• CAPITULO 29 •

2.7K 147 36
                                    


Ruggero Pasquarelli

Al día siguiente tuve una terrible resaca, ya estoy en la escuela, echado en mi banco mientras que la maestra de la primera hora da la clase. Tengo los puños lastimados de tanto golpear personas que se le querían acercar para bailar con ella, bebí tanto que no sentía siquiera el dolor de mis manos. Mínimo Agustín me sirvió para algo y me ayudo a sujetar a uno que otro tipo, yo siempre lo he dicho. Mujeres como karol, como Valentina o como cualquier otra con un vestido provocador en medio de un antro siempre van a ser presas fáciles tanto para los universitarios como para los mayores de 30 años solterones o divorciados. Me asegure perfectamente que Logan llevara a las chicas a sus casas, hice que me mandase una foto de karol entrando a su casa para asegurarme de que está bien, sana y salva. Se qué tal vez se escuche algo traumático, pero en verdad me daría mucho miedo que algo le pasara, se que dice que se sabe cuidar sola, pero bien sabemos que eso no es verdad. Hay gente tan depravada en el mundo, hay tantas cosas que le pueden hacer incluso mis amigos del fútbol que estoy segura que ella se quedaría traumada. Ella traumada y la otra persona muerta, como lo dije, jamás dejaría que algún imbecil la tocase. ¡Jamás!

—Vaya, sí que ustedes dos tienen una terrible resaca—Levanto la cabeza para ver a Candelaria con una amiga a un lado—¿Una mala noche? —Agustín, quien también estaba del mismo modo que yo a un lado mío, se levantó para enfrentarla.

—En mi vida vuelvo a tomar.

—Siempre dices eso.

—¿Tuvieron alguna pelea? Dios mío, Ruggero, tienes los nudillos rojos. ¿Te sangraron? —Agustín y yo nos miramos de reojo sabiendo que no diríamos nada sobre el tema.

—Estaba muy Borracho anoche, no recuerdo ni lo que hice, ya mejor deja de estarme molestando y vete por ahí con tus amiguitas—Ambos nos volvimos a recargar sobre el banco para seguir durmiendo.

(...)

Dos horas después, nos encontrábamos ya en la cafetería, bueno, yo estaba con los del fútbol, no veía por ninguna parte a Karol ni a su amiga... ni mucho menos a Agustín. Han de estar los tres juntos.

Me encontraba charlando con los chicos cuando mi mirada se va hacia la entrada de la cafetería, donde quería ver entrar a karol pero mi sorpresa fue ver entrar a Logan. Solo. Y muy enojado. Buscó a alguien con la mirada, después de unos segundos se centró en mis ojos. Caminó a mi, parecía que echaba humo de lo cabreado que estaba. Se puso frente a mí y me dijo—Necesito tú ayuda. Ven conmigo.—Lo dude un momento, ya que mi comida se veía más apetecible que ir con él. Pero al final de cuentas me paré y lo seguí hasta el pasillo donde no transitaba nadie.

—¿Pasa algo? ¿Porque tan enojado?

—Quiero que me ayudes a golpear a alguien, un hijo de puta que se atrevió a besar a mi novia. —Oh, esto si se puso interesante. Fruncí el ceño y le presté más atención—Me ha contado que... después de terminar por el problema que tuvimos. Un grandísimo pendejo se aprovechó de la situación y la besó. Me ha contado con lujo y detalle... él la besó, ella se apartó... en fin. ¿Me ayudas?

—Claro que si, dime nombre y ya vamos a buscarlo.

—Mateo.

—Bien, ahora mismo vamos por Mateo... ¿López?

Negó con la cabeza—Mateo... Sevilla.

¿Por qué Yo? #1 Where stories live. Discover now