin importarle absolutamente nada.

Porque por cinco o diez segundos, o quizá un minuto o dos... cinco o diez, o quizá toda la vida, KyungSoo era suyo y podía disponer de su tiempo para robarle todos los besos que él quisiera. El más alto lo tomó por la cintura y se pegó a él, sorprendiendo a KyungSoo quien le sonrió amablemente cuando se inclinó para besarlo.

Un beso corto tras otro, con los labios necesitados de su calidez por lo que iba del día, por las horas que tuvo que estar fuera de casa trabajando, por cada momento que añoraba tener a su lado. JongIn se movió diligente sobre su boca y se encargó de acompasar su respiración, robándole un par de suspiros de sus recónditos mientras sus manos posesivas le acariciaban la parte alta de las caderas.

ㅡ Bienvenido Jagi-yah ㅡ KyungSoo se separó de él como pudo y sonrió contra sus labios, porque los besos de JongIn era lo que necesitaba para tranquilizarse en un día atareado como ese.

Desde el primer momento ❀ KaiSooWhere stories live. Discover now