62 (Primera Temporada)

550 37 4
                                    


Narra Micaela:

— Lo sé, pero tomé una decisión— Dijo Bruno, confiado — A partir de hoy, ya no voy a gastar más energia en otra cosa que no sea mi carrera o vos. El resto puede esperar.— Él no dijo más nada, pero sentí que sus manos rodeaban mi cuello. — Ah, antes de que me olvide...— Susurró, sacando mi cadena.— Ahora ya no tenemos que seguir usando esto

Bruno agarró mi mano izquierda y colocó la alianza nuevamente en mi dedo, de donde no la sacaría nunca más. Sonreí radiante e hice lo mismo que él:
Saqué su collar y después puse la alianza en su dedo. Entrelazamos nuestras manos y nos quedamos mirando el brillo dorado de nuestras joyas en la luz del mañana. Nos miramos felices, sintiendo que momentos como estos compesaban todo lo que ya estábamos pasando y todo lo que tendríamos que pasar.

Nos levantamos y comprobamos que no había absolutamente nadie en casa. Mientras desayunabamos, se me ocurrió la idea de sugerir que compremos una cama más grande. Sorpresivamente, él no solo estuvo de acuerdo con mi idea sino que también esa misma mañana, me llevó a un negocio para que compremos una cama nueva. Cerramos la compra y los vendedores, nos prometieron entregarnos todo al otro día, al final de la tarde.

Cuando llegamos a casa, el celular de Bruno comenzó a sonar. Él se alejó un poco y noté que él conversaba seriamente con alguien. Mientras que guardaba algunas cosas que habíamos comprado, miré disimuladamente hacia su dirección, intentando adivinar quién era. Finalmente, Bruno terminó de hablar y se acercó hacia mí, muy entusiasmado.

—Tengo buenas y malas noticias— Comentó él, calmo. — ¿Qué preferis escuchar primero?

—¡Las buenas, claro! — Respondí rápido.

— Dicen que la serie es un éxito en audiencia y, por eso, la producción decidió agregar más capítulos.—Reveló él alegremente.

—¡Qué bueno!— Dije, abrazándolo feliz. —Si esas son las buenas noticias, entonces, ¿cuáles son las malas?— Pregunté desconfiada y él suspiró.

— Me dijeron que mañana bien temprano tengo que viajar para grabar algunas escenas. Me tengo que ir por una semana, Mica

— Una semana— Repetí en voz baja lo que él había dicho.

— Sé que es horrible que te deje sola acá en casa con esta situación tan delicada con nuestros papás.—Dijo él al notar la evidente tristeza que yo sentía.— Si queres me quedo, ¿queres que cancele todo?

— ¡No!— Respondí de forma inmediata. —Es tu trabajo y te tenes que ir. Yo voy a estar bien

—¿Estás segura?— Preguntó él, acariciando mis mejillas.

— ¡Claro!— Respondí con un falso entusiasmo.

Pasé el resto del día fingiendo estar tranquila, cuando en realidad no lo estaba. Me sentía mal por tener que alejarme de Bruno y más con el clima tan raro que estábamos viviendo en casa, tener su presencia conteniendome era como un alivio para mí.
Lo ayudé a armar su valija. Él se iría a la madrugada y teníamos muy poco tiempo para preparar todo.

Aquella noche nos amamos con una mezcla de emociones: alegría por una nueva oportunidad profesional, melancolía anticipada y expectativa por el reencuentro.
Me desperté a la madrugada, escuchando el sonido de los pasos de Bruno por todo el cuarto.

— ¿Ya te vas?— Pregunté entre bostezos y sentándome en la cama.

—Casi— Murmuró. — El auto que me viene a buscar, ya debe estar por llegar en cualquier momento

El cuarto estaba oscuro, la única luz en el ambiente era la que entraba por la ventana. Él se acercó hacia a mí y comenzó a abrazarme fuertemente.

— Voy a contar los segundos hasta volver a verte. — Dijo Bruno, acercando su cara un poco más hacia la mía. Abrí la boca para decir algo, pero escuchamos el ruido de una bocina. Bruno se levantó y miró por la ventana.
— Ya me vinieron a buscar. Me tengo que ir, amor — Dijo él agarrando sus cosas. Salté rápidamente de la cama y me aferré a su cuello.

— ¿Me das un último beso antes de irte, por favor?

Bruno soltó sus cosas de inmediato. Me agarró de la cintura y aproximó su cara hacia la mía. Si él había pensado que lo dejaría irse con un beso rápido y sin gracia, él estaba muy equivocado. Yo quería que él se fuera con el recuerdo de un beso sin igual. Entonces, cuando nuestros labios se encontraron, lo besé con toda la pasión que era capaz de demostrar.

Los segundos comenzaron a pasar, el beso fue ganando mayor intensidad hasta tornarse en un beso casi salvaje. Por fin, él nos tiró en la cama, quedando arriba mío mientras yo lo abrazaba con los brazos y piernas.

Escuchamos la bocina nuevamente y fuimos obligado a separarnos, con mucho pesar.

— Esto fue para que no te olvides de  mí.—Dije, respirando rápido.

— Como si eso fuese posible—Susurró él, todavía con el deseo brillando en sus ojos.

— Ahora andate.—Dije empujándolo un poco, intentando bromear. —Te amo

— Yo también te amo.— Garantizó él antes de dirigirse definitivamente hasta la puerta.

Más Que Hermanos [Adaptada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora