74 (Primera Temporada)

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Narra Paio:

Pasé el resto de la noche pensando en esa historia tan rara que Micaela me había contado sobre Paula.
¿Cómo podía ser que una chica tan inteligente, corajuda y moderna como Paula aceptara una condición tan ridicula que sus papás le habían impuesto? ¿Casamiento arreglado en pleno siglo XXI? Parecía una alucinación en mi modo occidental de pensar.

Realmente conocía muy poco sobre la cultura hindú. Básicamente, mi conocimiento se resumía en los nombres de algunos platos que figuran en el menu de algún que otro restaurante, pero no mucho más que eso.
Entonces, ¿y si era verdad? ¿Y si Paula se mudaría a India el año que viene para poder casarse con aquel hindú de buena pinta? ¿Cómo podría llegar a reaccionar yo?

Sentí una mezcla de dolor y rabia adentro de mi pecho, intentando no admitir lo que yo ya sabía. Cuando la miraba a Paula tan linda y alegre, circulando por todos los invitados y especialmente brindándole atención a ese hindú de los infiernos; deseaba ser yo el ángel de sus cuidados y de su sonrisa deslumbrante. Cuando Paula sonreía con aquellos dientes, que eran el sueño de cualquier dentista, parecía hasta iluminar el ambiente.

Nunca pensé que podía necesitar tanto escuchar el sonido de la risa de alguien, pero era eso lo que me estaba pasando.

¿Por qué estaba reaccionando de esa manera? ¿Por qué, para mi, era diferente? ¿Qué había cambiado?
De repente, algo estalló dentro de mi, como un elastico muy tensionado que súbitamente revienta. Fui invadido por una inesperada comprensión.

Cuando pensaba en otras chicas, mi mente las proyectaba apenas como un encuentro casual. Para algo del momento, un placer rápido y casi anonimo.

Pero, cuando pensaba en Paula... Pensaba en una conversación inteligente y sensible. Pensaba en buenos momentos y en su sonrisa franca y honesta. Pensaba en su bondad. La última cosa que pensé en mi extensa lista fue el sexo, y eso me dejo atónito.

Y eso fue lo que finalmente me hizo comprender porqué Paula era tan diferente para mi, porqué era tan especial. Ella llenaba un vacio en mi vida que yo no me había dado cuenta que existía.
Ella no era solamente mi amante, era también mi amiga.

Entonces, ¿en qué se convierte una persona que consigue tener ambos roles?, ¿qué nombre se le da a un sentimiento que parece tener tantos significados?
Algo que yo pensaba que estaba muerto en mi pecho vibró. Y yo sabía la respuesta.

Y junto a esa revelación llegó otra. ¿Qué estaba haciendo ahí parado, permitiendo que un cualquiera se la llevara lejos? Suspiré y me levanté.

Un sentimiento fuerte, que fue aumentando, me hizo cerrar los puños. Llevé una de mis manos hasta la espada que formaba parte de mi disfraz, y dije en voz baja:

— ¡General Marco Antonio, vas a volver a actuar esta noche!

Tomé el último sorbo de mi trago  y, después, reuní todo mi orgullo y miedo para poder partir rumbo hacia la próxima batalla.

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Narra Paula:

Estaba todavía confundida por aquel pedido tan raro de Mica. Ella no solía hacer aquellos pedidos desesperados.
Entre todas las personas que conocía, ella siempre fue la persona más centrada y equilibrada. Por esa razón, terminé aceptando aquel pedido tan raro.

Sentí una mano en mi hombro. Me di vuelta rápido y me sorprendí al verlo a Paio. Él estaba muy lindo con aquella ropa de general romano.
Tenía un porte y una altura que combinaban perfectamente con aquel traje militar antiguo.
Yo tenía que utilizar todo mi autocontrol para mantenerme serena e indiferente porque sino cometería alguna locura.

"¡La mujer es la reina del mundo y esclava de un deseo!", ¡Ah Balzac! Como quisiera que estuvieras equivocado.

¿Por qué siempre deseamos aquello que esta fuera de nuestro alcance? En mi caso, el corazón de un hombre.

— ¿Vamos a bailar? — Pidió nuevamente con un extraño brillo en sus ojos.

Estuve evitando tener cualquier contacto fisíco con él en toda la noche: buscando hablar con todos los invitados, estando en todos los lugares, solamente para que Paio me viera ocupada y se alejara de mi.

Tocarlo y ser tocada por él, era al mismo tiempo, placer y dolor. Era la certeza de aquello que yo tanto ansiaba pero que nunca tendría. Por eso, huía cobardamente porque no quería estar cerca de él.

Pensé mil veces si debía o no debía invitarlo a esta fiesta, hasta que la razón venció la emoción y lo invité con aquella excusa de que somos amigos. Inclusive, le sugerí que viniera con alguien y pensé que lo haría, por eso, me sorprendí tanto al ver que él solamente había venido con Bruno y Mica.
Y ahora estaba en una encrucijada, ¿cómo podría seguir evitándolo si él siempre me buscaba?

— Bueno, ahora necesito fijarme algunas cosas en la cocina — Fue lo más estúpido que se me pudo haber ocurrido.

— No hay problema — Dijo él calmamente. — Te espero.

¡Mierda! Ahora tenía que ir hasta la cocina para poder despistarlo a Paio. Permanecí como media hora en la cocina, con la esperanza de perderlo de mi vista. Miré para un lado y para el otro, no había rastros de él y suspiré aliviada. Había dado cinco pasos cuando sentí alguien detrás mio.

— He vuelto vuestra majestad.

No hace falta que diga quien era, ¿no?
Me di vuelta y ahí estaba Paio, con aquella sonrisa matadora.
¿Por qué él tenía que ser tan encantador, lindo, irresistible y sexy? ¡Yo ya estaba enloqueciendo!

— Bueno, pero ahora necesito ir al baño.

— Claro, te espero — Dijo él calmamente.

Fui al baño casi en panico. Había algo que estaba mal en Paio. Él no era tan paciente. Siempre fue muy apurado, nunca le importaba nada.

Por eso, su comportamiento de ahora era tan extraño.
Me demoré en el baño lo máximo que podía: Me mire en el espejo, retoqué mi maquillaje, arreglé la corona de mi cabeza; y salí de ahí porque ya no tenía más forma de huir.

— Si queres bailar conmigo, tiene que ser ahora — Susurré, parándome a su lado.

Paio simplemente sonrió y asintió con la cabeza, agarrándome de la mano y llevándome hacía la pista de baile.

Más Que Hermanos [Adaptada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora