3 (Segunda Temporada)

408 32 2
                                    


B... ¿Bruno? — Micaela me miró asustada. — ¿Sos... sos vos?

Sin dejar de mirarla, saqué la alianza de mi bolsillo y la coloqué en mi dedo - gesto que Micaela acompañó con una mirada cada vez más asustada.

Si. Soy yo — Respondí intentando mantener la voz firme.

Micaela me miró a la cara, su boca se abrió por la sorpresa y permaneció congelada en esa expresión por varios segundos.

— ¿Hija, está todo bien? — Le preguntó papá preocupado. — Sé que esta noticia puede ser un poco impactante, pero...

— ¡Estoy bien! — Exclamó Micaela, interrumpiendolo de repente.—¿Por qué no estaría bien?, ¿impactada?. ¿Por qué tendría que estar impactada?—Dijo ella, llena de irónia y dirigiéndose hacia nosotros. — Hasta hace cinco minutos atras pensaba que estaba soltera. Pero ahora me entero de que estoy casada. ¡Y estoy casada con el chico que creía que solamente era mi hermano! — Fue aumentando el tono de voz, hasta casi gritó cuando dijo la palabra hermano.— ¿Qué otra cosa más me ocultaron? — Preguntó curiosa.

— Calmate, hija — Pidió mamá calmamente y Micaela rodó sus ojos.

— ¿Qué otra cosa más me ocultaron? — Repetía furiosa, mirando a su alrededor.—¿Tenemos hijos?—Inquirió abruptamente, mirándome.

— No, no tenemos hijos todavía— Respondí, intentando mantener la calma. — ¿Por qué creiste que teníamos hijos?

— ¡No creí nada! ¡Solamente estaba imaginándome razones para casarme siendo tan chica!—Respondió nerviosa.

— Mira, mi amor, con el tiempo te voy a explicar to... — Comencé a decir, pero Micaela me detuvo.

¡No te atrevas a decirme "mi amor"! — Replicó furiosa. — Yo no quiero escuchar más nada ni tampoco quiero que me sigan mintiendo. ¡Dejenme en paz!—Gritó ella, empujando todo lo que había a su alrededor.

Micaela corrió en dirección a la escalera, y subió cada escalón mientras lloraba.

— ¡Ella colapsó! — Declaró papá, verbalizando lo que todos pensabamos en ese momento.
Estaba listo para correr detrás de ella cuando papá me interrumpió al colocar su mano en mi hombro. — ¡Calma, hijo! Tenes que darle un tiempo para que ella se acostumbre.

— No puedo dejarla sola y más cuando está confundida por todo—Dije desesperado.

— Mejor voy yo, Bruno—Murmuró Paula, acercándose a mi. — Sé todo lo que pasó entre ustedes y soy la mejor amiga de Micaela. Puede ser que ella me escuche.

— Esa es una buena idea—Concordó rápidamente Florencia. — ¡Creo que Mica la va a escuchar, Bru!

Yo sabía que algo así podía pasar, que Micaela podía  sentirse asustada. También sabía que ella podía llegar a sentirse traicionada, sin entender todo lo que había pasado entre nosotros.
Pero a pesar de que ya sabía todo eso, ver su explosión me dejo destrozado. Había esperado tantos días para revelarle todo, con la esperanza de que comprendiera todo.

A pesar de que no debía, ya me había imaginado una fantasia de que Micaela no solamente iba a aceptar la situación, sino que además iba a correr hasta mis brazos y nos besaríamos apasionadamente. Pero lamentablemente, nada de eso sucedió...

— ¡Está bien! — Acepté nervioso, pasando una mano por mi pelo.— Podes intentarlo, Pau, por favor. Pero si ella no te quiere escuchar, voy a subir hasta su cuarto, de cualquier manera.

— Quedate tranquilo — Me aconsejó Paula, sonríendo levemente. — Sé como hablar con ella.

____________________________________

Narra Micaela:

Fui corriendo hasta mi cuarto lo más rápido que podía. Una vez que ya estaba en el, cerré y trabe la puerta inmediatamente. Suspiré y me preguntaba si había entrado al cuarto correcto.
En lugar de mi tan familiar cama, había una cama mucho más grande, cubierta por un alcolchado blanco.
Seguí mirando todo lo que había a mi alrededor, y las lágrimas ya cubrían por completo toda mi cara.

Fui hasta al ropero, lo abrí y observé que un lado seguía estando igual a lo que me acordaba, solamente que más desordenado. El otro estaba lleno de ropa masculina, en un completo orden.
Probablemente, yo había sido obligada a compartir mi ropero con "mi marido".

¡Marido! Esa palabra me parecía muy absurda
¿Cómo eso pudo haber pasado?
Intentaba forzar mi memoria es búsqueda de algún recuerdo sobre el casamiento, pero nada pasaba.

Me sentía ciega por esta etapa nueva y desconocida, sin saber que era lo que tenía que hacer.
Quería tirarme a la cama y desahogar todo mi miedo. Pero no podía hacer eso, en esa cama que era tan desconocida para mi.

Decidí sentarme en la silla que estaba en el escritorio de la computadora. Por lo menos, eso no había cambiado de lugar.
Por accidente, moví el mouse y pude ver el fondo de pantalla de la computadora. Suspiré porque era una foto de una pareja sonriente, y me resultaba familiar y extraña al mismo tiempo.

En esa foto, una Micaela, que me resultaba totalmente extraña y que no parecía ser yo misma, sonreía feliz. Una Micaela que tenía los ojos demasiado brillantes y que parecía ser la mujer más feliz del mundo. Esa Micaela estaba abrazando a un chico que también parecía ser el hombre más feliz del mundo. Era Bruno.
Esa foto, transmitía un profundo y sincero sentimiento. Un sentimiento que yo no tenía idea de cómo había surgido entre nosotros. Y eso me asustaba...

Apagué el monitor porque ya no podía seguir mirando esa foto.
Después del anillo, ese fondo de pantalla era la prueba más real de lo que me habían contado hace algunos minutos atrás.

Más Que Hermanos [Adaptada]Kde žijí příběhy. Začni objevovat