7 (Primera Temporada)

965 57 2
                                    

Tres años después, mi deseo se había cumplido: Paula y yo nos volvimos amigas inseparables. Nuestras diferencias, que eran respetadas de una forma natural, formaron una amistad sólida y equilibrada.

— Esto es tan estúpido — Comentó Paula, sentada en mi cama y usando su notebook. — ¿Qué tipo de tarea para casa es esta? "Escriba una poesía o poema con tema libre" La profesora ni se tomó el trabajo de pensar en algún tema en especial. ¿Tenes alguna sugerencia? — Me reí por la queja de Paula, pero aquellas quejas ya eran muy comúnes. Ella se quejaba de todo y de cualquier tarea que nos daban, pero nunca dejaba de hacerlas. Y, además, tenía muy buenas notas.

Paula era ese tipo de estudiante que no necesitaba realizar mucho esfuerzo para entender la materia. Parecía tener algún tipo de memoria fotográfica, ya que guardaba la información que explicaban los profesores. Tal vez era por eso que ella detestaba tanto las tareas para casa porque las consideraba muy repetitivas.
De hecho, aprendí que detrás de su supuesto comportamiento sútil y materialista, Paula era una persona muy culta que le gustaba leer tanto revistas de moda como clásicas obras literarias. Admiraba a mi amiga casi genio. Me encantaría tener esa capacidad.

— Escribi sobre un tema cualquiera como alguna cosa que te guste mucho hacer, por ejemplo.— Respondí, mientras veía como ella mordía la punta de su lapicera, pensativa.

— Si fuese sincera, escribiría sobre hacer compras, pero me tratarían de compradora compulsiva. Tiene que ser otra cosa.

— ¿Qué tal un tema sobre la observación del medioambiente? Ese tema es popular y serio hoy en día.

— Todos los "ambientalistas" y "nerds" van a escribir sobre eso. Y si hay una cosa que Paula Amoedo no hace es ser común. Tiene que ser un tema muy original. — Dijo mirando su hoja que todavía seguía en blanco. —¿Qué vas a hacer? — Preguntó ella, curiosa.

— Ya escribí una poesía — Respondi, evitando mirarla

— ¿En serio? ¡Fuiste rápida!— Exclamó ella sorprendida. Y entendi su reacción porque generalmente sucede todo lo contrario. — ¿Y qué tema elegiste?

— Sobre algo que me gusta. — Respondi de forma evasiva.
Paula ya me conocía muy bien y sabía que no iba a decirle más nada. Apenas me lanzó una mirada curiosa, pero permaneció callada y para ella ese era un desafío muy grande.

— Voy al baño — Dije, levántandome de la cama.

— Voy a hacer esto más tarde. Por lo menos ya pude terminar lo de Historia, ¿puedo usar la impresora? — Preguntó cuando yo ya estaba de salida.

— Claro — Respondí con una sonrisa.

Cuando volví al cuarto, Paula estaba sentada en mi cama y leía una hoja de papel atentamente. Cuando me paré a su lado para ver qué era lo que leía tan interesada, sentí que el pánico me invadía, ya sabía lo que estaba escrito ahí: mi secreto más guardado.

"Las cosas que amo:

Amo el cielo y el mar infinito e inmenso porque me recuerdan a tu mirada dulce en lamento
Amo las rosas y los colores de lindos matices porque me recuerdan a tus labios en macio tormento
Amo todo lo que me recuerda a tu piel
Pero por encima de todo, amo los pájaros pequeños y frágiles porque hacen construcciones resistentes que entrelaza el abrigo perfecto para el puro sentimiento de un amor en un niño

Micaela Sainz Micheli"

— ¿Qué pensas que estás haciendo? — Pregunte nerviosa al mirar la hoja que ella estaba sosteniendo entre sus manos. — ¡Te estás metiendo con mis cosas personales!

— Por supuesto que no, Mica. Estaba por imprimir mi trabajo y cuando quise fijarme algo en la impresora, esta hoja estaba ahí— Ahora que ella explicó todo, me acordé que lo imprimí un poco antes de que Paula llegara y me había olvidado de guardarla.

