48 (Segunda Temporada)

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— Me estás mintiendo.— Afirmé, ansiando para que yo estuviese en lo correcto. — Tenes que estar mintiendo.

— Estoy cansada de que me trates como si fuera una mentirosa, ¿ me entendiste?—Ella se dio vuelta. Volvió a agarrar el teléfono que estaba arriba de la mesa de luz y me lo extendió.  — Vamos, llama a la recepción y confirma que lo que te estoy diciendo es verdad. Ellos tienen el control de todas las personas que pasan por el hotel.

Yo estaba con miedo, mucho miedo. Pero no podía seguir en ese estado de suspenso. Fue con mucho esfuerzo que hice la llamada y esa pregunta tan fatidica. Mientras esperaba, recé y recé como nunca para que la respuesta fuese negativa.

— Si, señor Sainz Micheli. — Confirmó la recepcionista.— Una joven de nombre Micaela Sainz Micheli estuvo acá y le fue informado el número de su cuarto ya que afirmó ser su esposa. 

Terminé la llamada y me senté en la cama, en estado de shock.

— Yo te dije que todo lo que decía era verdad.— Murmuró Sofía más calma, de brazos cruzados.

— Ella estuvo acá. Pero, ¿cómo te enteraste?— Pregunté, sintiendo algo sombrio en el aire. — ¿Cómo supiste que Micaela estuvo en el hotel?

— Es muy obvio — Rodó sus ojos.— Porque fui yo la que le abrió la puerta cuando ella vino— Agregó con una leve sonrisa en los labios. 

— ¿Qué le dijiste? — Pregunté, sintiendo que en cualquier momento estaba a punto de perder el control porque ya estaba cegado por el dolor.

— ¡La verdad! — Murmuró furiosa. — ¡Solamente la verdad!

— ¿Y que verdad fue esa?

— ¡Que nosotros dos dormimos juntos y que estamos juntos! Ella te vio acostado en la cama. Apenas habíamos terminado de amarnos y vos dormías profundamente. Entonces, ella dio la media vuelta y salió corriendo.

Mire alrededor, puse las manos en la cabeza estirandome el pelo como si fuese a arrancarlo. Yo tenía que hacer algo ahora mismo. Agarre mi celular y la llamé.

— ¡Aténdeme, mi amor, aténdeme!— Hablaba desesperado. Pero infelizmente, solamente podía escuchar el correo de voz. 

Intenté llamarla varias veces, pero el resultado era el mismo.
¡Necesito salir de acá! — Pensé alucinado. — ¡Necesito volver a casa ahora!

Mire el reloj de la pared. Ya eran más de las dos de la tarde y eso había pasado en la noche anterior. Había pasado mucho tiempo desde lo ocurrido.
Necesitaba hacer algo inmediatamente.

Ignorando a Sofía por completo
— que por cierto seguía sentada en la cama, observandome —, empecé a agarrar mis cosas que estaban esparcidas por el cuarto y las meti de cualquier manera adentro de la mochila. Me vestí con lo primero que encontre.

— ¿Qué pensas que estás haciendo?— Preguntó, saliendo de su inmobilidad. — ¿A dónde creés que vas?

No respondí, continué ignorándola y eso la dejo todavía más nerviosa. 

— ¿Te vas?—  Siguió preguntando, ahora histerica.—¿Te olvidaste de tus responsabilidades? Nosotros estamos de gira con la obra, ¡no te podes ir ahora!

— Me estoy yendo— Dije al abrir la puerta y mientras me acomodaba la mochila— Y solamente tengo que decirte dos cosas. La primera es que nosotros no estamos juntos y nunca vamos a estarlo. La segunda es que mi única responsabilidad es Micaela. El resto, lo que te incluye a vos, simplemente dejo de existir en mi vida.

Más Que Hermanos [Adaptada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora