Detrás de las Cámaras | Caché...

Per DaiVillarroel

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Daniela Calle y Maria José Garzón empiezan una amistad a través del concierto de Justin Bieber, sus caminos s... Més

Capítulo 1: ¿Quiénes somos?
Capítulo 2 - El Concierto
Capítulo 3: Misi y "Los Pollitos"
Capítulo 4 - Mario y los celos de Poché
Capítulo 5 - La verdad de Daniela Calle
Capítulo 6 - ¿Qué sientes, María José?
Capítulo 7 - Serendipia
Capítulo 8 - Cartagena
Capítulo 9 - El inicio en YouTube
Capítulo 10 - Solo te quiero a ti.
Capítulo 11 - El primer video
Capítulo 12 - Un pug llamado Ramón
Capítulo 13 - Cumpleaños de Daniela Calle
Capítulo 14 - Calle di que sí
Capítulo 15 - La primera vez
Capítulo 16 - ¡Eres increíble, Juan!
Capítulo 17 - Papá, Vale... Tengo algo que decirles
Capítulo 18 - Una ducha gloriosa
Capítulo 19 - ¿Qué es "Caché"?
Capítulo 20 - La presentación de Alexa
Capítulo 21 - En blanco.
Capítulo 22 - ¿Me perdonas?
Capítulo 23 - ¿Pitufo sexy o gruñón?
Capítulo 24 - Valentina... ¿Calle?
Capítulo 25 - Te necesito
Capítulo 26 - Inauguración
Capítulo 27 - Explicación
Capítulo 28 - 101 razones
Capítulo 29 - ¡Suéltame!
Capítulo 30 - Street Company
Capítulo 31 - Hola, Los Ángeles
Capítulo 32 - Toronto
Capítulo 33 - Rogers Centre
Capítulo 34 - ¿Laura, eres tú?
Capítulo 35 - Orgasmos en la oficina
Capítulo 36 - Eres tú
Capítulo 37 - Recuerdos
Capítulo 38 - Anzuelo
Capítulo 39 - Acosador
Capítulo 40 - Flounder
Capítulo 41 - Novatada
Capítulo 42 - Staples Center
Capítulo 43 - Pollos al rescate
Capítulo 44 - Estoy aquí
Capítulo 45 - Investigaciones
Capítulo 46 - Tattooed Heart
Capítulo 47 - Con las ganas
Capítulo 48 - Overprotected en la cocina
Capítulo 49 - Nuevamente tuya
Capítulo 50 - Cambio de planes
Capítulo 51 - Próximamente
Capítulo 52 - Puntos de vista
Capítulo 53 - Visita inesperada
Capítulo 54 - Alfombra
Capítulo 55 - ¿Aceptas?
Capítulo 57 - Murió
Capítulo 58 - Pesadilla
Capítulo 59 - Nada es lo que parece
Capítulo 60 - Rosa, sofá
Capítulo 61 - Un millón de años atrás
Capítulo 62 - Calmantes
Capítulo 63 - Tortura
NO ES CAPÍTULO
Capítulo 64 - Rastro
Capítulo 65 - Final
AGRADECIMIENTOS:
Nuevo Fanfic

Capítulo 56 - Miedos

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Per DaiVillarroel

Pov Narrador

Esa noche Daniela escucho a una María José transparente, escucho los miedos y temores que tenía respecto a enfrentarse a la realidad de volver a una relación en la cual salió lastimada. Pero también le contó acerca de sus sueños, de sus aspiraciones y de la ilusión que la causaba cumplir uno de sus más grandes sueños, tener a su cargo una escuela de baile y mucho más allá, ir de la mano del que consideraba como su ídolo en el ámbito de la danza.

La castaña la escuchó y tuvo que aparentar una sonrisa cuando por dentro estaba siendo destrozada nuevamente, ella que se creía tan segura de la... de lo que sea que estuviera teniendo con la peliazulada.

Tuvo que sonreír cuando escuchó la pasión con la que Poché describía las ideas que desde ya comenzaba a tener para futuras coreografías, tuvo que sonreír aun cuando su corazón se rompía de a poco cada vez que su María José ignoraba el hecho de hablar de ellas, de un posible futuro, incluso de un alejamiento de la morena. En ningún momento mencionó terminar pronto con Camila y eso era algo que prendía todas las alarmas.

¿Acaso lo de ellas solo seguiría como era ahora? ¿Acaso serian... amantes?

— Quieres decir entonces que... ¿es definitivo? ¿te vas? –Daniela preguntaba con duda, no estaba segura de querer saber la respuesta.

— S..si, Calle. Me iré –contestó con nerviosismo.

