Hasta que salimos.
La ayudé a ponerse en pie y pude analizar su rostro, las pocas heridas perceptibles, la sangre seca y el polvo cubriendo su piel, llevaba entre sus brazos a eso junto a un diminuto bolso que no recordaba haber visto antes, mientras lo paseaba un poco escuchaba qué tarareaba un poco, supongo que para calmar todo ese llanto qué habia derramado durante todo el maldito día.
Su mirada cayó en mi y luego la bajó al bulto cubierto de tela qué llevaba entre sus brazos, de hecho las cobijas estaban incluso cubriendo su hombro, se giró y comenzó a caminar un poco, comencé a escuchar algunos sonidos de la criatura.
-Dame un momento.- Me dio la espalda y comenzó a alejarse.- No sé cuánto tiempo haya pasado sin comer, solamente voy a alimentarlo.
-¿Necesitas algo?- Elevé ambas cejas, ¿Qué iba a darle de comer aquí arriba?- ¿Cómo vas a darle de comer?
Me ignoró por completo mientras seguía caminando, hasta que encontró una roca y se sentó, fue cuando quitó de encima la cobija y...
Vaya.
Creo que jamás había visto a un bebé comer así.
Ella comenzó peinar un poco el poco cabello que se dejaba ver y luego se giró a verme, encarnó una ceja y rápidamente quité la vista de ella.
Me acerque hacia la orilla del lugar para darme cuenta que realmente no estábamos muy alto y que sería sumamente fácil llegar al suelo.
Tomé la maleta del trabajo, que no sabia cómo aún tenia conmigo y comencé a analizar las posibles vías de bajada, tenía que pensarlo muy bien por que podría ser muy peligroso para lo que Robin llevaba con ella.
-¿Qué estas haciendo?- me preguntó cargando ahora a la criatura contra su hombro y dando pequeños golpes en su espalda.
-¿Por qué lo golpeas?- Le devolví la pregunta y se encogió de hombros.
-Tengo que sacar sus gases, acaba de comer.
Me quede callado, no sabía como responder ante eso así que simplemente miré hacia abajo antes de buscar la forma correcta de explicarle mi idea.
-Vamos a bajar.- Señalé y ella asintió de inmediato.- ¿Puedes hacerlo?
-Por supuesto que puedo hacerlo.- Escuché un erupto y la miré sonreir, ¿acababa de eruptar tan fuerte una cosa tan pequeña?- Vamos.
**
Estire el brazo para ayudar a Robin a tocar tierra, pero ella simplemente bajó y me sonrió por lo bajo.
Ya estábamos tocando tierra, habíamos bajado.
-¿Te parece si vamos a mi casa?- Le pregunté.- Supongo que estamos los dos algo heridos, que estamos cansados y la tarde esta cayendo, no tarda en estar oscuro.- Ella asintió.
-¿Me prestas tu maleta?- Me preguntó mirándola.
-¿Para qué la necesitas?- Cuestioné pero de igual manera se la extendí, ella la tomó y la dejo en el suelo.
-No puedo dejar que lo vean.- Se puso de rodillas en el suelo y comenzó a acomodar a la criatura dentro de la maleta, moviendo las cosas y acomodando las cobijas para que pudiera ir dentro.- No debe ser visto, tengo que procurar su bienestar.
Sonrió al verlo adentro de la maleta y se puso en pie sosteniendola con firmeza, estaba medio cerrada así que de reojo pude ver un poco de su rostro, un par de ojitos cerrados y cejas oscuras.
-¿Lista?
-Preparada.
-Bien, vamos.
Ella comenzó a caminar a un lado de mi y la sensación era sumamente extraña, me sentía extraño, como si el mundo hubiera girado a mi alrededor y yo me hubiera quedado estancado en el mismo lugar mientras todo cambiaba.
**
Llegamos al pueblo y claro que las miradas cayeron de inmediato sobre nosotros, recibía uno que otro saludo pero las personas se preocupaban mayormente por el polvo, la sangre y las heridas junto a los raspones.
Las personas no se acercaban, o bueno, no lo hacían hasta que un par de mocosos que conocía muy bien se acercaron corriendo a saludar.
-¡Hola! ¿Qué sucedió hoy? ¿Fue una aventura?- Sus ojos se llenaron de brillo por querer saber.- ¿Fue divertido? ¿Fue usted un valiente? ¿Quién es ella? ¿Es su esposa?- Me miraban como si quisieran pasar toda la tarde escuchando historias y me reí.
-Nada del otro mundo chicos, si otro día quieren pasar a la casa adelante, pero hoy no.- ellos renegaron.- Recuerden que a veces estoy cansado y hoy es el día.
Bueno, renegaron un poco y luego se fueron, Robin les sonrió al alejarnos y luego se detuvo ante una tienda general.
-En la maleta esta mi dinero.- Susurré mirando como sostenía con firmeza las correas de la maleta.- Si logras sacarla puedes tomar dinero de ahí, supongo que necesita algunas cosas, ¿cierto?
Miró de mí hacia la maleta varias veces y negó rápidamente, se acercó a mí rápidamente para murmurarme al al oído.
-Si lo muevo se despierta, y hará un escándalo.
Palpe mis bolsillos pero era claro que no llevaba nada de dinero conmigo, ella analizó un poco la situación.
-¿Es muy urgente? Podemos ir a la casa y luego regresar.- Mordió su labio inferior y levantó un poco la maleta.
-¿Puedes sacarla?- Me preguntó elevando hacia mi el bulto.- Me sería de mucha ayuda, no quiero salir hasta que sea el momento de irme.
Bajé la mirada y en ese momento pude ver el pequeño rostro dormido, con unos labios rosados un poco abiertos, ojos cerrados y el ceño fruncido, con grandes mejillas coloreadas y una manita cubriendo la mitad de su rostro, su cabello negro era escaso pero muy llamativo.
Bien, sólo era sacar la cartera de ahí y sería todo.
Metí la mano por un costado y su ceño se frunció aún más, comencé a buscar la billetera rápidamente pero solamente hacia qué sus labios se apretaran mucho más y sus manos se hicieran puño.
-Relajate, solamente quiero mi cartera.- Le susurré para intentar tranquilizarlo.- No vayas a hacer un escándalo por que voy a encerrarte en la maleta.
Saqué la cartera victorioso y cuando levante la vista me encontré con los ojos de Robin fijos en mi, me dio una suave sonrisa y tomó la billetera antes de extender hacia mi la maleta.
-Cuidalo mientras voy.
**
Entramos a la casa y de inmediato me quite los zapatos, ella hizo lo mismo dejándolos en la entrada, sacó a la criatura de la maleta y le quitó de encima todas las cobijas y los trapos.
-¡Listo!- Le susurró.- ¿Estabas incómodo? Te juro que no era mi intención, es que no había dónde más ponerte.- Él comenzó a quejarse y se estiró un poco, Robin le sonrió.- ¿Quieres un baño? Necesitas un cambio de todo y...
-¿Tienes hambre?- Le pregunté intentando acercarme y pegó al bebé contra su pecho.
-Un poco, pero quisiera bañarlo primero, ¿es posible darnos un baño?- Señale el pasillo.
-Adelante, hay toallas limpias en el gabinete y todo lo necesario en el mueble.
Me agradeció y se retiro por el pasillo con esa cosa entre sus brazos, así que me dirigí hacia la cocina para poder preparar rápidamente algo de comer, no era qué me gustara mucho cocinar, pero tenia que hacerlo si quería que ella se quedara y me diera respuestas.
Cociné lo más que pude con el constante ardor en el hombro, sabían que tenia que curarme esa herida, sobretodo por que era un roce de bala bastante cercano a haber sido impactado por ella, pero debía tener la comida lista.
No fue hasta que acomodé la mesa que la vi caminar por el pasillo... ¿Usando ropa mía? Y la criatura ya iba cambiada y recién bañada también, las heridas iban ahora limpias en ella.
-Olvide qué perdí mi mochila con mi ropa, así que tomé prestada la tuya, por suerte no perdí las cosas de él.- Acarició su cabello y le sonrió.- Prometo irme en unas horas, solo necesito tomar fuerza...
-¿Irte? ¿Por qué irte?- de inmediato me preocupé, tenía muchas dudas y pocas respuestas, quería escuchar de sus labios que ese bebé era mio.- Quédate, hablemos... ¿Y por qué mochila con ropa? ¿Y tu casa? ¿Estabas viajando?
Se sentó en la mesa y me encargue de servirle la comida de inmediato, me senté frente a ella y comencé a servirme también, ella se quedo en silencio mientras comía y luego suspiro tras dos bocados.
-Me di cuenta que estaba embarazada unas cuantas semanas después de habernos visto, justo después de resbalarme y tener un sangrado.- tuvo un escalofrío.- El médico me recomendó huir, por que la noticia podría detonar búsquedas y capturas, así que me fui, vendí la casa, tomé lo indispensable y comencé a huir de isla en isla.
-¿Soy el papá?- Era obvio que lo era, pero necesitaba confirmarlo, ella frunció el ceño, pero se relajó y asintió.
-Es tu hijo.
-¿Por qué jamás supe nada?
