Era sorprendente como era posible que su mirada fuera tan jodidamente atractiva, más cuando dirigía hacia mi una de sus sonrisas en donde mostraba todos sus dientes y entrecerraba sus ojos, haciéndolos lucir brillantes.
Se despidió con un movimiento de mano antes de seguir su camino hacia Nami, quien iba realmente preocupada por no alcanzar a hacer todas las compras que quería hacer hacia ya más de tres horas.
Y yo estaba ansioso de verla volver, claro que no iba a hablarle, no iba a decirle nada, simplemente iba a ver su regredo para asegurarme qué estaba bien y que nada malo le había sucedido, como lo hacía siempre que ella bajaba a cualquier isla.
Pero ya había pasado mucho tiempo, ya todos habían regresado excepto de ellas dos, ¿Por qué? ¿Había algo malo con ellas? ¿Estarían bien?
Sin darme cuenta realmente de las cosas bajé del barco y me introduje a la isla para comenzar a buscarlas.
La isla era relativamente tranquila, no parecía siquiera haber algún poblado y si no fuera por que ya me había topado con algunas personas creería que estaría habitada únicamente por animales.
Conforme me adentraba en el lugar comencé a sentir las miradas acusatorias de la gente y no comprendía el por qué, mientras más caminaba más sentía.
Incluso los niños me miraban fijamente, como si algo supieran que yo no sabia.
Hasta que tuve un arma apuntando directamente a mi cabeza.
-¡Alto ahí, maldito!- Su voz era temblorosa, pero daba la impresión de estar muy decidido.- ¡Aléjate de nuestras mujeres y de nuestro dinero!
Elevé ambas cejas sin comprender exactamente a lo que se refería.
-¡AQUÍ ESTAN! ¡LAS TENEMOS!
-¡Joder! ¡Que nos suelten! ¡ESTA HERIDA! ¡TE JURO QUE VOY A...!
La voz de Nami me sorprendió, se escuchaba alterada mientras parecía estar forcejeando con alguien, por que su voz era desesperada y molesta.
Quise dar un paso hacia adelante, pero el arma que estaba frente a mi fue cargada, así que trague saliva con dificultad.
-¡ZORO! ¡AYÚDANOS! ¿¡SABES LO QUE QUIEREN HACERNOS!?- La voz de Nami me sorprendió.
Me giré a buscarla con la mirada y venía atada con varias cuerdas alrededor junto a Robin, pero ella claramente llevaba unas esposas de Kairoseki, podía verlas.
Pero se miraba extremadamente pálida y débil, no levantaba la mirada por lo que me preocupe de inmediato.
-¡Ustedes los piratas saquen nuestras viviendas, matan a nuestros hombres y violan a nuestras mujeres!- El arma volvió a apuntarme, incluso ahora más cerca.- Es hora de que les regresemos un poco de lo que nos dan.
Empujaron a Nami y fue a dar al piso junto a Robin que iba atada contra ella, y una vez ambas en el suelo fue cuando fui consiente de que Robin no estaba bien, independientemente de las esposas, algo le habían hecho.
Había unas cuantas gotas de sangre en el suelo, y las manos de Robin estaban enfocadas en cubrir algo que estaba contra su vientre bajo.
-¿Qué es...?- Quise hablar pero al momento de levantarlas con fuerza, note el sufrimiento en el rostro de robin.- ¡ROBIN! ¿QUÉ TE SUCEDIÓ?
Estaba herida.
-¡Sueltenla!- Me acerque al hombre rápidamente y tomé el arma con la mano, quitándosela de las manos pero lanzandola al suelo.- ¡Suelten a ambas!¿Qué demonios es lo que les hicieron? ¡MÁS LES VALE QUE ESTÉ Bien! ¡QUE AMBAS ESTÉN BIEN!
Nami levantó la mirada hacia mi, primero curiosa, despuésparecía estar furiosa, no herida, no temerosa, furiosa realmente, podía notar su frustración por estar atada, pero sus manos buscando de manera ágil el nudo.
-No puedes pedirnos nada, ¡son iguales a todos los que...!
-¡Todos estuvimos aquí!- La voz de Robin me sorprendió, se escuchaba realmente débil, pero era firme.- ¡Toda nuestra tripulación estuvo aquí ayer y hoy! Estuvimos ayudándoles como uno más de ustedes, estuvimos en sus hospitales, en sus centros comunitarios, ayudamos en sus iglesias, convivimos e incluso alguno de ustedes intento coquetear con nosotras.- Trago saliva con dificultad.- Son ustedes unos doble moral, que tan pronto descubrieron qué eramos piratas, quisieron hacernos daño, ¿Tan pronto borran la imagen de nosotras ayudándoles con sus niños en el hospital? ¿Cuidando a sus heridos? ¡Los mismos heridos que defendieron el pueblo de otros piratas!
-¡Puedo asegurar que eres la peor de todos! ¡Eres un maldito demonio!
Lo miré acercarse a Robin y escupir.
¿¡Escupirle!?
Me acerque rápidamente tras ver esa acción, quisieron detenerme pero el coraje me hizo ver todo color rojo,no me importo sentir golpes de la gente o empujones, simplemente llegue hasta donde estaba el hombre y lo tome del cuello, comencé a apretar con fuerza mientras lo levantaba del suelo.
-Jamás en tu maldita vida vuelvas a hacerle eso, ¿entendiste? Si vuelves a hacerle algo así yo me encargaré de hacerte sufrir por que si alguien merece ser escupido eres tú, maldita escoria.
No dije nada más, miré como sus ojos se abrieron de manera sorprendente, como si a una caricatura le hubieran sacado los ojos, ignore sus movimientos errantes y simplemente lo lance fuera de mi vista hacia la multitud, quienes claramente intentaron retroceder, pero uno se acercó, pensé que iba a liberar a Robin de las esposas.
Pero lo vi arrancar algo de las manos de la morena.
Un cuchillo.
Un cuchillo ensangrentado.
Robin de inmediato se fue de rodillas al suelo cubriendo su estómago qué antes había estado cubierto por sus manos, me encontré con la sangre fluyendo a mayor velocidad, miré aterrado como comenzaba a empapar el suelo con un pequeño charco rojizo que no hacia más que crecer de una manera exagerada.
Nami se liberó pero de inmediato entró en pánico, escuche a los pobladores lucir alarmados y uno de ellos se acercó con las malditas llaves, claro que las arranque de sus manos sin siquiera dejarlo decir algo, Robin estaba herida, necesitaba ayudarla.
Le retire las esposas y busqué su rostro, estaba muy pálida, tenía los ojos casi cerrados pero buscó ponerse en pie de una manera torpe.
-Vamos a llevarte al barco, Chopper tiene que...
-No creo resistir...hasta el barco.- Bajó la mirada y note que la sangre estaba saliendo de su herida con rapidez aun cuando tenía sus manos sobre la misma.- Voy a desangrarme.
Sus palabras eran simples murmuros, la levanté del suelo y Nami se coloco justo frente a nosotros, parecía estar temblando, pero no era un temblor de miedo, parecía ser de molestia.
Y Nami enojada era peligrosa.
-Largate y llevatela al hospital.- Me miró de reojo por unos segundos.- Yo me encargo.
Me reí abiertamente por que no lo creía algo viable, no iba a dejarla sola, pero Robin comenzó a temblar un poco, necesitaba llevarmela, pero no podía abandonar a Nami sola a su suerte frente a una horda de pueblerinos molestos, senti el rostro de Robin esconderse en la curva de mi cuello.
-Andando Nami, si quieren seguirnos lo harán.- Le hice un movimiento de cabeza.- Robin esta herida y tu debes guiarme.- Sentí el aliento de Robin rozar mi cuello, no era momento de ponerme nervioso.
Nami quiso resistir pero sabia que era cierto, yo no podría llevar a Robin por mi cuenta sin perderme, así que huímos al hospital, que resultó estar sumamente cerca, pero cuando quisimos entrar, un guardia nos negó la entrada.
-Piratas asquerosos, es preferible qué mueran.- Se colocó justo en la puerta, impidiendo nuestro camino.- No van a pasar.
Apreté de inmediato los dientes, hasta que miré una camilla salir de la sala de emergencias conducida por dos médicos que pasaron por un lado del guardia sin problemas, ignorandolo por completo.
-Ponla aquí.- Miré hacia la médico con un poco de desconfianza, pero no tenia tiempo de dudar de su palabra, así que deje a Robin en la camilla y con un asentimiento de cabeza comenzó a mover la camilla, así que la seguí.
Entramos por toda la sala de emergencias rodeados de miradas que iban desde el odio a la sorpresa, Nami fue retenida detrás de nosotros, quise regresar por ella.
-¡Olvidame! ¡Aquí voy a esperar! ¡No dejes que le hagan nada!- Asentí rápidamente volviendo a correr tras ella.
Otro guardia quiso ponerse frente a mi, pero bastó una mirada para hacerlo retroceder y olvidarse de perseguirnos.
-No es grave.- Escuche decir a Robin y no pude evitar verla con reproche.- Sólo es bastante sangre, pero me recuperare rápido.
-Basta de hablar.- La corté y ella levanto la mirada hacia mi, me dio una pequeña sonrisa.- Espera a que te digan.
-Lo dice quien no puede durar dos horas con un vendaje.
Me encogi de hombros ignorando su comentario, pero me gustaba la idea de escucharla bromeando, eso significaba que no estaba tan mal, incluso la vi sentarse en la camilla.
-No creo que tengas heridas de gravedad.- la doctora que iba empujando la camilla nos metió a una habitación y le sonrió.- Dejame ver, por favor.
Robin levantó un poco la blusa que llevaba y mostró una herida que si bien era profunda, no parecía estar emanado tanta sangre, más bien parecía tapada con la misma sangre coagulada.
-Realmente no fue grave, ni siquiera lo considere una apuñalada, pero bastó con una bolsa de pintura roja y algo de drama para solucionar todo, mi sangre no fue mucha.
-¿Y por qué no quisiste ir al barco?- Me acerque a ella bastante confundido, ella me sonrió dejando a las doctoras revisar su herida.
-Vas a necesitar unos cuantos puntos, ¿esta bien?- Robin asintió.
-Por qué era seguro que el pueblo iba a intentar detenernos, si veníamos aquí fingiendo qué yo estaba muy herida iban a detenerse un poco.- miré a la doctora cortar la camisa de Robin, así que me di la vuelta.
-Justo como les dije.- La doctora sonrió, luego me miró.- La isla tiene renuencia hacia los piratas por que últimamente han hecho muchos destrozos.- Tomó una bata y se la pasó a Robin.- ¿La ayudas a ponérsela? Vamos a tenerla una horas aquí para que sea más dramático todo.
Miré de Robin a la bata, sentí claramente el pánico envolverme, ¿iba a ayudarla a desnudarse y ponerse una bata?
- Claro que eso será cuando termine de coser la herida.- Sonrió hacia mi y me sentí aliviado.- En fin, ha sido un problema durante años, pero ustedes son distintos, por eso cuando vinieron a ayudar les di un plan en caso de que los descubrieran.
-¿Cómo supieron qué eramos piratas?- Pregunté conociendo claramente la respuesta.
-Luffy.- Robin me miró y supe perfectamente que ese era el motivo más obvio.- ¿Cuanto tiempo crees que sea conveniente quedarme aquí?
-Yo creo que puedes esperar unas cuantas horas, después pueden huir en la madrugada, pueden escabullirse por la puerta de servicio.
-¿Y Nami?
-Oh, la navegante ya sabe que hacer, de igual manera le infórmare que todo esta bien y puede retirarse al puerto.
****
Sentí algo molestar en la cabeza así que abrí los ojos un poco confuso para encontrarme con los dedos de Robin revolviendo un poco mi cabello, no quería que se detuviera, así que fingir un poco más el estar dormido.
Hasta que sentí su aliento en mi oído.
-Sé que quieres dormir, pero es momento de huir.
Abrí los ojos y me topé con su sonrisa, llevaba el cabello en dos trenzas por que una enfermera le había ayudado y ahora llevaba una bata para hacerlo todo más realista.
-¿Hora de huir?- Asintió.- ¿A donde?
-Al barco, si todo salio bien Nami tuvo que haber movilizando a los chicos para que cargarán todo lo necesario para irnos a mitad de la noche.
