18 (Primera Temporada)

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Las luces finalmente se apagaron y la película empezó. Estabamos todos muy ansiosos. Bruno tenía un papel secundario, pero era innegable que cada vez que aparecía en escena, uno se sentía atraído por el magnetismo de su interpretación. En la escena en la que él bailaba no pude evitar preguntarle:

— ¿Cuántas veces le pisaste el pie a tu compañera?

— Solamente dos — Respondió entre risas.

Entonces, llegó una parte dramática de la película en la que su personaje era maltratado. Tuve la voluntad de esconder mi cara para no seguir viendo sus expresiones de sufrimiento y dolor, que él representaba de una forma espectacular. Pero no me pude contener más y empecé a llorar.

— ¿En serio, Mica? — Dijo Bruno dándome un pañuelo.

— ¡Ah, cállate!- Respondí avergonzada, agarrando él pañuelo que él extendía.

La película terminó. Las luces se volvieron a encender y empezó el momento de las felicitaciones. Todo el mundo estaba feliz y orgulloso por el resultado. Felicité a todo el elenco y me saqué algunas fotos con ellos. Me sorprendí cuando sentí una mano en mi cintura y una voz empezó a hablarme en el oído.

— ¿Alguien ya te dijo que estás muy linda esta noche?

— ¡Hola, Nacho! Gracias, también te ves muy bien.— Dije observando su ropa elegante.—¡Felicidades por la película! ¡Actúas muy bien!

— Gracias — Dijo sonríendo.—¿Vas a la fiesta más tarde?

— ¡Si! — Respondí sonríendo.

— ¡Perfecto! Quiero bailar toda la noche con vos. — Dijo demostrandome claramente sus intenciones al apretar todavía más mi cintura. — Nos vemos allá — Él me dió un beso en la mejilla y salió sonríendo en una forma insinuante.

—-¿Qué quería? — Preguntó de repente Bruno, muy molesto.

— No es de tu importancia—Respondí fríamente. Estaba muy irritada por su tono de voz.

— Entonces, ¿vamos a comer?— Nos preguntó mamá y de esa forma rompió la tensión que había entre nosotros.

Seguimos al espacio reservado para la ocasión, un salón inmenso de un lujoso hotel. Nos sentamos en una de las varias mesas redondas que había en el salón. El director de la película llegó y todos lo aplaudieron. Él estiró los brazos pidiendo por silencio e hizo un breve discurso de agradecimiento. En el final, entraron varios mozos sirviendo copas de champagne y brindamos por la buena suerte de la película y de todos. Nos volvimos a sentar, al poco tiempo la entrada fue servida y luego el plato principal, saboreamos felices la recepción.
Durante todo ese tiempo, la conversación fue entretenida. Pero seguí con mis esfuerzos de no fijarme en su mirada. También nos sacamos algunas fotos en familia y con amigos.

Un rato más tarde, los invitados comenzaron a irse, señal de que ya se estaba haciendo tarde. Papá estaba recostado en su silla y parecía que tenía sueño y mamá,después de disimular un bostezo, puso la mano en el hombro de él en señal de que ya era hora que volvieran a casa. Infelizmente ni Flor ni Bian podrían acompañarme a la fiesta, ya que por ser un poco menores ni papá ni mamá querían que ellas fueran.

— ¿Estás lista? — Preguntó Bruno levantándose de su silla. Simplemente asentí con mi cabeza.

Durante el corto viaje en el auto hasta el club nocturno nos quedamos callados. Deje el auto en el estacionamiento, salimos y fuimos caminando de un lado a otro en dirección a la puerta de entrada de la fiesta, donde un fuerte esquema de seguridad fue montado. Nos paramos cerca de la pista, ergui mis hombros y sonreí ya que estaba lista para poner mi plan en práctica.

— Bueno, ahora cada uno por su lado.

— ¿Cómo? — Me preguntó Bruno desconfiado.

— Quiero decir que yo sigo por mi camino y vos por el tuyo. ¡Hasta más tarde! — Respondí alejandome de él, ríendo por dentro por haberlo dejado mudo de espanto.

Pasó un mozo sirviendo champagne y agarré una copa: esa sería mi noche y aprovecharía cada momento de ella.

— ¡Finalmente encontré
a mi dama! — Dijo Nacho apareciendo de sorpresa. — ¿Lista para que esta noche sea inolvidable?—Giré mi cara y sonreí para él, terminando de tomar el champagne.

— ¿Qué estamos esperando?

Él sonrió de vuelta, agarró mi copa y la depositó en una mesa cercana. Después agarró mi mano y me dió un beso en ella mirándome fijamente a los ojos, lo cual me hizo temblar de expectativa.

— ¡Me encanta ese tema! — Grité para él.

— ¡A mi también! — Respondió animado.

Empezamos a bailar, reír y jugar. Las canciones cambiaban y nos soltabamos completamente, cantando juntos las que más nos gustaban y de vez en cuando bebiendo más copas de champagne helado para refrescarnos. Al rato, fui soltandome por completo y comencé a moverme al ritmo insinuante de la música. Nacho se animó, me agarró de la cintura y me empujó más cerca de su cuerpo. Nos movíamos en la misma sintonía.

— Sabes muy bien cómo
moverte. — Dijo en mi oído y yo solté una carcajada.

Empezó a sonar una canción muy rápida y envolvente, obligándonos a acelarar aún más los movimientos. Él me miraba a los ojos, parecía que le gustaba esa situación. De repente me tomó por la cintura, dandome vuelta y apoyando mi espalda en su pecho mientras nuestras caderas se chocaban.

— ¡Estaba loco por bailar este tema con vos!

En ese momento levanté la cara y lo vi a Bruno del otro lado del salón con un trago en la mano, al lado de algunas personas que conversaban, pero él no parecía estar prestando atención porque miraba disimuladamente hacia mi dirección. Por un momento, nuestras miradas se cruzaron y lo sentí a Nacho besando levemente mi cuello. En ese segundo, lo miré fijamente a Bruno. Me estaba gustando la sensación de veganza...

Más Que Hermanos [Adaptada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora