29: Mimos

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Cuando KyungSoo llegó esa noche era un poco tarde, le había agarrado la lluvia en el tráfico, lo que había hecho que se retrasara un poco más. Así que cuando finalmente estacionó el auto en la cochera, suspiró aliviado de estar en casa.

Había tenido un día especialmente pesado como desde que había regresado a trabajar, el ponerse al corriente con todo lo que había acontecido en casi un año de ausencia, más aparte tener que atender los pendientes y todos los contratiempos de los proyectos actuales que iban surgiendo conforme se atendían lo hacía sentir especialmente activo, pero a la vez un poco frustrado.

Suspiró y se llevó la mano hacia la frente, aprovechando para quitarse las gafas de pasta gruesa que llevaba y acariciarse los párpados con las yemas de los dedos. Estaba cansado y quería llegar a dormir. Pero por supuesto que eso no era posible en ese momento.

KyungSoo sonrió cuando finalmente se decidió a abrir la puerta del coche y se bajó del mismo, arrastrando el maletín entre sus manos mientras que cerraba la puerta con un caderazo. Se cercioró de poner la alarma con el diminuto control remoto entre sus manos y comenzó a caminar hasta la puerta.

Fue recibido por la calidez de su hogar, sin importar que la lluvia enfriara un poco el clima afuera, las luces estaban encendidas y había un batidero sobre el comedor, porque JongIn seguramente había llegado con hambre y no había podido esperarlo, o quizá porque le había estado dando de comer a JiSoo.

Se aproximó a una mesita donde solían poner los juegos de llaves y también dejó el maletín. Deshaciéndose de todo el trabajo por ese día, o por lo que restaba de él. Se encaminó hacia la mesa y observó unos botecitos de papilla vacíos junto a un vasito entrenador lleno de agua y unas cuantas cáscaras de plátano.

KyungSoo sonrió con resignación y se encomendó a recoger el batidero, alcanzando los vasos y todos los trastes a la vista para después recoger la basura con tranquilidad. Su estómago no rugía como otras veces, así que una vez que hubo terminado de limpiar apropiadamente la cocina, se aproximó al refrigerador para sacar el bote de leche y servirse un vaso para calmar la poca hambre que tenía.

ㅡ ¡Argh! JiSoo por favor...

KyungSoo escuchó la voz de JongIn quejarse en lo que debía ser el cuarto del bebé y sonrió, contando hasta tres antes de que su marido volviera a quejarse sonoramente.

ㅡ ¡No se vale JiSoo! Las princesas no le echan pums a los papis. ㅡ KyungSoo casi podía imaginarlo ahí, sentado sobre el sillón largo con la niña recostada sobre unas mantas, sacándole el pañal sucio para cambiarla o quizá arropándola después de bañarla. ㅡ ¡Fuchi!

El bajito se aproximó al fregadero y lavó su vaso, dejándolo escurriendo sobre el escurridor, encaminándose después por el pasillo fuera de la cocina, directo hacia los cuartos, desanudándose la corbata para sentirse un poquito más en casa.

ㅡ ¿De dónde sacan tanta popó los bebés? ㅡ JongIn prosiguió con su cantaleta y el bajito lo observó desde el marco de la puerta, donde se recargó para disfrutar de la vista. ㅡ No importa mi amor, eres la princesa de papá y no importa lo feo que huelas... papi siempre está ahí para bañarte.

El moreno afirmó solemnemente mientras con sus varoniles manos secaba apropiadamente las piernitas regordetas de la pequeña, que tenía los ojos abiertos y bien brillosos para su padre, con una encantadora sonrisa mientras sus manitas se ondeaban en el aire para llamar su atención.

Desde el primer momento ❀ KaiSooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora