• CAPÍTULO 113 •

1.5K 119 120
                                    

—¿Y bien? ¿Ya pensaste?

—Si.

—¿Me lo dirás?—Posee mi mano sobre su mano, Y éste se le quedó mirando.

—Si, Pero en privado.

—¿Quieres subir a mi habitación?

—No, En mas privado.

—Ya... Ven, Se a donde ir—Se levantó acomodándose su chaqueta y extendiéndome la mano.

—Bien—La tomé, Tomé su mano y la entrelacé con la mía, Sintiendo una pequeña descarga eléctrica que me recorrió todo el cuerpo. Caminamos hasta llegar a la entrada, Diablos ¿Está lloviendo?

—Toma, Para que no te mojes—Ruggero me cubrió con su chaqueta para cruzar hasta su coche, Aunque fue difícil caminar con los tacones, ¿Cómo es que había empezado a llover?

Al subirnos prendió la calefacción y sin decir más, Arrancó.

—¿Te enteraste del rumor?

—¿De Candelaria?—Asintió—Si, Samantha me lo acaba de contar recién fuimos por las cerveza, ¿Tienes alguna idea de quien fue?

—No, Creí que habías sido tú.

—¿Yo? No, A mi no se me ocurren esas cosas para vengarme.

—Luego creí que fue la Rubia.

—Tampoco, Ella hizo otra cosa.

—Entonces no se quien pueda ser.

—No lo sé, Pero seamos sinceros, Se lo tenia merecido—No contesté nada, Y nos quedamos en silencio hasta llegar al departamento, Algo dentro de mi sabía que me llevaría aquí.

Ambos nos bajamos, Y no dijimos nada hasta entrar. Joder, Tal vez me iré al infierno por esto pero no queda de otra.

—Ruggero...—No me dejó terminar, Pues al llegar a mi me besó desenfrenadamente haciéndome chocar contra la pared.

—Ah...—Gimió, ¿Qué querían que hiciera? Claro que le respondí el beso ¡Lo amo!

El beso se volvió cada vez más caliente, Y a la vez que caminábamos hasta la sala nos íbamos deshaciendo de la ropa. Menos mal que este vestido no necesita brazier.

—Mmmh...

—Ven aquí Sevilla—Jadeó cargándome sin dejar de besarme, Siguiendo caminando hasta el sofá—No sabes cuanto te extrañé—Al llegar, Se sentó y me colocó a horcajadas de mi, Ni siquiera me quitó las bragas, Simplemente las hizo a un lado, Se bajó el bóxer, Y me penetró.

Al principio nos quedamos así por un momento, Y por alguna razón comencé a llorar, Pero no quería que me viera, Así que lo abracé por el cuello muy fuerte para que no viera mi rostro. Sus manos comenzaron a mover mis caderas, Lento, Muy lento, Joder, Esto está mal, Esto no debería de estar pasando.

—Ah...—Jadeé, Pero fue más bien de dolor, De dolor porque no debería de estar haciendo esto.

—No sabes cuanto soñaba con este momento—No quería decirle nada, Simplemente movía mis caderas al compás de él, Dentro y fuera, Una y otra vez, Solamente abrazándolo. Y no solo era el hecho de que no quisiera decirle nada, Sino de que también era por el horrible nudo en mi garganta.

[...]

Pasaron aproximadamente unos cuantos minutos más, Y me corrí, Pero no quise dejar de abrazarlo. Mientras que a unos cuantos momentos más, Él se vino.

—Yo...

—Te amo—Sus grandes manos me tomaron de la cintura para alejarme y poder verme a la cara, Pero su expresión cambió por completo cuando me miró llorar—¿Porqué lloras, Pequeña?—Me acarició la mejilla, Tomándome de nuevo de las caderas para levantarme y quitar su miembro de mi—No estés así amor, Ya todo se arregló, Te juro que no volverán a haber secretos—Y me eché a llorar más, Hundiendo mi cabeza en su cuello, No quiero dejar de abrazarlo nunca.

¿Por qué Yo? #1 Where stories live. Discover now