— ¿Y lo nuestro, Poché? –se levantó de la cama y caminó hacia la ventana tratando de dispersar los pensamientos tristes y alejar posibles lágrimas —¿Acaso yo no te importo? ¿Acaso no me amas como yo te amo a ti?

— Tú sabes que te amo, Daniela. Te amé desde que te conocí –dijo segura.

— ¿Entonces?

— ¿Entonces qué? ¡Es mi sueño, Calle! ¿por qué no lo pueden entender? –su voz se alteró un poco —Tú eres dueña de las empresas con más éxito en el mundo, has cumplido con cada meta que te has propuesto ¿Por qué no me entiendes? –preguntó frustrada, la situación comenzaba a sobrepasarla.

— Te entiendo, mi amor –Calle trataba con otro método uno más sutil —Te entiendo, mi gordita. –se acercó a su peliazul y se arrodilló cerca de la cama para estar entre las piernas de su amada —Sabes que lo hago, pero lo que no entiendo es porque no haces todo eso tomando mi mano, no entiendo porque sigues metiendo en la ecuación a Camila. Puedes dejarla y cumplir tus sueños junto a mí. No hay nada que me emocione más que estar a tu lado y ver como triunfas –confesó mientras acariciaba su mejilla —Tú eres el amor de mi vida, Poché. Eres todo para mí y yo no puedo y no quiero imaginar una vida donde tú no formes parte. Por favor, vuelve conmigo de una vez por todas y así todo será más fácil. –María José analizaba cada palabra que salía de la boca de su castaña.

— Calle... -dijo en un suspiro mientras posaba su mano encima de la que tenía acariciando su rostro —Yo también te amo y muero por estar contigo, pero Camila consiguió esto con Kyle, sería injus...

— No Poché... –Retiró su mano y se levantó, tomó de los hombros a María José y la obligó a levantarse también para quedar a su altura. —Mírame, amor. Mírame, soy una mujer enamorada, completa y locamente enamorada de ti. Es que es incluso absurdo el nivel de amor que siento por ti. No puedo compartirte, no quiero seguir haciéndolo.

— Daniela...

— Por favor, no hagas esto, Poché. No vuelvas a alejarme, no te vuelvas a ir –suplicaba entre lágrimas necias que lograron escaparse.

— Te amo, mi frutita –Poché limpió con amor y delicadeza aquellas lágrimas y dejó un dulce beso en cada uno de sus ojos. —No me iré de tu lado –Daniela enfocó su mirada en los ojos aceitunas de la mujer que tenía enfrente, estaba incrédula con lo que estaba escuchando —Hoy Vale me dijo algo que me hizo sentir terriblemente mal porque era totalmente cierto... me dijo que soy una cobarde, y es verdad.

— No eres una cobarde, amor.

— Si lo soy, Calle. Aunque gracias por el intento de hacerme sentir mejor –añadió con una leve sonrisa —Soy una cobarde porque tengo miedo de la reacción de Camila, de lo que se dirá en la prensa, pero sobre todo... -tragó en seco buscando las palabras que parecían haber desaparecido de su vocabulario —Tengo miedo de ti –confesó finalmente —tengo miedo que vuelvas a lastimarme, que vuelvas a romperme. Porque... ¡Dios, Calle! Tienes todo el poder de destruirme ¿lo sabes, no?

— Lo sé, pero jamás lo haría. Primero prefiero arrancarme el corazón antes que lastimarte, mi amor. No tengas miedo de mí, Poché.

— ¿Prometes que estarás siempre conmigo? ¿Prometes que serás cien por ciento honesta conmigo? ¿Prometes que no me volverás a engañar?

Cada una de las preguntas representaban el miedo que estaba sintiendo María José, no era fácil para ella volver a entregarse a la misma mujer que literalmente fue la causante de su depresión, de sus ataques de ansiedad, de su llanto y de las tantas noches en las que se reprochaba el haber sido poca mujer.

No era fácil, pero no podía controlar todo el amor que sentía por la castaña que la estaba sosteniendo, ese amor inmensurable que crecía sin restricción, que parecía no tener fin dentro de su alma, ese amor de juventud con el que soñó tantas cosas en aquel pequeño apartamento.

— María José –Daniela la acercó más a ella —Eres mi más bonita coincidencia, eres mi más bonito cuento, mi pintura favorita, la melodía perfecta, eres la razón de mis sonrisas, eres la causante de que este corazón... –tomó la mano de la peliazul y la llevó hasta su pecho —...aumente sus latidos sin control cada vez que te siente cerca y que se sienta morir cuando tú no estás. Eres el amor de mi vida y te juro que me arrepiento cada día de mi vida por haber sido tan idiota y estropear algo tan puro como lo que teníamos. Pero también te juro que jamás volvería a cometer semejante estupidez –pegó su frente con la de ella —Te amo. Te amo tanto que me duele no poder besarte cuando quiera, no poder gritar a todos que eres mía y solo mía. Que estoy orgullosa de tener una mujer como tú a mi lado. Por favor, dame una oportunidad, termina con Camila y regresa conmigo. Por favor, mi amor. Te lo suplico.

Poché se encontró nuevamente en un camino que parecía no tener salida, su corazón le pedía a gritos que agarrara a la castaña y la besara y se fundieran en una sola para olvidarse del resto del mundo, pero su cabeza le repetía la imagen de Camila esperándola en su casa, esa Camila que estuvo cuando más lo necesitaba y que se portó tan bien con ella.

¿Corazón o Cabeza?

Estaba a punto de responderle a Calle cuando el sonido de su celular la interrumpió. Vio quien era y contestó de inmediato.

- Antes que digas algo, lo sient...

- ¡POCHÉ POR FAVOR AYÚDAME! –La voz agitada y notablemente asustada de Valentina la puso en alerta.

- Vale... Vale, hermanita ¿qué pasa, donde estás? –se separó de Daniela y empezó a caminar hacia la salida seguida por una castaña preocupada.

- Es él, Poché. Me encontró. –aquellas palabras dejaron helada a María José. Daniela al notarlo tuvo que quitarle el teléfono y comenzar a hablar.

- Valentina ¿Dónde estás? –era primordial esa información.

- Estoy en el parque cerca de la casa de Poché. Salí a caminar después de la discusión con Poché porque necesitaba despejarme pero sentí la presencia de alguien más. –mientras la escuchaba ya estaban en la camioneta junto con Mike y los guardaespaldas camino hacia Valentina —Entonces quise devolverme porque estaba sola, les exigí a los de seguridad que no me siguieran porque como era cerca, no vi peligro. Además tú me dijiste que él estaba lejos. Pero... estoy aquí encerrada en el baño del parque y tengo...tengo miedo, Calle. Sé que está afuera. Tengo muchísimo miedo.

- No te preocupes, Bambi. Ya estamos cerca, ya Mike avisó a tu seguridad para que vayan a donde estás. Todo estará bien, pequeña –trataba de calmar a Vale, pero lo cierto es que ella por dentro se sentía desesperada. Esto la estaba tomando por sorpresa. Creía que tenían muy bien vigilado a ese maldito acosador.

- Calle... -dijo en un susurro que casi no se escuchaba del otro lado de la línea —Está aquí.

Eso fue suficiente para llevar los nervios de la castaña al límite.

— ¡MALDITA SEA, MIKE! ¡MÁS RÁPIDO! –Exigía a su guardaespaldas.

María José estaba completamente en shock, ella no podía creer que algo malo le pudiese pasar a su pequeña hermanita, no cuando ella le prometió que estaría bien y que estaría segura. Los brazos de Daniela rodeándola fue el botón que le hacía falta oprimir para que todo lo que estaba sintiendo saliera a flote, se abalanzó sobre la castaña y comenzó a llorar desconsoladamente.


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En ese mismo momento – Parque cerca de la casa de María José

Valentina estaba llena de lágrimas, trataba de reprimir los sollozos que involuntariamente y presa del pánico salían de ella. Su acosador había entrado a los baños y ella se tensaba cada vez más mientras escuchaba como aquellas pisadas resonaban más y más fuerte a medida de que sus pasos se adentraban.

— Vale, Vale –una voz tosca y carrasposa se dejaba escuchar entre el silencio de aquel solitario baño —Sé que estás aquí, mi dulce princesa –caminaba despacio por los cubículos abriendo cada una de las puertas —Lastima que no tenemos el tiempo suficiente, pero te prometo que pronto podremos estar juntos donde nadie nos va a molestar –decía con una perversidad absolutamente perturbadora.

Detuvo sus pasos en el último cubículo y se quedó observando la puerta, Valentina del otro lado veía las botas oscuras, estaba a dos pasos del hombre que la había estado atormentando todos estos años, su cuerpo era un manojo de nervios, la única reacción que tenía era temblar y rogar porque alguien llegará a rescatarla.

Aquel hombre misterioso trató de abrir la puerta y la encontró trabada, soltó una carcajada malévola y volvió a hablarle a Valentina.

— Mi niña, dentro de poco tendrás noticias mías y te aseguro que eso hará que sean menos las personas que nos estorben para estar juntos –termino de decir y dejó en el piso un ramo de rosas blancas y un oso de peluche sin ojos y con un corazón roto dibujado y pegado en el pecho para después salir del lugar.