-Te envié cartas.- Llevó un bocado de comida a su boca.- No podía venir, no quería venir, después de no obtener respuesta a las primeras cartas me resigne, supuse que no querías saber nada de nosotros, así que me fui.- Suspiró acomodando al niño contra su pecho.- Estuve todos estos meses yendo de isla en isla, dormía donde podía y lo más que podia, el frio era intenso a veces, pero estábamos a salvo, jamás creí que enviarte cartas estaba siendo una sentencia.- Siguió comiendo.
-Por eso tampoco obtuve respuesta a las cartas.- susurre y asintió.- Dejaste tu casa y tu isla atrás.- Bajó la mirada.- Si hubieras venido te hubiera ayudado, no hubieras estado sola.
-Tú dijiste que no tenias intenciones de tener hijos.
-¡Por que no sabia que tenia un hijo!
Frunció el ceño de inmediato al escucharme gritar, ya que mi alteración causó qué eso comenzara a llorar, ella dejó el tenedor de inmediato y comenzó a intentar detener su llanto.
-Basta, basta.- Susurró poniéndose de pie y comenzando a caminar por la sala de estar.- ¿Necesitas algo? ¿Tienes sueño? ¿Hambre?- Lo dejó llorar un poco y sonrió.- Sueño, ¿eh?
Me puse en pie detrás de ella y comencé a sobar mis manos contra mi pecho, ella me miró de reojo antes de bajar un poco la cobija para mostrarme su rostro por primera vez en un ambiente calmado y sereno, podía darme el lujo de detallarlo.
Lleve una mano a su rostro para bajar un poco más la cobija, y volví a ver el mismo ceño fruncido pero ahora en conjunto con unos ojos abiertos que me miraban con atención, unos enormes ojos que se miraban realmente amenazantes.
-¿Quieres... Sostenerlo?- mire con atención a la criatura, era un bebé, y a pesar de que había sostenido bebés antes, ahora era diferente.
-¿y si se me cae?- Fue mi primer pensamiento, y lo primero que salio de mis labios.
-¿Cómo se caería? Ya haz cargando bebés antes.- Su ceño se frunció aún más.
Claro que se notaba la molestia en su rostro, pero era distinto, todas aquellas criaturas no tenían relación conmigo y no era tan fuerte el vinculo como este, que ahora sabía que era mio.
-¿Siquiera quieres esto?- Me preguntó alejándose un paso de mi, completamente a la defensiva.- ¿Quieres un hijo? Por que yo simplemente voy a tomar mis cosas e irme, sin problemas, solamente necesito que descanse un rato y...
-Jamás te pedí que te fueras.- Murmuré bastante preocupado, esperando que no se fuera a mitad de la noche por que aun no resolvía todas las dudas.- No lo estoy pidiendo, sólo que estoy un poco conmocionado con la situación, de pronto me enteré que soy papá.- Levante ambos brazos.- Dame para acá.- Estire los brazos hacia ella.- entregame eso.
Se quedó callada y quieta, así que me acerque a ella y casi le arrebate a la criatura para acomodarla contra mi pecho, lo escuché suspirar y encoger sus diminutas piernas contra mi, así que me sentí realmente bien.
-¿Que tal amiguito?- Robin se quedó mirándonos.- Supongo que tenemos que conocernos un poco si vamos a estar juntos toda la vida.- Levanté la vista hacia ella para ver si había captado los palabras.- Quédate a dormir, no se vayan, quiero saber muchas...
-¿Qué es lo que quieres saber? Se llama como tú, tiene tres meses, es un niño muy curioso, nació el once de noviembre y por eso mismo le puse tu nombre.- Se encogió de hombros.- Eran las cuatro treinta y dos de la mañana cuando llegó al mundo en una clínica decadente.- Pasó la mano por su cabello.
-¿Se llama... Como yo?- Ella asintió.- ¿Así que ahora somos dos?- agache la mirada a verlo, con sus ojitos abiertos mirándome con atención.- Vamos a tener que pelear por que ese nombre es mio.
Ella sonrió por lo bajo.
-Entonces... ¿Se quedan esta noche?
**
Me acosté en la cama después de darme una ducha, Robin estaba sentada en la orilla de la misma alimentando a la criatura y yo seguía sin creerlo del todo.
Me quedé boca arriba en silencio mientras analizaba la situación, intentaba darle algun sentido a todo lo que había sucedido, desde el incidente con la mocosa esa, hasta el momento en el que me tocó verla con la criatura, incluso cuando entramos al pueblo qué lo llevaba bien escondido dentro de la maleta.
Robin se puso en pie y lo paseo por la habitación mientras tarareaba un poco, aprendí que tarareando lo calmaba bastante bien por que dejaba de quejarse de inmediato.
-¿Estuviste molesta conmigo todo este tiempo?- Ella se giró hacia mi sin decir nada.- Supongo que debí haber parecido un estúpido.- Asintió lentamente.
-Solo un poco estúpido.- Se acercó a la cama y se volvió a sentar en la orilla de la misma.- Listo, ya quedó, esta dormido.
-¿Vas a dormir ya?- Le pregunte y asintió, suspire poniéndome en pie.- Cualquier cosa que necesites estaré en el sofá, ¿de acuerdo?- Volvió a asentir mientras peinaba suavemente el cabello del bebé.
Me puse de pie y la ayude a colocar una barrera de almohadas y cobijas para que no se cayera, no dijimos mucho, simplemente me termine yendo poco después.
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Dos de la mañana, no tenia más que una simple lámpara dando luz a mi rostro mientras leía todas y cada una de las cartas varias veces, las leía como si pudiera volver el tiempo atrás y corregir todo lo que había sucedido.
"Lamento ser yo la portadora de esta noticia, he tenido un accidente, me he caído y tuve que ir al doctor por unas anomalías, y el resultado fue el escrito al reverso de esta nota"
Giré la carta y me encontré con los resultados positivos a una prueba de embarazo en donde se leía de forma perfecta el "POSITIVO" pasee los ojos por las letras varias veces y terminé dejando la carta a un lado para tomar otra.
"La ausencia de respuestas me tiene un poco consternada,simplemente busco una retroalimentacion, positiva o negativa ante lo que te he dicho antes, reconozco que estoy un poco asustada y no sé exactamente como manejarlo de la mejor manera"
Apreté los puños al ver como en las cartas podía identificar el miedo, incluso note como remarcó en la última carta una frase.
"Vas a ser padre"
Remarcado varias veces con la tinta, misma qué estaba un poco corrida, llevé mis dedos a las letras para intentar imaginar qué habría sucedido si lo hubiera leído a tiempo.
Escuché ruido en la habitación seguido del llanto de la criatura y de inmediato me puse de pie, corrí por la casa anhelando no encontrar una habitación vacía al entrar, me sentía aterrado de entrar y no verla, de que hubiera huido con todo y el bebé, por que ¿A dónde iba a ir a buscarlos?
Abrí la puerta de golpe con la respiración alterada y el corazón latiendo a mil por hora para encontrarla sentada en la orilla de la cama con el niño entre brazos.
Levantó la mirada rápidamente, luciendo asustada, apreté los labios y solté el aire qué estaba conteniendo y que no me había dado cuenta.
-¿Estas bien?- Se puso de pie y la cobija de su hombro cayó relevando qué estaba simplemente alimentandolo.- Te ves alterado.- Se acercó a mi.- ¿Qué es eso? ¿Estabas leyendo las cartas?- Estiró el brazo para tomar la qué llevaba en mi mano pero la deje caer al suelo.- ¿Qué sucede?
Me acerqué a ella y la rodee con mis brazos, escuche un suspiro de su parte al verse abrazada por mi, pero no entendía ni siquiera yo por qué demonios la estaba abrazando de ese modo, pero me sentía bien el saber que no se había ido.
-Quédate.
Se separó de mi y volví a ver el brilo en sus ojos escondiendo las lágrimas, no sabía qué iba a suceder, pero quería que se quedara, quería poder mantenerme en la vida de ambos por que sentía que ya había perdido mucho tiempo, y pude haberlo perdido todo.
-¿Quieres que me quede?
-Sólo si me enseñas como mantenerlo con vida.- Señalé a la criatura en su pecho y una sonrisa pequeña salió a la luz.- Y supongo que tengo que dormir con ustedes para que se vaya acostumbrando a mi, ¿cierto?
-Se levanta cada pocas horas.- Susurró y me encogi de hombros.- Es una máquina del llanto si no le cambias rápido el pañal.- Volví a encogerme de hombros.
-Creo que puedo con eso.
Se encogió de hombros en respuesta y siguió dándole de comer hasta que él se liberó de su pecho y quiso acurrucarse.
Lo colocó contra su hombro y comenzó a darle suaves golpes.
-¿Eso es lo que hiciste en la cueva?- Asintió.- Dame, quiero intentarlo.
Lo dudó un poco, pero lo puso en mi pecho, con su cabecita en mi hombro, me indicó como dar las palmadas aunque yo ya tenía noción de como hacerlo.
Y me encantó.
No sabia que quería un hijo, jamás había pasado por mi cabeza la idea de ser padre o tener una familia, no lo buscaba e incluso le huía.
Pero tener a esta cosa entre mis brazos era una sensación indescriptible, se me llenaba el cuerpo de una sensación agradable y cálida, como si fuera una pieza que no sabia que me hacia falta.
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