28 (Primera Temporada)

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El beso empezó siendo dulce, gentil y suave. Nuestras bocas se movían en una perfecta sintonía.
Algunos segundos después, el beso fue convirtiéndose en un beso apasionado, que exigía movimientos más rápidos, casi desesperados. Mis manos empezaron a jugar con su remera, ansiaba por sentir su piel en mis manos.

— ¿Me ayudas a sacarme la remera? — Me pidió Bruno, respirando profundamente.

No hizo falta que me lo pidiera dos veces. Le saqué la remera y él la tiró lejos e inmediatamente volvió a concentrarse en mí.
En seguida, Bruno hizo un movimiento tan rápido que cuando me di cuenta ya me había sacado la blusa. Él bajó la mirada y comenzó a mirar, en una forma casi desesperada mis senos, que apenas estaban cubiertos por un corpiño de algodón.

Sentí que mi cara comenzaba a ruborizarse. Porque a pesar de que nos conocíamos prácticamente de toda la vida y de que estaba adorando hacerlo reaccionar de esa manera, todavía estaba acostumbrándome a exponerme delante de sus ojos hambrientos.

— ¿Te cansasté de esperar?—Pregunté indecisa, con respecto a lo que él haría después. Él sonrió, pero no dijo nada. Simplemente siguió admirándome en silencio y parecía estar enfrentando algún conflicto interno.

— Quiero que sepas — Empezó a responder, con la voz cargada de sentimientos. — Que nunca en mi vida pensé que estaría adelante de semejante belleza. Siendo sincero cuando estoy con vos, todas mis decisiones se estremecen y todas mis seguridades se transforman en dudas, ni siquiera sé quién soy.

Me quedé completamente sin palabras cuando escuché esa declaración, pero volví a reaccionar cuando noté que sus manos comenzaban a desabrocharme el corpiño. Sus ojos parecían estar llenos de deseo y su respiración hasta parecía estar irregular.

— Nunca quise a otra mujer que no fueras vos. — Susurró. —No quiero apurar nada entre nosotros, pero... — Él volvió a mirar hacia mi pecho, sin saber muy bien qué hacer. — Tengo miedo de que si te toco un poco más, no tenga el autocontrol suficiente como para poder parar.

— Está todo bien — Dije
calmamente. — Yo también quiero.

— ¿Queres? — Me preguntó como si estuviera escuchando algo surreal.

— Con todo mi corazón — Le confirmé segura.

— Quiero que sea algo lindo, algo único

— Y así va a ser — Dije sonríendo levemente.

Él pasó su lengua en sus labios nerviosamente y respiró profundamente.

— Puedo controlarme — Dijo, como si estuviera hablando consigo
mismo. — Solo quiero sentir, ¿me dejas?

Ante ese pedido tan dulce, ¿quién diría que no?. Agarré su mano y lentamente la bajé hasta el lugar que él tanto deseaba sentir. Él continuó ese paseo delicado y gentil, pareciendo fascinado por lo que estaba haciendo, además su toque parecía un leve roce. Sentía que mi cuerpo comenzaba a transportarse hacia a otro mundo.

Entretenidos como estábamos, no escuchamos los pasos que se sentían en la escalera ni cuando la puerta se abrió lentamente...

"Suban para las colinas, ¡es el apocalipsis!" — Dijo alguien en la puerta, haciendo que nos separaramos por completo.

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Narra Paio:

Ya era la tercera vez que golpeaba la puerta y que nadie me abría. Lo había llamado a Bruno para avisarle que pasaría por su casa, pero todo estaba muy silencioso. Tal vez, él se había quedado dormido y por eso no respondía a ninguno de mis llamados. Pasé por el living y avisé en voz alta que estaba entrando, pero seguía sin escuchar respuesta alguna. Entonces, decidí subir las escaleras e ir a su cuarto.
Comencé a reírme porque me imaginaba que él estaba durmiendo, y ya estaba planeando despertarlo con un susto.

Abrí la puerta lentamente y me quedé shockeado al ver la escena que se estaba desarrollando en frente de mis ojos. Micaela estaba acostada en la cama de Bruno, con sus brazos cruzados y en su panza había algo, que supongo sería su blusa. Bruno estaba sosteniendo la blusa de Micaela con una de sus manos, y con la otra, tocaba el corpiño de ella con la punta de sus dedos.
Sorprendido, abrí y cerré los ojos una vez y solté la primera cosa que se me pasó por la mente:

Suban para las colinas, ¡es el apocalipsis!

Al escucharme, ellos detuvieron lo que estaban haciendo. Micaela me miró e inmediatamente se cubrió el busto con su blusa y parecía estar muy avergonzada. Mientras que Bruno se puso adelante de ella, intentando esconderla con su cuerpo. Él me miraba con mucha rabia.

— ¡Sali de acá, Paio! — Dijo enfurecido. Estaba tan sorprendido que tardé en entender lo que él me pidió.—Sali, Paio. Ahora voy a hablar con vos. — Me volvió a repetir. Finalmente, pude comprender su pedido e inmediatamente salí de su cuarto.

Más Que Hermanos [Adaptada]Where stories live. Discover now