La miré bajar de la camisa y colocarse los zapatos con los que había entrado, se acomodo con dificultad la ropa, pero el pantalón no logró abrocharlo por la herida que tenia.
Miré la ventana, ¿íbamos a salir por ahí? Mis dudas se resolvieron cuando la abrió y me miró con una pequeña sonrisa.
-Voy primero, estas herida.
Salí primero por la ventana y la ayude a salir con cuidado, su piel en contacto con mis manos era como si quemara, pero era una sensación agradable, se sentía realmente bien.
-Creo que ya puedes soltarme.- Su voz me sorprendió, pero descubrí mis manos en su cintura, así que me separé un poco de ella.- Muy amable.- Después sentí sus dedos entrelazarse con mis mios, sentí escalofríos.- Es para evitar que te pierdas, debemos ser rápidos, ¿de acuerdo?
Bueno, no me quedaba opción más que fingir que no estaba encantado con la idea.
Cruzamos la isla sin problemas y cuando llegamos al barco Nami ya tenia todo resuelto, había movilizado a los chicos y solamente nos estaban esperando, por lo que salimos de la isla lo más pronto posible.
Aproveche en cuanto pude para perderme dentro de mi habitación y alargar un suspiro de derrota antes de lanzarme a la cama y cerrar los ojos para descansar un poco, por que aun seguía medio dormido.
Pero no tarde en escuchar la puerta ser abierta, realmente no tenia ganas de ser molestado así que fingi estar dormido.
-¿Estas dormido?- Su voz me sorprendió, Robin estaba dentro de mi habitación, la escuche caminar hasta sentarse en la orilla de la cama, mantuve los ojos cerrados.
Sentí sus manos en mi cabello, las yemas de sus dedos eran muy suaves y tocaban con demasiada delicadeza, algo sorprendente.
-Fuiste muy amable al cuidarme de ese modo, creo que jamás lo hubiera pesando de ti, te vi muy preocupado por mi.- Sentí su rostro bajar y sus labios presionar contra mi mejilla, casi sobre el pómulo.- Muchas gracias.
Retorci los dedos de los pies por que eso había sido un vuelco a mi corazón, ¿me había dado un beso? ¿Me había besado? Ah, Joder, parecía un maldito adolescente, era solo una muestra de agradecimiento y sólo eso, ¿que no? No significaba nada.
La sentí levantarse de la cama y escuché sus pasos alejándose, bien, estaba bien, iba a alejarse y yo iba a fingir qué jamás había sucedido eso.
-Sé que sigues despierto.
Abrí los ojos de golpe, su sonrisa estaba plasmada frente a mi rostro, juraba que la había escuchado alejarse, pero ella estaba justo frente a mi.
Me senté en la cama y la vi sonreírme antes de sentarse nuevamente a mi lado.
-Solo venía a agradecerte.- Se encogió de hombros.- Puedes dormir tranquilo.- Tomó mi mentón entre sus dedos y su caricia me hizo tener escalofríos.- Eres muy amable.
-Sólo hice lo necesario.- su cálida sonrisa era distinta, agradable pero distinta.- Fue preocupante ver tanta sangre, y tu voz... Era como si estuvieras perdiendo el hilo de la vida poco a poco, Nami estaba furiosa y yo sentía que estaba a punto de perder...
-¿Perderme?- Su sonrisa creció aun más y me aleje un poco de ella.- ¿pensabas que iba a morir?- sin previo aviso me rodeó con sus brazos, la sentí firme pero escondiendo su rostro en mi cuello.
Lo dude un poco, pero le devolví el gesto con fuerza por que el miedo de perderla fue real, jamás lo, había admitido y jamás lo diría, pero tenia cierta afinidad hacia ella, una afinidad distinta a la que tenia con todos los demás, ella era especial.
Distinta, había algo en ella que me impedía verla como, cualquier otro compañero de tripulación, pero no lograba identificar qué era.
Suponía qué ella sentía algo parecido, por que por algo estaba aquí, por algo había venido a decirme esas cosas y por algo se había dejado abrazar por mi, estaba mostrando un lado distinto también, algo que jamás la había visto hacer.
Y eso me me emocionaba, por que significaba qué podría haber algo que sólo nosotros íbamos a saber respecto a lo que estábamos sintiendo.
Y la idea me encantaba.