57 (Segunda Temporada)

562 37 8
                                    

— Yo sé que lo que viste fue horrible. Puedo imaginarme tu dolor, así como también entiendo toda tu tristeza y tu decepción. Pero, por favor, te pido que me escuches, prometo ser sincero con vos. Prometo no esconderte nada. Solamente te pido una oportunidad para que me dejes explicarme.

Su expresión estaba tensa, pero asintió a mi pedido con su cabeza. Ella pasó su lengua por medio de sus labios, evidentemente estaba nerviosa. Suspiré profundamente y comencé a hablar.

Le conté todo lo que me acordaba de esa noche, no omití nada. Hablé desde el momento que había llegado al hotel hasta la charla que había tenido con Sofía al despertarme en la mañana siguiente.
En esa parte de la historia, vi que su cara perdió el color y pensé en detenerme. Pero ella sacudió la cabeza, pidiendo que prosiguiera y eso fue lo que hice.

Termine de hablar y espere su reacción, Micaela volvió a mirar al piso, pensativa. De repente, ella se levanto y creía que lo mejor era que siguiera su ejemplo. Ella comenzó a caminar de un lado para el otro, con la expresión muy concentrada.
Me quede mirándola, impaciente y desesperado. Cuando intenté decir algo más, ella me detuvo, me señalo con el dedo y me gritó:

— ¡Dejame pensar!— Y volvió a caminar, me quede callado y esperé.

Después de unos minutos, que parecían ser decadas, ella dejo de caminar. Al ver a Micaela con las manos en su cintura y la cabeza erguida, mirándome tan seria y concentrada, casi hizo que me desmayara de nuevo por la  ansiedad del momento.

— Yo creo en vos, creo que fuiste sincero conmigo, creo en tu versión.—  Habló pausadamente.— Creo en tu dolor, en tu amor y en tu arrepentimiento. Creo que no tenías la intención de herirme. Creo que no sentis nada por esa mujer y que no querías nada con ella. Creo que no están juntos. En fin, te creo todo.

Se suponía que ese era el momento en el cual yo tenía que saltar de alegria, reir de felicidad, levantarla a Micaela y ser felices para siempre, ¿no?
Pero, en la manera en la que ella me estaba mirando no me alentaba ni un poco a tener esa actitud. Yo podía sentir que había algo muy serio detrás de esas palabras.

— ¿Existe un “Pero”? — Pregunté, incentivándola a que siguiera hablando.

— Pero... — Ella captó mi mensaje— Eso no apaga lo que pasó porque acordándote o no, queriendo o no queriendo, vos fuiste a parar a la misma cama de esa mujer. Y por no acordarte, la duda todavía permanece.

— ¿Existe un “Y”? — Pregunté, tragando en seco.

— Y... — Comenzó a decir, visiblemente triste. — No sé si puedo convivir con eso, con esa duda permanente. Yo no sé si tengo fuerzas para soportarlo, Bruno.

— Pero, vos me amas, ¿no?— Pregunté afligido. — Recién me dijiste que me creías. Entonces, si me crees, ¿no me podrías perdonar e intentar olvidar?

— Tenes razón, yo te amo. Y como creo en vos, te puedo perdonar. Pero en cuanto al tema de olvidar...— Parecía no saber como seguir. Tome coraje y me acerqué hastaa ella. Agarré sus manos y la mire a los ojos.

— ¿Eso no alcanza?— Pregunté serio. — ¿No alcanza con que nos amemos y con que nos preocupemos el uno por el otro?

— Yo te amo y sos muy importante para mi. Me preocupo por tu bienestar y por tu vida. Pero, a veces, eso no es suficiente porque para que una relación funcione es fundamental la confianza. Y la confianza que yo te tenía se destruyó.

Ella soltó mis manos y me quede sin hablar. Sentía escalofrios por todo el cuerpo, tenía espasmos en el estómago de tanto miedo que sentía en ese momento. 

Más Que Hermanos [Adaptada]Where stories live. Discover now