• CAPITULO 34 •

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Al día siguiente me levanté a duras penas. Pues mi estómago comenzó a reclamarme que tenía hambre, así que me metí al baño para quitarme el terrible olor a cerveza, y me puse un vestido blanco cómodo que deja al descubierto la espalda.

Para las cuatro de la tarde ya me estaba alistando con el traje de animación que consistía de una pequeña falda y un top de color rojo y unos listones en el alto de mi cabello. Hoy tenia que verle la cara a Ruggero, ya no estaba enojada, ya sabía que él y Agustín se habían pedido disculpa. No le he contestado ninguno de sus miles de mensajes que me ha dejado, ¿Porqué? No lo sé, creo que no se que decirle. Por eso pasaré antes por una botella de agua al refrigerador y se la llevaré junto con unas galletas para dárselas.

Me miré una última vez en el espejo, tomé mi bolso de ejercicio y salí para irme ya al partido. No tardé en llegar, eran las 4:40 y solo faltaban veinte minutos para que comenzara. Las gradas estaban hasta el tope de gente, las chicas ya estaban ahí calentando. Pero mis ojos se detuvieron en el chico que tenía rodeado chicas, él no les hacía caso, simplemente hacía como si les prestara atención pero lo conozco bien. Mmmh, siempre me ha gustado eso de Ruggero, que ha pesar de que se le insinúen, él no les hace caso.

Por un leve momento nuestras miradas conectaron, segundos después me frunció el ceño y empezó a caminar hacia mi.

—Hola—Lo saludé, me miró de arriba abajo.

—No tenía idea de que habían cambiado el traje de porristas. Se te ve todo.

—¿No te paraste a ver a las demás porristas? Tienen el mismo atuendo—Gira su mirada, y efectivamente las demás chica tienen el mismo traje.

Posa su mirada de nuevo en la mía—No me interesa otra chica que no seas tú, por eso no me percate de eso—¡Lo amo, Joder!—Sevilla, te quería pedir disculpas por lo del sábado, al escuchar decir eso a Agustín obvio me asusté y a la vez me enojé mucho... no tenía idea que ustedes dos habían dado su primer beso a los ocho años, Yo en verdad lo lamento.

—No pasa nada, Solo espero que un suceso así no se vaya a repetir—Me sonríe.

—¿Estamos bien?

Le sonreí—Si, estamos bien—Fui yo la que di los pasos hasta llegar a él, colocarme de puntillas y besarlo. Me tomó de la cintura para que no me alejase y profundizar el beso... sus labios en verdad son una adicción para mi.

—Vamos a cenar después del partido ¿Si?

—Pero tú siempre vas a las fiestas, ¿estás seguro que no quieres ir?

—Prefiero mil veces estar contigo que estar con una bola de borrachos—Reímos. Me tomó de la mano para dirigirme hacia atrás de las gradas, sin darme tiempo me estampó contra unas rejas y me empezó a besar de nuevo, pero me besaba no con malas intenciones, sino que me besaba de una manera única y romántica que solo él sabe darme. Sentía el tiempo pasar realmente lento, tenía una mano apoyada a un lado de mi cabeza y la otra sobre mi cintura mientras que mis manos jugaban con su cabello.

Los minutos pasaron y escuchamos a alguien hablar a un lado de nosotros.

—Vaya, no coman delante de los pobres—Era Logan quien nos miraba divertido. Me separé de Ruggero a duras penas y este lo fulminó.

—Largo, tienes que ir a calentar con los chicos.

—Te están buscando, ya falta poco para que empiece el Parido y el Capitán no está.

—En un momento voy, ahora, Largo. —Logan se rió y se marchó—¿En que estábamos?—Reí.

—Nos están esperando Pasquarelli.

¿Por qué Yo? #1 Onde histórias criam vida. Descubra agora