47 (Primera Temporada)

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Narra Micaela:

No podía respirar muy bien por lo tensa que me sentía. Pregunté si ella podía ver algo más, así que el chico se lo preguntó a su abuela, pero ella negó con la cabeza. Enseguida, él se disculpó nuevamente y finalmente se alejaron. Yo estaba temblando.

— Mi, ¿estás bien? — Preguntó Bruno mientras me abrazaba.—No creíste en todo eso, ¿no?

— No sé. Ella no me conocía y, sin embargo, al principio dijo cosas que realmente me pasaron— Respondí, un poco asustada.

— Olvídate de todo lo que te dijo, ¿está bien? — Pidió en cuanto me abrazaba más fuerte. — Nada malo va a pasar. Y siempre vamos a estar juntos y felices

— ¿Me lo prometes? — Le pregunté al separarme del abrazo para poder mirarlo a los ojos.

— No existe fuerza en el universo que haga que me aleje de vos, Mica — Prometió firmemente. Sujetó mi cara con sus dos manos y me miraba fijamente a los ojos. — No existe ningún tipo de oscuridad que pueda alejarte de mí. Somos uno.

— Si, somos uno — Repetí, calmandome un poco.

— No estes mal por todo esto. Seguro que es un típico truco que utilizan para impresionar a turistas ingenuos como nosotros.

— Quizás tenes razón. Soy demasiado exagerada y tonta, ¿no? — Dije, sonríendo levemente.

— No sos nada de eso, mi amor—Respondió sonríendome.— Solamente olvídate de todo y vamos a focalizarnos en vivir el día a día.— Agregó, besandome suavemente.

Narra Bruno:

Llegamos a nuestra casa flotante al final de la tarde, y a pesar de que nos sonreímos y bromeabamos, pude notar que Micaela estaba muy tensa.
Intenté mantener el mismo clima alegre de siempre, pero podía notar que por momentos ella miraba hacia al vacío. La expresión que tenía reflejaba seriedad y preocupación.

Aquel episodio con el chico y su abuela vidente, la había afectado a Micaela muchísimo más de lo que me hubiese gustado. Pero tengo que reconocer, que a mí también me había sorprendido bastante.
Me sentía sorprendido por cada cosa que la mujer decía y el final trágico fue muy asustador, parecía que al haberlo dicho todo en aquel idioma extraño, ganó un tono de veracidad sobrenatural.

Pero claro que al salir de ahí, intenté sacar por completo esos pensamientos de mi cabeza y decidí focalizarme solamente en Micaela.

Había sido un día muy largo y estábamos cansados, así que nos fuimos a acostar temprano. La observé a Mica relajarse al lado mío. Ella bostezó y lentamente sus ojos se comenzaron a cerrar. Después escuché su respiración tranquila que revelaba que ella estaba profundamente dormida.
Decidí abrazarla y protegerla en mis brazos, sintiendo que nada ni nadie nos podría separar, y tampoco permitiría que nada se interponga entre nosotros. Vencido por el cansacio, también caí en un sueño muy profundo.

Inesperadamente, me desperté por los gritos de Micaela. Ella estaba agitada, con los brazos extendidos como si intentara agarrar alguna cosa. Supe que ella estaba teniendo una pesadilla.

— Mica, despertate — La llamé lentamente. Pero ella no se despertaba. — Mi amor, despertate — Insistí una vez más, con un tono de voz un poco más fuerte para que ella me pudiera escuchar.

A los pocos segundos, Micaela abrió los ojos y respiraba muy rápido.  Ella miraba todo como si estuviese asustada e inmediatamente empezó a llorar. Un segundo después, me abrazó fuerte y parecía estar desesperada.

— Por favor, no me dejes ir.—Dijo, entre sollozos.

— Nunca me voy a alejar de vos— Me senté en la cama y ella se sentó arriba mío, abrazándome por el cuello con sus brazos.

— No me dejes entrar allá—Repetía ella sin parar.

— ¿Entrar a dónde?— Le pregunté totalmente confundido.

— A la cueva — Dijo con dificultad.
— Estaba perdida en una cueva muy oscura. Podía escuchar tu voz, pero no te encontraba por ningún lado.

— Tranquila, Mica. Fue solamente una pesadilla.

— No me dejes ir allá — Repitió una vez más. Ella me abrazó con fuerza, enterrando su cara en mi pecho y la aseguré fuerte junto a mí. — Abrázame más fuerte—Me pidió. — Hace que me olvide de todo — Continué abrazandola fuerte hasta que sentí que sus labios besaban mi pecho y sus manos, que a esta altura ya estaban frenéticas, recorrían todo mi cuerpo.

— Cálmate, amor. Está todo bien
ahora. — Intenté tranquilizarla.

— Hace que me olvide de todo

Sentí sus labios en mi cuello, besándome con ardor y desesperación. Tal vez eso no era una buena idea. Ella parecía estar tan triste y yo no consideraba que era correcto tener relaciones en ese momento ya que parecería que me estaba aprovechando de su tristeza.

— Espera, amor. No creo que esta sea una buena idea — Dije con la respiración agitada.

— No — Respondió firme.—Quiero que me ayudes a olvidarme de todo

— ¿No es mejor que primero hablemos?

— No, ¡yo te necesito ahora! — Y me calló con un beso arrebatador.

Y para demostrar claramente a lo que se refería, ella comenzó a mover la cadera sugestivamente encima mío.

— Espera... — Gemí

— Hace que me olvide de todo—Repitió una vez más. Ella empezó a moverse más rápido, haciéndome enloquecer

— ¿No queres hablar?

— ¡No! — Respondió decidida, antes de volverme a besar de una forma voraz.

No pude controlarme más así que correspondí a ese beso tan ardiente y nos entregamos intensamente.

A pesar de la forma tan intensa en la cual nos amamos, Micaela todavía parecía estar un poco transtornada. Ella me abrazaba muy fuerte como si tuviese miedo de perderme.
Pasé el resto de la noche acostado a su lado y nos abrazamos por un largo tiempo hasta que finalmente nos dormimos.

A la mañana siguiente, me desperté sintiendo sus manos en mi espalda. Miré su cara y ella parecía estar tranquila.

— ¿Queres hablar ahora? — Le pregunté.

— Perdón por haberte atacado
anoche — Micaela se sonrojó.

— No tenes que pedirme perdón por eso — Dije sonríendo.— Me podes atacar todas las veces que quieras. ¿Estás bien?

— Si, ahora lo estoy— Respondió de una manera serena.

— Tuviste una pesadilla y parecías estar muy asustada.

— De hecho, estaba muy asustada — Confesó. — Pero ahora, en la luz de la mañana, todo pasó

— ¿Segura?

— Si — Afirmó mirándome a los ojos. — No quiero pensar más en eso. Hoy es nuestro último día y quiero aprovecharlo al máximo.

— Si, nuestro último día — Dije pensativo.

— ¿Nos podemos prometer algo?

— ¿Qué? — Le pregunté

— ¡Que hagamos que este día sea inolvidable para los dos!—Sugirió ella feliz.

— ¿Y cuál es la primera cosa que queres que hagamos para que este día sea inolvidable?

— ¡Atacarte! — Dijo ella, antes de arrojarse hacia mis brazos una vez más.

Más Que Hermanos [Adaptada]Where stories live. Discover now