— Perdón, Pau. No desconfio de vos. Es solo que cuando te vi sosteniendo eso, no me pude contener. — Ella me miró atentamente y me dijo:

— Está todo bien. A mi tampoco me gusta que se metan con algo que sea muy particular.

Movi la cabeza en concordancía. Me alejé, me senté en mi cama y doblé cuidadosamente la hoja. Cuando miré nuevamente a Paula, ella tenía una mirada muy desconfiada. Me sentía muy desconcertada.

— Mica, ya leí esto. Y no voy a fingir que no pasó nada — Dijo de forma directa. — Entonces basada en esto y en otros pequeños datos, solo puedo preguntarte algo... ¿Te gusta Bruno? Y cuando digo gustar, no me estoy refiriendo al sentido fraternal.

Apreté con fuerza la hoja de papel. Mordí mis labios y entonces como si hubiese tomado un poderoso sorbo de la verdad, escupí la respuesta en forma dramática.

— ¿Gustar? ¡No! ¡Yo lo amo! ¡Lo amo tanto que a veces pienso que me voy a volver loca! — Revelé— Y te aseguro que este sentimiento no es para nada fraternal.

En nuestra dupla, yo siempre fui la reservada y tímida. Todo lo contrario a Paula. Pero ahora era ella la que estaba con la boca abierta, aparentemente asombrada con un súbito descontrol emocional. Como seguía sin reacción, sentí que mis mejillas estaban rojas y dejando el papel a un lado, cubrí mi cara con mis manos. ¿En qué estaba pensando cuando le confesé todo a Paula? ¿Qué estaría pensando ella en estos momentos? Tenía hasta miedo de imaginarlo.

— Ya lo sé, Pau. Algo tiene que estar mal en mí porque no tengo que sentir esto por él. Pienso que no soy normal. Podes decir que soy una aberración. — Hablé totalmente angustiada. Escuché pasos y poco tiempo después, percibí que Paula se sentó a mi lado.

— Mica, ¡mírame! — Dijo tomando mis dos manos y yo cedí. —Podes ser cualquier cosa menos una aberración. ¿Por qué se supone que serías un aberración? ¿Por amarlo a Bruno? Por lo que yo sé, él es un hombre y vos una mujer, hasta ahí todo normal.

— Pero él es mi hermano. — Murmuré temerosa.

— Apenas en un papel

— Entonces, ¿no crees que es un pecado? — Pregunté con un poco más de calma.

— Si ustedes fueran hermanos de verdad, creo que si. Pero no existe esa conexión entre ustedes, a pesar de haberse criado juntos y vivir en la misma casa.

— Y tenemos los mismos papás.— Paula consideró aquello por un minuto

— ¿Y qué siente él? — Preguntó ella, curiosa.

— Pienso que siente lo mismo que siente por nuestras otras hermanas. Solo que hay una pequeña diferencia.

— ¿Cuál?

— Yo lo siento más reservado conmigo. Siempre me trata bien, pero no sé... Tengo la sensación de que a veces me evita, es como si algo en mí lo incomodara.

— ¿Y qué pensas que lo hace actuar así?

— No lo sé. — Respondí sinceramente

— Yo creo que no hay nada en especial. Bruno siempre fue un chico "raro". — Hice un gesto de desagrado por su último comentario y ella suspiró.—Está bien, disculpame. Ya entendí que lo amas y que para vos es el chico más perfecto de todo el mundo. Como dicen por ahí, el amor es ciego, ¿no? Entonces créeme cuando te digo que no tenes que sentirte culpable o avergonzada de tus sentimientos. Hasta que me demuestren lo contrario, ustedes dos son dos seres libres.

La capacidad que tenía Paula de escuchar, asimilar y digerir la información era considerada chocante para la mayoría. Era impresionante, pero ahora y más que nunca aquella cualidad era una bendición en mi vida. Ya había abierto la boca para hacer un pedido, cuando ella me dijo:

— Podes quedarte tranquila, voy a guardar tu secreto.

— ¡Paula, sos la mejor! — Exclamé sonríendo antes de darle un gran abrazo.

Más Que Hermanos [Adaptada]Kde žijí příběhy. Začni objevovat