33 (Primera Temporada)

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Narra Micaela

Estaba mirándome en el espejo por una última vez mientras que Paula se lavaba las manos.

— ¡Perdóname Mica por ser tan distraida! Creo que todavía no pude caer en el hecho de que vos y Bruno son novios, y que seguramente necesitan un poco más de privacidad. ¡Perdón por haberlos interrumpido!

— No hay problema, Pau. Hay veces que hasta yo me olvido que somos novios.

— Él gusta mucho de vos

— ¿Por qué decis eso?

— La manera en la que te mira siempre es tan intensa, es de asustar.

— ¡Qué exagerada, Pau! — Comenté, sonríendo levemente.

— ¡Es verdad! ¡Él es muy obsesivo con vos! No sé si yo podría aguantar un novio tan cliché

— Las cosas entre nosotros son diferentes. Fueron varios años de espera dolorosa, pensé que solo me pasaba a mí. Pero él me confesó que fue muy difícil para él también.

— Debe ser por eso entonces — Dijo ella, un poco más conformada.

Salimos del baño y fuimos a comprar, donde hicimos los pedidos y nos quedamos esperando.

— ¿Qué pensas de Paio? — Preguntó como quien no quiere nada.

— Un mal sin cura — Respondí.

— Ah, pero él es tan lindo. Quiero decir lindo es poco, ¡él es todo-poderoso! — Dijo con los ojos brillando.

— ¡Ay ay ay! Conozco esa cara — Comenté seria. — ¿No me vas a decir que estás enamorada de Paio?

— ¿Así tipo como vos lo estás de Bruno? No, no, no. No quiero nada tan serio, pero no estaría para nada mal darle algunos besitos. — Dijo queriendo aparentar una cierta neutralidad.

Pero al verla reaccionar de esa manera, me encontré en la obligación de ser sincera con ella.

— Pau, ya estás grande para tomar tus propias decisiones. Pero te doy un consejo, Paio es uno de los chicos más mujeriegos que conozco. Por eso, no esperes una llamada de él al día siguiente.

— ¡Ya sé! Ya lo pude percibir — Ella comenzó a reír. — ¡Podes estar tranquila! No quiero nada serio con él, es solo cosa del momento.

— Si para vos está todo bien, entonces me quedo tranquila.

Llegaron nuestros pedidos, agarré las bebidas y Paula los pochoclos. Regresamos conversando calmamente, cuando de repente vi algo que me dejo completamente anonadada.

— ¿Qué es eso? — Pregunté preocupada.

Como ella no me respondió, resolví mirar a la misma dirección. Mis ojos se agrandarón más que los de Paula al ver a la rubia escultural sentada al lado de Bruno.

Primero me quedé inmóvil, como si súbitamente me hubiesen tirado un balde de agua helada. Después empecé a sentir una rabia dentro del pecho, que fue incendiando todo mi cuerpo y cuando llegó a mis ojos, vi todo rojo.

Aquel sentimiento tomó cuentas de mis piernas, haciéndome caminar decidida hasta al auto, con Paula siguiendo mis pasos.

— ¿Qué está pasando? — Pregunté irritada al lado donde la rubia estaba.
La chica me miró, pareciendo estar falsamente sorprendida con mi llegada; y observé que ella estaba con la mano en la pierna de Bruno y que la saco cuando me vio.

— ¡Perdóname! ¿Este "era" tu lugar? — Preguntó mientras abría la puerta y salía del auto.

— Si. Este "es" mi lugar —Dije conteniendo mi furia.
Observando un poco mejor, recordé que ella era la misma chica que había estado con Bruno en aquella fatídica noche, la misma rubia linda pero vulgar.

— Mi nombre es Laura, y soy "muy" amiga de Bruno. Lo encontré acá por casualidad— Respondió y comenzó a reír cínicamente — Vos sos Micaela, ¿no? Bruno me dijo que vino con su hermanita.

— ¿Él te dijo eso? — Pregunté fulminándolo a Bruno con la mirada. No podía creer que él le había dicho que yo solo era su "hermana".

— Si, y también dijo que te habías ido a comprar algunas cosas— Continuó mirando para mis manos. — ¡Tengo una idea! Me encantaría seguir hablando con él. Entonces, si no te resulta incómodo, podríamos cambiarnos de lugares, ¿no?. Podrías sentarte del lado de atrás y yo adelante, ¿no? — Propuso sonríendo

— Ah, ¿queres sentarte al lado de él? — Pregunté irónicamente. —Entonces, ¿podrías hacerme un favor?

— ¡Claro!- Respondió la rubia oxigenada

— Ya que te vas a quedar con él, entregale el pedido — Agarré los 700ml del milkshake de frutilla y decidí tirarselos en la cabeza de la platinada.
Fue con un inmenso placer que veía a la bebida rosa y congelada escurrirse por su pelo y su cara. Había quedado hecha un desastre y yo estaba orgullosa del resultado.

— ¡Ay! — Gritó Laura. — ¿Estás loca?

— ¡Ah! Y decile que esto corre por cuenta de la casa — Le saqué de las manos el balde de pochoclos extra grande a Paula; y se los tiré en la cabeza de Laura, haciendola gritar aún más. — Para tu información, no soy la hermanita de él. ¡Soy la novia! O mejor dicho, hasta hace unos minutos creí que lo era. ¡Buen provecho! — Me di vuelta y salí de allí caminando firmemente, sin importarme si Bruno decidía darme explicaciones o no.

Más Que Hermanos [Adaptada]Where stories live. Discover now