65 (Primera Temporada)

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Narra Micaela:

Fue la semana más infernal de toda mi vida. Lo extrañaba demasiado a Bruno.

En las pocas veces que pudimos hablar durante esa semana, decidí no contarle nada de todo lo que había pasado porque no quería desconcentrarlo de su trabajo.
Tenía miedo de que si él se enterara de la verdad, dejara todo solamente para venir a consolarme — lo conocía lo suficientemente bien como para saber que él era capaz de hacer eso y más.

Por las noches, para sentirme más cerca de él, dormía vestida con su camiseta favorita. Así podía pasar la noche sintiendo su aroma, en cuanto mojaba con lágrimas mi almohada, acostada sola en aquella cama gigantesca.

Un sábado por la mañana, Bruno me llamó avisando que llegaría en aquella noche. Sin embargo, no podía decirme bien a que hora iba a llegar porque eso dependería de las grabaciones.

Finalmente, volvi a sonreír. El simple hecho de saber que Bruno iba a volver, me hacía sentir mucho más feliz y fuerte para poder enfrentar cualquier cosa que pasara.

Cuando la noche llegó, pase bastante tiempo mirando por la ventana, buscando ver cualquier sombra que se pareciera a la de él. Pero las horas pasaban y para mi lamento, Bruno no aparecía.

El cansacio y el sueño terminaron por vencerme, y me quede dormida en nuestra cama.
Estaba soñando con Bruno: Su cara se aproximaba a la mia y nuestros labios se encontraron en un beso perfecto.
"¡Wow! ¡Ese beso es muy real!" Pensé durante el sueño. Fue entonces que me di cuenta que labios de verdad se movían sobre los mios. Abrí los ojos, sorprendida, y escuché una voz:

— Buenas noches, bella durmiente — Susurró alegremente, con su cara cerca a la mia.

— ¡Llegaste, mi amor! — Dije extremadamente feliz y abrazándolo fuertemente por el cuello.

Nuestras bocas se encontraron en un beso repleto de amor, pasión y necesidad...

Narra Bruno:

— Te extrañé tanto — Susurré en su oido cuando terminamos de besarnos.

— No más de lo que te extrañé yo. ¡Me hicisté tanta falta! — Dijo ella abrazándome fuertemente, y pude sentir como estaba temblando.

— Pero ahora ya estoy acá

Micaela seguía temblando ligeramente. En el momento en el cual erguió su cara, pude ver como un mar de lágrimas cubrían toda su cara. Y algo me decía que esas lágrimas no eran solamente por la melancolía.

— ¿Qué pasó durante mi ausencia? — Pregunté suavemente, intentando esconder mi preocupación.

— Nada que no podamos hablar después — Respondió ella, pasando su mano por su cara.—No voy a arruinar esta noche con lamentos.

Eso era algo bastante tipico en Micaela: Esconder la verdad para que no me preocupara. Pero esta vez, eso no iba a funcionar. Si había pasado algo que la había hecho llorar, como ahora, yo tenía todo el derecho de saberlo.
Acaricié sus mejillas e intenté hablar, con la mayor calma posible.

— No vas a arruinar nada contandome la verdad. Si no me decis que fue lo que pasó, voy a pasar el resto de la noche preocupado, intentando adivinar todo. — Mica me miró, parecía estar en duda sobre lo que debía hacer. Tome su mano y la conduje hacia la cama, para que pudiesemos sentarnos uno al lado del otro y hablar. — Ahora, respira profundo y decime exactamente que fue lo que pasó durante todos estos días que yo no estuve acá— Ella suspiró cabizbaja, sin coraje de mirarme. Tomé su cara entre mis manos e insistí, una vez más — Por favor, mi amor

Entonces, Micaela comenzó a hablar.

Ya estaba preparado para algo malo, pero la semana para ella había sido muchisimo peor de lo que yo suponía. A medida que ella iba hablando, mi boca fue abriéndose del espanto. La conversación con mamá, el comportamiento cretino de los vecinos y de sus compañeros de escuela, la reunión con la directora y las palabras finales de nuestro papá.

Temblé con el simple hecho de pensar con todo lo que Micaela tuvo que lidiar sola durante esa larga semana. Pero, como siempre ella me sorprendía, demostrándo tener un increible coraje para poder soportarlo todo.

— Mi amor, ¿por qué no me contasté todo lo que estaba pasando?

— Porque sabía que si te lo contaba, probablemente, ibas a querer volver sin importarte las grabaciones ni nada — Ella pasó su mano por mi cara. — Y yo no podía permitir que eso pasara

Micaela realmente me conocía, porque sin lugar a dudas era eso lo que hubiese hecho.
Pensé por un momento, intentando encontrar una explicación lógica para todas esas reacciones hostiles que venían de todos lados. Y después de reflexionar un poco, encontré dos puntos en común, en todos lados: Preconcepto y falta de información.

Sentí como una furia silenciosa surgía adentro mio. Que a mi me juzgara el barrio entero, o hasta incluso mis propios papás, no me importaba. Pero a Micaela si, y pasar por todo aquello sola, seguramente debió haber sido algo espantoso para ella.

Decidí no volver a hablar sobre el tema y comencé a abrazarla fuertemente, esperando que por un rato se olvidara de todo.

Más Que Hermanos [Adaptada]Where stories live. Discover now