53 (Primera Temporada)

610 37 2
                                    

Narra Bruno

— No puedo estar sin Micaela. Ella pasó a tener un papel multifacético a lo largo de toda mi vida: hermana, amiga, novia, amante, todo. Y ahora ser obligado a tener que comportarme como si ella fuese mi hermana, es casi insoportable para mí. Cuando estoy acostado cada noche en mi cuarto y sé que ella está en el mismo pasillo, apenas a dos puertas de distancia, me desespero. Y lo único que puedo hacer es dar vueltas en la cama y pensar en todo lo que haría si ella estuviese conmigo. En cómo después de amarnos, la abrazaría para que dormamos toda la noche juntos y feliz al pensar que a la mañana, ella sería la primera persona que mis ojos vean.

Al terminar de hablar, en realidad estaba casi murmurando de tan concentrado que estaba al imaginar todas aquellas escenas, me di cuenta que Paio me observaba con una mirada espantada.

— Amigo, no sé si felicitarte o darte el pésame. Pero esa fue la declaración más bizarramente melosa y honesta que haya escuchado en toda mi vida —Dijo en una manera exagerada, totalmente típica de él. — Si todo esto es tan así, tal vez yo pueda ayudarte a que puedan saciar esa necesidad y libido de recién casados. — Paio cruzó las manos atrás de su cabeza, pareciendo estar muy confortable y orgulloso de sí mismo.

— ¿Cómo? — Pregunté desconfiado y él esbozó una amplia sonrisa.

— ¿Qué pensas sobre tener un lugar cómodo y seguro en donde te puedas encontrar con Micaela?

— ¿Un lugar para encontrarme con ella a escondidas?

— Exactamente — Respondió él, sonríendo

— ¿Y dónde sería? — Pregunté, confundido.

— En mi casa — Dijo él abriendo los brazos. — ¿Dónde más?

Permanecí mirándolo a Paio por un largo tiempo, totalmente sorprendido por lo que me estaba proponiendo.

— Pero ese es tu espacio, ¿no te vamos a molestar?

— ¡De ninguna manera!—Respondió sacudiendo la cabeza. — Vos sabes que comparto el departamento con mi hermano, pero él casi nunca está. Porque está casi todo el día afuera entre la facultad y el trabajo. Habla con Micaela, fíjate lo que ella piensa. Después solamente me tenes que avisar el día que ustedes quieren ir, yo me voy y mi departamento es todo suyo — Sin lugar a dudas, Paio era el mejor amigo que cualquier persona desearía poder tener.

— Paio, te amo — Dije antes de levantarme y abrazarlo.

— Lo sé, Bruno. Pero como no soy una persona monogámica y tampoco soy celoso, acepto tener que compartirte con Micaela.—Bromeó él entre risas.

******************************

Narra Micaela:

Mi celular sonó de nuevo, y sonreí antes de atenderlo porque sabía quién era. Miré la pantalla y sonreí aún más. Los hombres son tan impacientes...

— Estoy en la puerta — Dije al atender el llamado.

— Ya estoy yendo a abrirte la puerta — Fue lo último que él dijo antes de cortar la llamada, y así poder abrirme la puerta.

En cuanto miraba la puerta del departamento de Paio, pensaba en lo que estabamos a punto de volver a hacer... De nuevo.
Ya hacía casi un mes que teníamos aquellos encuentros secretos, pero era la primera vez que una sensación extraña me incomodaba.

En el mes anterior, había salido con Bruno para comer una pizza y allá él me comentó sobre la propuesta de Paio que era que nos encontremos de vez en cuando en la casa de él.

Al principio estaba insegura porque en verdad no estaba acostumbrada a tener que mentirle a mis papás, pero sabía que si quería que estemos juntos tendría que seguir mintiendo por lo menos por un tiempo más.
Igual, no podía negar que esa situación estaba terminando conmigo. Y sabía que la situación tampoco era cómoda para Bruno, pero él por lo menos parecía disimular un poco más.

— No va a ser por mucho tiempo. Solamente hasta que decidamos qué hacer.

Ese era el problema. Decidir qué hacer. Porque en verdad, yo tenía la sensación de que solamente estabamos atrasando lo inevitable. Pero como buenos cobardes que éramos, preferíamos seguir ocultandonos. ¡Que vergüenza!

La puerta finalmente se abrió y fui recibida por una sonrisa encantadora y por un par de brazos que me empujaron ansiosos, además de una boca que me besó inmediatamente.

— ¡A eso le llamo una buena bienvenida! — Dije tratando de recuperar la respiración.

— Tardaste hoy — Dijo él entre besos.

— Tuve que inventar una excusa para poder salir más temprano de danza

Ese era otro factor más que estaba preocupándome, las mentiras que estaba obligada a decirles a otras personas para que pudiesemos seguir con toda esta farsa. Y no sabía por cuánto tiempo más podríamos seguir sustentando esta situación.

Era complicado arreglar nuestros horarios, él con sus grabaciones y yo con mis ocupaciones escolares y extracurriculares.

La mayoría de las veces era yo quien tenía que ceder porque el ritmo del trabajo de él estaba tan intenso, que cuando podía conseguir algún tiempo para que podamos vernos, me llamaba y yo lo largaba todo para que podamos estar juntos.

Como hoy que tuve que inventarle otra excusa más a mi profesora, que me miró desconfiada. Pero no dijo nada y me dejo ir.

— ¿No vas a trabajar más hoy?—Pregunté, acariciandole sus mejillas.

— Solo a la noche — Respondió él.

Un segundo después, me besó la mejilla, luego mis labios y finalmente llegó hasta mi cuello.
En esos momentos, todos los problemas desaparecían de mi mente.

— Tengo que estar en casa antes de la cena — Dije abrazada a él.

Bruno se alejó un poco para mirarme, y mi corazón triplicó el ritmo de sus latidos al ver esa mirada tan intensa. Sentí que sus manos se deslizaron por mi cintura y después se detuvierón en mis caderas. De repente, él me alzó.

El beso que siguió me hizo olvidar de cualquier tipo de temor y de preocupación. Todo lo que me importaba era estar con él y sentir que nuestro amor se expandía. Cuando dejamos de besarnos, me di cuenta que nos habíamos movido, o mejor dicho él me había llevado hasta el cuarto.

Otro factor que me incomodaba: Tener que hacerlo en el cuarto de Paio. Era tan raro tener que estar rodeada por todas sus cosas. Pero eso era cuando lo analizaba después y fríamente, porque en ese momento, cuando todo lo que podía sentir eran las manos, las caricias, los labios y el aroma de Bruno, yo me olvidaba de todo y nada más me importaba.

En cuanto nuestras ropas salían y el colchón se movía por nuestro peso. Él se detuvo para poder admirarme de arriba a abajo:

— ¿Cuándo va a ser el día que voy a dejar de mirarte y sentirme como un chico que ve a una mujer desnuda por primera vez en su vida? — Dijo él sonríendo.

— Espero que nunca — Respondí con dulzura, extendiendo los brazos para él. — ¿Sabes lo mucho que te amo, Bruno Sainz Micheli?

— Decimelo — Dijo él con la voz ronca.

Nota:
Espero que les haya gustado esta maratón de cinco capítulos!!
También les quería comentar que falta poco para el final de la primera temporada!!
Saludos!

Más Que Hermanos [Adaptada]Where stories live. Discover now