• CAPITULO 30 •

3.1K 125 18
                                    

Ruggero Pasquarelli

El armario era pequeño. Se veía más reducida por unas enormes cajas que estaban ahí. Miré a karol con gracia—¿quieres hacerlo aquí? A mí no me molestaría llevarte a casa.—Caminé hasta ella para tomarla de la cintura.

—Hace rato me protegiste Para que no me dieran un golpe a mi—Sus manos subieron hasta mi cuello y lo rodeó—Salvaste a mi primo de que le dieran una buena paliza que sé que se la tiene bien merecida. Gracias. En verdad Gracias. —Me besa, y con todo gusto le recibo aquel Majestuoso beso. Tras unos segundos se separa de mi—Quiero tenerte dentro de mi. Ahora.

¡La amo! ¡La amo tanto! ¡Diablos! ¡Es Perfecta! Sin decir más, la cargué para que se sentara sobre una caja mientras que no la dejaba de besar. Ahora sus manos se encontraban desabrochando mi pantalón ágilmente. Mis manos también se fueron a sus pantalones y se los bajé hasta quitárselos junto con sus bragas. Me saqué un preservativo que tenía en mi cartera, la miré divertida.

—Este es el último preservativo de la caja que compré.

—ah... no te preocupes... en casa tengo más... ah...

Me lo coloqué mientras que la veía, veía como su boca se abría jadeando desesperada por que la penetre.

La tomé de su pequeña cintura para acércala a mi. La volví a besar ferozmente. Nunca lo había hecho en la escuela, bueno, tal vez una que otra vez en las partes traseras de los coches fuera de la escuela, pero jamás dentro. ¡Me encanta! Tiré de su labio interior haciéndola gemir.

—Okey, ¿lista? —No parábamos de reír—Trata de no gemir tan fuerte... —Le mordí el cuello, ahora había descendido a su trasero. Amo su redondo trasero...

—¡Ya! ¡Maldita sea!—La penetré de una sola estocada. Hundiéndome por completo. Mojadita, apretadita, ¿hay algo mejor que estar dentro de ella? —¡Ah! ¡Ah! ¡Ah!—Comencé mi saqueo, dentro fuera una y otra vez. —¡Oh! ¡Si! ¡Me Matas! ¡Ah!

—¡Mmmh!—Sus manos de nuevo fueron a mi cabello para empezar a tocarlo... mientras que la empujaba de su trasero hacia mí una y otra vez. Los gemidos fueron aumentando, así que la tuve que besar para que no hiciese tanto ruido. Una... dos... tres estocadas y ya sentía mi orgasmo Cerca, su húmeda vagina se empezaba a contraer en mi Pene indicando que el suyo también estaba cerca.

—¡ah! ¡Ah!

—Shhh... que nos pueden escuchar Sevilla—La besé de nuevo tratando de que sus gemidos disminuyeran, aunque no era una mala idea de que la escuchasen, sabían de una vez por todas qué está chica me pertenece. Pero se que no solo la pueden escuchar los alumnos, sino los maestros, y eso le traería serios problemas.

Tras unos minutos de... sudor, caricias, besos, gemidos ahogados, y oleadas de placer que nos recorrían de pies a cabeza. Por fin llegó al orgasmo, seguido de mi. Se dejó caer completamente a mi pecho rendida.

—Te amo Pasquarelli... —Amo que me diga "Te amo" la amo tanto a ella... es Perfecta en todos los sentidos.

—Te amo Sevilla—Jadeo, retirándome de adentro de ella y sacándome el preservativo, este después lo tiraría. Karol aún estaba agitada, pero a duras penas se comenzó a poner de pie para ponerse la ropa. Yo hice lo mismo... en menos de dos minutos ya estábamos ambos vestidos.

—Ufff... jamás me cansaré de hacerlo contigo.

—Ni yo contigo... me fascina esta parte de ti... —Me acerque hasta su rostro para susurrarle—Tú parte pervertida.

—¿Yo? ¿Pervertida?—Sus manos subieron por mi pecho hasta llegar a mis hombros, se relame los labios de una manera tan sensual y se acerca aún más a mí—Yo no soy pervertida, solamente me merecía que me complacieras después de estos días. No has sido un chico muy bueno que digamos—Sus dedos jugaban con mi cabello de una forma tan pero tan sexy que siento que se me está poniendo dura de nuevo—Así que a la próxima que te comportes como un verdadero imbecil, voy a ser yo la que te de un castigo.

¿Por qué Yo? #1 Onde histórias criam vida. Descubra agora