• CAPÍTULO 69 •

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La vi salir de su habitación con un vestido negro entallado a su cuerpo, con escote que diablos, siento que me ha puesto muy duro, casi como el vestido que tenía en navidad pero este es más pequeño, diablos, ha de costar una fortuna esa prenda. Y más con sus negros tacones que le hacen conjunto... Tranquilo Ruggero, ahora no es buen momento para hablar del dinero.

—¿Como me veo?—Tenía marcados sus rulos, pero se le veían al natural, no como aquellas chicas que se colocan exceso de fijador en el cabello, no, a ella se le marcaban las ondas muy al natural...

—Las palabras; Hermosa, Preciosa, Maravillosa y Sexy se quedan cortas contigo.

—Que lindo—Y Cuando se coloca de puntillas creí que me besaría pero fue directo a mi oído y me susurró—Ya vi que se te puso dura—Se separó de mi dando media vuelta, así que aproveché que los chicos no nos veían y la tomé del trasero tan fuerte haciéndola golpear con mías caderas para que sintiera mi erección, lo removí para que sintiera cada centímetro de él.

—Mi amigo también quiere decirte lo hermosa que eres y lo duro que lo pones—Besé su cuello, haciéndola soltar un jadeo de placer.

La solté cuando vi que los chicos se acercaban a nosotros.

—¿Nos vamos?—asentimos.

(...)

El chofer ya nos había dejado en la casa de sus tíos, el padre de Karol lo contrató especialmente para esta noche. Vaya, contratan un chofer solo para unas horas en un país diferente, ¡Agh! Tienes que hacer algo Ruggero, tienes que encontrar una solución a lo que te dijo tu padre.

—¡Pero Miren a quien tenemos aquí!

—¡Abuela! ¡Estás aquí!—Karol se le lanzó a los brazos a su abuela, quien vestía un fino vestido de lentejuelas plateadas—No sabía que estarías aquí, te hubiera traído un obsequio o...

—Si, Yo también me alegro de verte—La sonrisa de aquella mujer nos contagió a todos. Una vez ya separadas nos invitó a pasar a donde estaban todos, era una casa algo grande, no comparada con la de Karol en Buenos Aires y mucho menos con la mía, pero tenía una gran mesa donde se estaban sentando apenas. A lo lejos visualicé a los señores Sevillas, quien el señor Sevilla se paró alegre hacia nosotros.

—Tomen asiento chicos, ¡Familia! Ellos son amigos de nuestra hija.

—Buenas noches—Dijimos al unísono, a lo que nos respondieron con una agradable sonrisa. Eran pocos los que estábamos ahí, pero sin duda se llenaba la mesa.

—Mamá, él es Ruggero, Ruggero, ella es mi madre, la abuela de Karol. Él es mi afortunado Yerno del que te había hablado.

—¿Él que le llevó un gran ramo de flores en navidad? ¿El de la foto que publicó Monica a su Instagram?

—Exacto—Le sonreí, y la señora con una gran sonrisa se acercó hasta mi Para tomarme de las mejillas.

—¡Pero que Bonito estas! ¡Karol! ¡Este chico está guapísimo! ¡Te has ganado la lotería, Nieta!—Volteé a mirar a los chicos quien ya se habían sentado y se estaban riendo de mi situación, Karol al notar que no paraba de apachurrar mis mejillas tuvo que pararse e interferir, alejándola y tomándome del brazo.

—Abuela, lo estás lastimando—Ríen.

—Es que es la primera vez que te veo a un novio, ¿Hace cuanto que no te veo?

—Tiene años...

—No exagere suegra—Le grita la señora Sevilla—Karol ya a estado con un chico anteriormente, ¿Cómo es que se llamaba?

¿Por qué Yo? #1 Where stories live. Discover now