• CAPITULO 3 •

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El fin de semana se pasó prácticamente volando. No tuve que ver a ese imbecil en la escuela, no nos hablamos... Pero tuve que cubrir justamente a Natalia la Stripper. Así que lamentablemente lo tuve que ver todas las malditas noches. Ya le he reclamado a Fabián del porque ha hecho eso de pasarle su número a él... Es prácticamente como si me estuviera vendiendo. Por eso he tomado la decisión que a partir de ayer en la noche sería mi último día. Ya no pisaría de nuevo ese lugar.

Al principio se sacó de onda, y me rogó por qué no me fuera, me pidió perdón. Pero como quiera he decidido ya no asistir.

Hoy es sábado, sábado por la mañana, mis padres no están como siempre. He terminado todas mis tareas y... Prácticamente no se qué hacer.

Y como si mis palabras se hubieran escuchado... La puerta se abre de golpe — ¿¡Cómo que has dejado el Chicago bar?!—era Valentina, la cual ya le he dado una llave de mi casa

—hola, si, como estás... Yo también estoy bien—me reí acomodándome en mi lugar

—Es joda ¿verdad? —negué— ¡Cuando recibí tu mensaje me quedé anonada! Pero... ¿¡Porque?! No entendí nada de lo que me dijiste por mensaje... ¿Ruggero tenía prácticamente todos tus horarios? —asentí— ¿Por eso nunca bailaste para otra persona?— volví a asentir —WoW, me quedé sin palabras. —por un momento nadie hablo, solo mirábamos a la nada, hasta que después de unos segundos volvió a abrir su boca —eso quiere decir que ya no tienes excusas para salir...

—Valentina... No comiences

—¡No comienzo! ¡Hay que salir de compras!— gritó

—Hay suficientes ropa en mi armario, te la puedes llevar toda si es necesario—me tiré a la cama, ella repitió mi acción

—No es lo mismo. Y si no quieres pues. ¡Recuerdo que eres libre! Ya no tienes excusa para no ir a los antros o... — se quedó callada. Giré mi mirada para saber que le había pasado, cuando derrepente grita — ¡Ser animadoras!

Reí—También ya hemos hablado de esto, y mi excusa era de que soy TI-MI-DA no que estaba ocupada en el Chicago. — se quedó callada —Valen... ¿Te ocurre algo?

—mmmh no

—Dime, sabes que puedes confiar en mí

—emmmh... Ayer pasó algo —la escuché— ayer... Ayer Candelaria me humilló frente a unas porristas.

—Siempre lo hace, y jamás te dejas.

—No, ayer tampoco me deje... Solo que ayer me dijo algo muy cruel

—¿Que te dijo?

—Que siempre iba a ser un Don nadie en mi vida. Que era mejor que ya me muriera y que todos los hombres me ven solo por mi cuerpo.

—Y... ¿Que le dijiste?

—Pues le tiré su malteada en la cabeza obviamente —reímos—pero, creo que tiene razón. Por eso es que te digo tantas veces de ser animadoras, creo que sí le diéramos una lección, algún día podríamos dejar de llevarnos tan mal

Diablos. —Tu sabes que yo te apoyo en todo pero...

—Tranquila, lo sé... Igual no te preocupes.

Me sentí mal de haberle dicho de nuevo a mi amiga que no, pero ella conoce bien mis razones. No pienso echarme para atrás sobre mí decisión.

(...)

Lunes por la mañana, estacionando mi coche en el gran estacionamiento de mi preparatoria. Donde a lo lejos puedo ver a mi amiga correr hacia mí con sus grandes tacones y pantalones ajustados. —¡Karol!— me grita aún corriendo con una gran sonrisa

¿Por qué Yo? #1 Where stories live. Discover now