• CAPITULO 46•

3.4K 128 76
                                    



Ruggero Pasquarelli

Fui abriendo poco a poco los ojos al sentir los rayos del sol que entraban por la ventana chocar contra mi rostro. La pequeña mano de Karol rodeaba mi pecho y ver su hermosa cara dormilona en mi hombro me ha hecho sonreír. El ambiente está algo fresco, así que subo las sábanas hasta sus hombros para que duerma más tranquila. Es tan linda, es como una pequeña muñeca de porcelana, tan frágil, tan tierna, acaricié su mejilla con tanta suavidad, no quería que se despertara.

Apreciando su belleza por unos minutos, se escucha en la puerta tres golpes y sin decir nada se abre de golpe.

—Buenos días, el director los quiere a todos en el comedor...—¡¿esta mujer no se cansa?!

—Largo.

—Veo que dormiste bien, dormiste calientito.

—Si, dormí bien, Rosa, ahora te pido que te vayas porque la puedes despertar.

—Lo que no entiendo es ¿Porqué ella?—Ríe—La mayoría de las personas normales jamás regresarían una sus ex's

—Que te importa.

—Si me importa, y como también me importas tú déjame decirte algo que anduvieron diciendo anoche en la fogata—Fruncí el ceño— Hay más de 5 malditos hombres que se le quieren meter entre las piernas a tu querida ex novia, así que mucho cuidadito porque no vaya a ser que uno si lo haga—¡PERRA!

La pierna de Karol rodeó las mías. Y su cabeza se apoyó en mi pecho. No se si lo ha hecho a propósito o no, pero ese gesto ha hecho que no me levante a cerrarle la puerta en la cara a esa Maldita.

—Pues, lastima que eso nunca va a pasar. Karol me ama y yo la amo.

—Entonces ¿Porqué no están juntos?

—Eso no te incumbe, ahora lárgate.

Frunció el ceño—Bien. Pero agradéceme porque te estoy avisando lo que salen de las bocas de los demás.

—Se como son las personas hoy en día, pero la conozco y se que ella jamás haría nada malo.

Rodando los ojos y bufando salió dando un fuerte portazo. Sentí mis venas alterarse, si lo que esa tipa acaba de decir es verdad tendré que golpear a muchas personas.

—Mmmh...—Karol se removió más, acurrucadose en mi cuerpo.

—Te amo tanto Karol—Una vez más comencé a acariciar su mejilla con la yema de mis dedos—Es verdad, no siempre puedo estar para protegerte pero no dejaré que nadie te toque un pelo, haré todo lo posible para que eso no suceda amor. Te lo prometo.

La abracé fuerte, cerrando los ojos de a poco y así quedarme nuevamente dormido.

(...)

—Pasquarelli...—Unos pequeños dedos picoteaban mis mejillas suavemente, abrí los ojos de a poco y era la hermosa figura de Karol la que aún tenía rodeado con mis brazos—Pasquarelli... ya es tarde, creo que nos hemos perdido el desayuno—La abracé aún más fuerte para que se acostara de nuevo en mi pecho, pero ella se resistía, diablos, ¿que tan difícil era quedarse acostada conmigo un rato más?—En verdad me muero de hambre.

¿Por qué Yo? #1 Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt