49 (Segunda Temporada)

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Sin darme cuenta, fui al único lugar al que creía que todavía podía ser bien recibido. Estaba tan inmerso en el dolor que no me di cuenta que ya había llegado.
Me quede parado delante de la puerta cerrada, mirándola como si fuese abrirse por arte de magia, olvidándome que tenía que tocar el timbre o golpearla.
Después de quedarme ahí por un tiempo considerable, finalmente percebi que la puerta no se iba a abrir sola, ni aunque dijera unas palabras mágicas como  “Abrete, Sesamo!”

Estiré el brazo, toqué el timbre y esperé.
Pocos minutos después, la puerta finalmente se abrió.

— Bruno, ¡que sorpresa!—Apareció Julia con la expresión gentil. — No sabía que ya habías vuelto, ¡vamos a entrar!

Ella miró curiosa la valija que yo depositaba en el piso y me pregunté el motivo por el cual la mamá de Paula estaba ahí.

—  ¿Está Paio?

— Si, él está acostado en su habitación. Está en estado de reposo por ordenes médicas, porque tiene una fuerte neumonía.—Respondió simpatica.

— ¿Neumonia? ¿Él está bien?—Pregunté, sorprendido por su estado.

— Ahora está mejor. Los remedios están haciendo efecto y se está recuperando. Paula y yo nos estamos encargando de cuidarlo. Ella estaba acá hasta hace un rato, pero recibió una llamada de tu casa y tuvo que salir para verla a Micaela. Entonces, yo me quede acá.

Me quede helado ante ese comentario. Con seguridad, Paula ya debía saber toda la historia.

— ¿Puedo hablar con Paio?—Pregunté ansioso.

— Claro, él está despierto.

Me pare en la puerta del cuarto y di un golpe para anunciarme. Paio estaba acostado, con la espalda y la cabeza apoyadas en algunas almohadas y estaba tapado por una frazada.
No me parecía que estuviese mal. Su color estaba bien, se lo notaba saludable.
Con certeza, era el reflejo del cuidado de la familia Amoedo.

Él dejo de leer un libro. Al verme, me sonrió y extendió la mano para saludarme.

— ¿Llegaste del viaje ahora?—Me peguntó alegremente, apuntando a una silla para que me sentara. 

— Más o menos.

— ¿Cómo? — Preguntó confundido.

— Primero fui a mi casa, pero no pude quedarme.

— ¿Qué? — Preguntó, frunciendo el ceño. — ¿Qué pasó?

Di un suspiro y agaché la cabeza.

— No tengo a dónde ir, Paio—Respondí, hablando bajo.— Mi papá me echó de mi casa.

El espanto en su cara, se reflejó en el tono de su voz.

— ¿Qué vos fuiste que? — Habló de forma exagerada. — ¿Por qué?

— Él cree que soy infiel—Respondí avergonzado—Y Micaela también piensa lo mismo.

Lo que siguió fue un profundo silencio, que estaba cargado de preguntas ansiosas y de respuestas avergonzadas que no fueron verbalizadas.
Paio simplemente me miraba perplejo.

— ¡Me tenes que contar todo!—Pidió preocupado.

Inicié mi relato, desde el momento del viaje hasta como había ido a parar ahí, sin saber que hacer y ni para donde ir.

— ¡Que locura, amigo! Ni hace falta que me lo pidas, ¡te podes quedar acá el tiempo que lo necesites! Como dicen por ahí: mi casa es tu casa. 

Más Que Hermanos [Adaptada]Where stories live. Discover now