Diez minutos después Valentina escuchó distintas voces dentro del baño ¿Señorita? ¿Está aquí? Somos sus guardaespaldas. Aún sin poder reaccionar del susto que acababa de vivir no lograba ponerse de pie y abrir la puerta para salir a encontrarse con los de su seguridad, no podía siquiera respirar con facilidad porque sentía el aire extremadamente pesado.

— ¡Hermanita! –Poché entró corriendo al baño y se sorprendió al ver las rosas junto con el oso al final de la pared, caminó temiendo lo peor y tocó la única puerta que continuaba cerrada —Vale, hermanita, soy yo... abre por favor. –trató de decir entre los nervios que sentía.

Luego de unos minutos que parecieron eternos Valentina logró levantarse y abrir la puerta, sintió enseguida los brazos de su hermana rodearla, la sentía desesperada y con el pecho moviéndose rápidamente. Sentía y escuchaba sus agradecimientos a Dios, repetía cien veces Gracias Dios pero a pesar de estar sintiéndola y escuchándola, Valentina no estaba ahí.

— Mi bambi, te amo muchísimo ¿escuchaste? Te amo –dijo Daniela entre lágrimas mientras se unía al abrazo que Poché le daba a su hermana.

— Señorita Calle, tenemos que irnos. La policía está aquí y va a levantar la evidencia que dejó el sospechoso –Mike se acercó a las tres mujeres mientras señalaba los objetos en el piso, Daniela asintió y salieron a la camioneta rumbo a la casa de la castaña.

— Se quedaran en mi casa a partir de hoy –Calle dijo con autoridad —Y antes que me digas algo, María José, quiero que te quede claro que no voy a discutir eso contigo, tu papá, tu hermana y tú son mi prioridad y van a estar más seguros en mi casa –termino de decir mientras daba unas indicaciones desde su celular y trataba de comunicarse con Mauricio y Hiro, necesitaba explicaciones del terrible fallo.

— No pensaba discutirlo –respondió calmada la peliazul mientras acariciaba el cabello de su hermana quien seguía temblando —Vale, ya todo pasó, ya estás bien mi pulguita –trataba de llenarla de consuelo, pero su hermana no decía palabra alguna.

— Esta aun en shock, Poché. No te angusties, ya está con nosotras y la protegeremos –Daniela puso su mano en el muslo de María José para que sintiera que no estaba sola y que contaba totalmente con ella.

Al llegar a la casa ya las estaba esperando Villa quien al verlas se fue corriendo a abrazarlas, las personas del servicio ya se habían encargado de prepararles una habitación donde se sintieran cómodas y a gusto, igual que la habitación para Juan Carlos quien ya venía en camino en una de las camionetas.

Entraron a la casa y Daniela le dio la orden a Renata una de las del servicio que le indicara a Poché la habitación. Ellas subieron y la castaña no despegó la mirada de las dos hermanas hasta que las perdió de vista.

Fue a su estudio seguida por Villa, se sirvió un trago de whiskey y se lo tomó de una vez, sirvió otro nuevamente y cuando procedía a hacer lo mismo la voz de Laura la detuvo.

— Sé que estás nerviosa y que necesitas los tragos, Street, pero ahora más que nunca tenemos que estar sobrias –su amiga trataba de no sonar tan severa.

— Esto... Esto... -Daniela trataba de articular palabras pero no podía, se dejó caer en la silla de su oficina y cedió ante el llanto —Laura, Valentina es como una hermanita para mí y...y... me juré protegerla y el maldito tipo logró acercarse a ella. Logró acercarse y lo hizo en mis narices, EN MIS MALDITAS NARICES –dijo lo último mientras daba un fuerte golpe al escritorio con su puño.

— Calle –Laura se acercó rápidamente a su amiga y puso sus manos sobre sus hombros —nadie se dio cuenta, por eso es que debemos estar lo más conscientes posibles de ahora en adelante, todas las alertas deben estar encendidas para poder atrapar de una vez por todas a ese lunáti...

— Señorita Calle... -Mike entró de golpe al estudio haciendo sobresaltar a las dos mujeres.

— ¿Mike que pasa? –preguntó preocupada a su guardaespaldas, era extraño que él entrara sin tocar.

— El señor Juan Carlos...

— ¿Qué pasó con Juan Carlos? –Calle se acercó a Mike y lo agarró por la chaqueta desesperada — ¡Contesta! ¿Qué pasó?

— La camioneta donde venía tuvo un fallo, se quedaron sin frenos y... se estrelló, señorita.


Hooola!

WOOOW Gracias por todo el apoyo a la historia, me hacen muy feliz. 

Este capitulo va dedicado a todas las personitas que comentaron en el anterior. ¡Me encanta leerlas! hahaha💋

No se olviden de votar y seguir comentando.

Besos.

~Dai.

Continua llegint

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