65 (Segunda Temporada)

564 37 10
                                    

Después de algunos minutos, sin aviso, la puerta del cuarto se abrió y la vi a Micaela parada ahí. Como estaba todo en penumbra, no podía ver muy bien su cara pero pude notar que su respiración estaba irregular.
Finalmente, ella entró al cuarto y cerró la puerta. 
Micaela no dijo nada ni tampoco yo dije algo. Me quede ahí esperando, mientras nos observabamos en la oscuridad.

Ella se acercó lentamente, quedando bien cerca mío y cuando abrió los labios dijo algo que yo creía que era imposible que saliera de su boca:

— Yo te amo, Bru y sé que no me traicionasté.

Ahora yo tenía la seguridad de que estaba alucinando.

— ¿Qué?— Pregunté aturdido. — ¿Qué dijiste?

— Dije que te amo y que sé que sos inocente — Repitió con firmeza.

— Después de todo lo que pasó, ¿cómo podes tener toda esa seguridad cuando ni yo mismo te puedo garantizar eso?

Sabía que podría estar siendo estúpido al sembrar más dudas en la cabeza de Micaela— justo en ese momento en el que ella parecía estar absolviéndome de culpa.  No obstante, yo necesitaba entender qué era lo que estaba pasando por su mente, necesitaba dejar todo lo más claro posible. No quería más mentiras ni dudas entre nosotros. Quería jugar limpio, no me importaba el resultado.

— Puede parecer raro y tonto lo que voy a decir, pero simplemente dejé de escuchar a mi lado racional y empecé a escuchar a mi corazón. — Ella llevó la mano hasta su pecho y su voz comenzaba a quebrarse. — Me pude acordar de quién realmente sos y, de todo lo que vivimos desde mi accidente. Me acordé de cuanto te sacrificaste para que volviéramos a estar juntos y me di cuenta que esa persona que conocí jamás podría haber hecho algo tan asqueroso. Quiero decir, no tengo una explicación para lo que vi ese día, pero sé que vos no harías eso. ¡No lo hiciste!

— ¿Y si lo hice, Micaela? — Retruqué — ¿Y si lo hice, a pesar de que no recuerdo que lo hice?

Ella se acercó todavía más, estaba tan cerca que podía sentir el aroma de su aliento.

— Quiero que me respondas una cosa y quiero que seas completamente sincero.

— Si, yo te voy a responder cualquier cosa. — Hablé con sinceridad.

— Cuando ves a otra chica, una chica linda y atractiva, ¿sentís esa necesidad de estar con ella?

                ***************

Narra Micaela:

Al entrar en ese cuarto, estaba dispuesta a jugar al máximo, apostando todas mis fichas en la conversación que tendríamos. 

Había sido una semana confusa. Estuve emocionalmente dividida entre la alegría de poder ayudarla a María a cuidarla a su hija y la tristeza de querer hablar con un Bruno distante, que vivía escapándose de míh. Yo sabía que me merecía ese comportamiento de su parte. Al fin y al cabo fui yo la que se lo había pedido, ¿no?
Pero eso fue antes de comprender lo que mi corazón intentaba gritar durante todo este tiempo. Finalmente, pude percibir la verdad y solamente esperaba que no fuera demasiado tarde.

Respondí sus preguntas y podía sentir su angustia, las dudas que lo torturaban y lo hacían sentir culpable e indigno. Su cara reflejaba la imagen de un alma perdida, cargada de dolor.
No quería más tanta tristeza.
Quería que él volviera a ser ese Bruno confiado y seguro.
Decidí jugar mi última carta y puntualizar mi último argumento.

— ¿Otras chicas? ¿Que chicas? Yo no tengo ojos para nadie más que no seas vos. Solamente pienso en vos desde los once años.

Yo estaba conmovida, mucho más que conmovida: Estaba completamente nadando en amor, completamente rendida a la fuerza de mi sentimiento.
Estiré mis brazos para envolverlos en su cuello, pegando mi cuerpo al suyo.  Respiré profundo. Hacía tanto tiempo que habíamos estado juntos que parecía una eternidad.
Y mi cuerpo reaccionaba automáticamente al suyo, estaba más que lista, estaba suplicando porque ese momento llegara.

Más Que Hermanos [Adaptada]Where stories live. Discover now