35 (Primera Temporada)

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Porque si podes tener a alguien como ella, ¿por qué seguirías con alguien como yo?

La primera expresión que vi en la cara de Bruno fue de enojo por lo que había dicho. En seguida, su expresión reflejaba un poco de miedo y yo también tenía un poco de miedo por lo que vendría. Él se acercó a mí, con fuego en sus ojos; me agarró por los hombros y empezó a hablar.

— Esta es la primera y última vez que quiero escucharte decir eso.— Suspiró por un segundo. — ¿Cómo podes valorarte tan poco? ¿Cómo podes creer que sos inferior a ella? Yo soy solamente tuyo, Mica.

Después de decirme todo eso, él empezó a besarme con furia, pasión y desesperación a la vez. No me sentía besada, pero si me sentía invadida. El beso no terminaba nunca, ya estaba volviendome tonta, pero con mucha dificultad pude soltar mis labios por algunos segundos.

Sin embargo, él no permitió que me alejara y unió sus labios con los míos, nuevamente. Fui siendo empujada contra la pared, sintiendo el marmol frío en mi espalda, y fue ahí que él soltó mi boca brevemente.

— Estoy sin aire... — Dije francamente, antes de un nuevo ataque de él.

— Fuiste hecha para eso. — Lo miré un poco confundida. — Fuiste hecha para ser besada por mí hasta perder el aire, para desmayarte en mis brazos por tanta pasión. — Dijo, agarrandome por los brazos. — Ahora, repeti conmigo lo que voy a decir: "Bruno Sainz Micheli, sos mío" — Permanecí callada por varios segundos. — Repetilo, Mica.

— Bruno Sainz Micheli, sos mío — Murmuré

— ¿Qué? — Él fingía no haberme escuchado.

— Bruno Sainz Micheli, sos mío — Esta vez hablé con un poco más de firmeza.

Él volvió a besarme intensamente, presionando su cuerpo contra el mío y me estremecí de la cabeza hasta los pies. Cuando comencé a sentir que estaba volviendome tonta, él me soltó.

— ¿Quién es tuyo, Mica? — Preguntó con la voz cargada de deseo

— ¡Vos! — Respondí con la voz ronca.

Su boca comenzó a recorrer mi cuello, besando lugares sensibles que me dejaban sin acción. Después, él volvió a besarme con deseo en los labios. Segundos más tarde, el beso fue tornandose más lento y menos desesperado. Finalmente, soltó mi boca y apoyó su cara contra la mía, tratando de recuperar la respiración.

— ¿Me perdonas? — Preguntó él— ¿Me perdonas por ser tan cobarde y tan tonto?

— Solamente si me perdonas por ser tan insegura. — Dije, sonríendo levemente.

— Entonces, tenemos un trato. Yo te perdono y vos me perdonas. Estamos empatados

— ¡Hecho! — Respondí, besandolo una vez más.

Esperaba que él correspondiera a mi beso con la misma pasión que en el beso anterior, pero me sorprendí con su ternura.

— Sé que parece raro, ya que es la segunda vez que estamos en un baño público. Pero mis planes no cambiaron, y con seguridad este no es el lugar ni la hora para que hagamos algo más.— Afirmó, acariciando delicadamente un mechón de mi pelo.

Caminé hasta el espejo y me asusté con mi apariencia, completemente desarreglada. Bruno saco la llave de su bolsillo y finalmente abrió la puerta.
Salimos del baño con las manos sujetadas. Traté de caminar con la mayor dignidad posible hasta el auto, me sentía víctima de todas las miradas.

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A la mañana siguiente, me desperté más animada que lo habitual. Era la Presentación Anual de la Compañia de Danza en la cual formaba parte.
Me levanté temprano y fui hasta la cocina para prepararme el desayuno. Quería algo diferente, entonces decidí por cocinar panqueques. Agarré los ingredientes y cuando comencé a preparar la masa, decidí prender la radio. Estaba cantando en voz baja la canción que sonaba mientras preparaba la receta

— Buen día — Dijo inesperadamente una voz en mi oído.

— ¡Ah! — Exclamé colocando una mano en mi cuello, intentando recuperarme del susto. Sentí que Bruno me abrazaba por la cintura mientras me daba un beso en el cuello.

— ¿Te asusté?

— Es que apareciste de la nada — Respondí sin darme vuelta

— ¿Por qué te levantaste tan temprano? Sentí el aroma a panqueques desde el cuarto, y mi estómago comenzó a sonar. — Dio una risa

— Todos los hombres son iguales porque solamente están con nosotras por la comida.

— Hum... Entre otras cosas. — Dijo él mientras apartaba mi pelo de mi cuello y besaba mi nuca.

— ¡Bruno, acá no! — Avisé, intentando alejarme. — Alguien nos puede ver — Susurré, refiriéndome a nuestros papás o a nuestras hermanas.
Finalmente, él se alejó y comenzó a reírse por mi cara de preocupación; y se sentó en una silla.

— Bueno, tengo otra razón por la cual me levanté temprano

— ¿Cuál? — Pregunté mientras servía los panqueques en dos platos y los colocaba en la mesa.

— Quiero que salgamos hoy a la noche, después de tu presentación

— ¿Para qué?- Pregunté un poco confundida

— Quiero que vayamos a cenar para que podamos festejar la noche de hoy

— ¡Qué buena idea! ¿Queres que llamemos a alguien más?

— No — Él suspiró por un  segundo. 
— Esta vez, quiero que salgamos solamente nosotros dos— Respondió, bajando su mirada para su plato y colocando un poco de panqueque en su boca. Cuando él dijo eso y de esa manera, mi corazón dió un salto.
¿Será que hoy a la noche, él me revelaría la sorpresa de la cual me había comentado?

— Entonces, ¿cómo vamos a arreglarnos?

— Le vamos a avisar a nuestros papás que después de la presentación, vamos a salir a comer con unos amigos. Así ellos no desconfían sobre mis planes de raptarte hoy a la noche. — Él me guiñó un ojo.

— ¿A dónde vamos? — Pregunté curiosa

— ¡Sorpresa! — Dijo él mirando mi cara de desconfiada — Pero, quédate tranquila. Prometo que no va a ser nada del otro mundo. ¿Cómo va a ser la presentación hoy a la noche? — Preguntó cambiando por completo el tema de conversación

— Voy a participar de algunas coreografías en grupo. La última presentación va a ser un dúo con un bailarín, la música es vibrante. — Expliqué. — Hablando sobre eso, presta atención en ese momento porque creo que te va a gustar

— ¿Puedo saber por qué?

— ¡No, señor! — Respondí sonríendo. — No sos el único que puede tener secretos, ¿sabías?

El resto del día transcurrió rápido. En el inicio de la tarde, fui al teatro ya que teníamos que llegar temprano para poder ensayar y arreglar los últimos detalles. En los camarines todos estaban eléctricos y corrían de un lado para el otro.
Yo estaba ansiosa por dos motivos: Primero porque faltaba poco para la presentación. Y segundo, porque no podía parar de pensar en cómo sería el encuentro con Bruno esta noche.

Más Que Hermanos [Adaptada]Where stories live. Discover now