Capítulo 35

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"¡El rey de las perras!"


Nanshan no quería irse de allí, se alejó de Shengquan (Manantial de la Montaña Sagrada) lleno de ira, volvió en sí después de permanecer fuera por un tiempo

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Nanshan no quería irse de allí, se alejó de Shengquan (Manantial de la Montaña Sagrada) lleno de ira, volvió en sí después de permanecer fuera por un tiempo. Antes de que se disipara la ira en su pecho, fue a buscar, nuevamente, a Chu Huan.

Nanshan vio a Chu Huan y al guardián de la puerta, Yuan Ping, en su duelo ofensivo.

Nanshan no quería enfadarse de nuevo. Parecía que ésas dos personas estaban a punto de pelear nuevamente, cuando estuvo a punto de acercarse, para separarlos, descubrió que no tenía nada por delante, decidió escuchar por un momento, estaban hablando de algo en voz baja pero, ¿Sobre qué hablaban?

Nanshan se quedó allí, sintiéndose como un entrometido. Su pecho estaba ardiendo de celos, creía que el ardor que sentía no era razonable ya que esa clase de sentimientos hace que las personas se vuelvan feas e inconvenientes. Nanshan sabía que en ése momento, sus celos no eran razonables, así que simplemente los dejó arder, aunque le avergonzaban a muerte. Se sentía dividido, estaba aprisionado en dos mundos; uno de hielo y otro de fuego.

Los guardianes recién nacidos enterraron a la gran pitón con mil agujeros, los había recibido cuando intentaba proteger a su antiguo jefe, las puertas fueron reforzadas. El lugar había sido testigo de una gran batalla, había un aura feroz llena de sangre corriendo sobre la montaña que, por un corto tiempo, ahuyentaría a los enemigos invisibles.

Los niños que quedaron varados en la montaña durante un día y una noche finalmente fueron rescatados. Juntaron las cabezas y los pies sobre el piso haciendo un círculo (como una pelota), la parte de en medio fue llenada con grandes piedras, luego lo patearon con los pies, como si fuera una pelota grande, mientras rodaban montaña abajo.

Si ese hombrecillo rechoncho no hubiera estado muerto y de haber tenido una pequeña opción, habría preferido que Chu Huan le rompiera el cuello antes que convertirse en un juguete para niños.

Mientras Nanshan caminaba hacia la ladera de la montaña, encontró a Xiao Tutou llorando y sollozando. Golpeó su frente contra el regazo de Nanshan y se sentó con su trasero regordete en el suelo. Nanshan lo tomó y suspiró impotente:

─¿Por qué siempre lloras?

Xiao Tutou, limpió sus lágrimas en los pantalones de Nanshan, extendió su pequeña mano y señaló a Hua Gu Duo, y se quejó:

─Ella me golpeó...

Huaguduo miró al acusador, pero frente al patriarca no se atrevió a causar problemas, bajó la cabeza con enojo hacia Nanshan.

Pero en ese momento, Nanshan estaba un poco deprimido y no estaba realmente disponible para ser un mediador de conflictos infantiles. Simplemente limpió las lágrimas de Xiao Tutou y le dijo con indiferencia a Huaguduo:

Sobre montañas y ríos (Of mountains and rivers - Shan He Biao Li - 山河表里)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora