VENUS✅.

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Capítulo 22.

7 de junio 2019:

La casa de campo de la familia Darling, es sin duda una gran maravilla. Estoy tan encantada con la naturaleza que este lugar tiene, nunca antes había venido un lugar así, salvo al cumpleaños de Sebastián, pero ese fue en otra que queda un poco más cerca de la ciudad.

Tengo entendido que donde nos encontramos, esta aproximadamente a cuatro horas de New York, no sé realmente porque me quede dormida en todo el camino debido a que pase una gran mala noche ¿El porqué de eso? Muy fácil, tiene nombre y apellido, Zeth Darling.

Daño toda la perfecta noche que me había imaginado con Robert, sus comentarios incomodos e indirectas me hicieron sentir que quería salir huyendo de ahí. Dígame que no dejaba de estar de coqueto con su prima y ¡Con todas las mujeres del lugar! Estaba horrorizada, el simple hecho de pensar que mi bebe puede llegar a ser hijo me aterro.

Mi cabeza no paro de dar vueltas, imaginando un mini Zeth correteando en el departamento de James o comportándose peor que su supuesto padre cuando fuera adulto. En estos momentos, detesto tanto al hermano menor de Robert que es sorprendente, nunca antes nadie me había caído tan pesado y que tampoco me sacara tan rápido de mis casillas.

Sacudo un poco mi cabeza alejando esos extraños pensamientos. Decido mejor detallar la casa, es de dos pisos parece una mansión siendo sincera tiene un patio amplio y un porche también así de grande no estoy exagerando ¡Hay caballos! En este preciso momento están trayendo dos caballos, uno marrón y uno negro, debido a que estoy cerca del establo que ellos tienen y también una pista para montar caballos.

Sigo admirando esta maravilla de animales porque son hermosos, siempre los he amado, pero nunca logre aprender a montar uno. James nunca podía acompañarme a una clase y no contábamos con más nadie que nos apoyara en ese momento, quede con mi sueño frustrado de montar a caballo como lo hacen en las películas.

De pronto unas manos rodean mi cintura, siento un peso en mi hombro. El olor a perfume inunda mis fosas nasales, lo reconozco a la perfección a quien le pertenece, en mi rostro se forma una sonrisa diminuta.

-El negro se llama Hércules – me comenta – Es mío, lo he estado cuidando desde mis quince años.

Me sorprendo porque no llegue a pensar que el caballo fuera de, el, como tal quizás de sus padres, pero de Robert no. Veo a Robert muy chico perfecto para estar montando animales por así decirlo, simplemente pensé que no le gustaba.

-La yegua marrón, es Afrodita – sigue contándome – Ella es de Zeth.

Frunzo el ceño ligeramente, me volteo para verlo el me observa con una sonrisa en sus labios como siempre. Pongo mis manos en mi cadera, mientras él pone las suyas en los bolsillos de sus vaqueros.

- ¿Afrodita? – Cuestiono – Es mi nombre en la mitología griega.

Robert se encoje de hombros, me doy cuenta de su vestimenta que es camisa de cuadros negros con rojos, unos vaqueros oscuros y unos tenis. Es raro verlo así, debido a que siempre estoy acostumbrada a verlo con traje, pero debo admitir que se igual de sensual.

-Siempre nos gustó los nombres antiguos – explica – Si te sirve de consuelo, Afrodita ha sido criada por Zeth desde que él tiene trece años.

Asiento con mi cabeza, un poco extrañada con la situación.

-Oh mira va a montarla – señala Robert detrás de mí.

Me volteo rápidamente para ver que si es cierto. Zeth está caminando hasta a Afrodita para quitársela al cuidador, él está vestido como siempre de negro, pero esta vez es con la vestimenta adecuada para montar caballos.

Dulce error #1.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora