Desperté otra vez en la misma cama, en la misma habitación, con el mismo tono de alarma y a la misma hora, alargue un suspiro y apague la alarma en conjunto con un gran quejido, no tenía ganas de ponerme en pie, tampoco de levantarme.
Otro día productivo.
Miré el reloj con recelo, cinco de la mañana, la maldita hora de siempre, tenía media hora para bañarme y desayunar si quería irme temprano al trabajo así que me puse en pie, mire el desastre en la habitación, no me daba mucha motivación limpiar.
Mi vida era realmente aburrida, una rutina, todos los días despertaba a la misma hora, trabajaba las mismas horas, entrenaba las mismas horas y hacia casi lo mismo las mismas horas.
Me fui rápidamente a la ducha, no había agua caliente, aun tenia que arreglar eso, así que deje correr el agua unos segundos y salté dentro, el agua helada me hizo despertar por completo, tuve escalofríos pero en poco rato ya estaba afuera de la misma con la ropa del trabajo colocada de forma impecable.
Desayune algo rápido, no tenía realmente hambre así que unas tostadas con aguacate fueron lo ideal junto a un licuado de proteínas.
Después de lavar mis dientes tome todas mis cosas, me pude los audífonos y salí de la casa, salía de casa a las cinco y media de la mañana para llegar al trabajo aproximadamente a las seis de la mañana e iniciar mi jornada como entrenador personal.
Me gustaba mi trabajo, entrenar y hacer a otros mejorar era genial, pero necesitaba unas vacaciones, hacia aproximadamente dos o tres años que había tomado vacaciones por última vez y hasta la fecha tenia flashes de horribles recuerdos de mi siendo un alcohólico sin medida y haciendo muchas cosas que no solía hacer.
Aún recordaba a mi yo ebrio consiguiendo amigos de otras ciudades y hablando de forma coqueta con una chica que no lograba recordar del todo, las fotos de esa noche eran muchas pero en ninguna lograba ver su rostro por completo, pero había fotos incluso besandola, algunas otras eran un poco más comprometedoras en donde incluso habíamos fingido una maldita boda, pero claro que jamás había vuelto a saber de ella.
¿Que habrá sido de la chica? Era una buena pregunta por que habíamos vivido un fin de semana de locura, me habían contado que incluso le había propuesto matrimonio en un momento de éxtasis, y podía asegurar que habíamos terminado en la cama un buen puñado de veces.
Miré como se acercaba el lugar de mi trabajo a la vista y alargue un suspiro apagando los audífonos, eleve la mirada al edificio, ya había un par de autos estacionados afuera así que abrí el lugar y entré, las personas no tardaron en llegar, pero palpe mis bolsillo en busca de mi cartera para marcar entrada con la tarjeta y no la encontré.
-Maldición.- Dije pensando en que seguramente se habría caído cuando apague y guarde los audífonos.
Corrí hacia afuera del edifico con la mirada en el suelo, me tope con la cartera tirada justo donde había ido a guardar los audífonos así que corrí para tomarla, pero justo cuando me agache y la tuve entre mis manos escuche gritos y comencé a ver algo de pánico a mi derecha.
Me gire para encontrar una multitud rodeando a algo o alguien, así que tome mi cartera con firmeza y fui a revisar que había pasado.
Al parecer un chico en motocicleta había arrollado a alguien, por que el pobre tipo se quito el casco mirando hacia el cuerpo de una mujer que yacia en el suelo inconsciente.
-¡Qué bueno que llegas!- Una voz me alertó y sentí un empujón.- Ya llamamos a una ambulancia, pero el niño no para de llorar.- En ese momento fui consiente del llanto de una criatura, baje la mirada a los brazos de una mujer y me sentí helado.
Era un niño de aproximadamente dos años, lloraba desconsolado, pero me impacto de sobremanera sus ojos, eran unos ojos color gris muy peculiar... Y su cabello era verde, lleve una mano a mi cabello y lo revolví un poco, el niño detuvo el llanto al verme y se dedico a analizarme con los ojos repletos de lágrimas, demonios, me estaba viendo a mi mismo de pequeño, ¿Eso no iba a alterarlo todo en el espacio-tiempo? ¿Por qué se parecía tanto a mi?
El niño sorbio sus mocos y estiró los brazos hacia mi, lo tomé aun sintiendo todo demasiado irreal y miré a alguien correr hacían nosotros.
-¡No la muevan! ¡Nadie la mueva!- Grito un chico de cabello castaño claro en forma de tazón, el cabello lacio caía por debajo de sus cejas, su piel era morena clara y se miraba bastante pequeño.- Sé primeros auxilios, ¿Hay alguien que pueda darle autorización para ayudarla?- hablo fuerte dejando su mochila en el suelo y plantandose sobre sus rodillas.
-¿Puede ayudarla?- Me pregunto la misma mujer de antes, tragué saliva y asentí un poco dudoso.
El chico comenzó a revisarla en lo que la ambulancia llegaba, me miró de reojo.
-¿Alergias? ¿Enfermedades qué deba saber? ¿Qué estaba haciendo antes del accidente?- Lo miré acomodarse y ponerse guantes mientras me preguntaba mil cosas a la vez.- ¿Cuál es su nombre? ¿Su edad?
-Yo...- No sabía que responder, no la conocía, ni siquiera podía ver su rostro debajo de la sangre y la inflamación.
-Según su billetera es Nico Robin.- Dijo una chica de cabello naranja qué tenía la cartera entre sus manos, la reconocí vagamente, ella se ejercitaba en el gimnasio donde yo trabajaba y habíamos tomado el mismo tour donde casi me casaba con...
-Espera.- Le dije a la chica de cabello naranja.- ¿Dijiste... Robin?- Ella reviso la credencial y abrió mucho los ojos, pasó de verme a mi a ver a la chica en el suelo y finalizar con el niño que se aferraba a mi camisa.
El chico nos ignoro y comenzó a revisarla, yo me quedé quieto mirando toda la escena en general... Si todo el descontrol había sido hace tres años y tenia entre mis brazos a un niño de tal vez dos años... ¿Podría ser mi hijo? Lo miré de reojo y se acurruco en mi pecho mientras cerraba un poco los ojos, demonios, este niño era idéntico a mi, era imposible que no fuera mi hijo.
Trague saliva.
La ambulancia no tardó en llegar, los Paramedico bajaron rápidamente y se encargaron de todo, el chico de cabello castaño rápidamente se acomodo con ellos, parecía que sabía muy bien lo que hacía en conjunto con ellos, incluso los ayudo a subir la camilla.
-Ten.- La chica de cabello naranja me dio una mochila.- Ahí encontré la credencial, así que supongo que son suyas, puse mi número ahí por si necesitan algo, creo que sería interesante ver que ha pasado después de esos tres años.
Asentí rápidamente y tome la mochila antes de buscar subir a la ambulancia.
-El menor no puede subir.- Me dijo uno de los Paramédicos, pero lo miré elevando una ceja.
-No tengo con quien más dejarlo.- Mentí, bueno, no mentí, realmente no sabía con quien más podría dejarlo, no la conocía.- Viene dormido, no será de molestia, por favor.- Él alargó un suspiro.
-Sube.
Subí a la ambulancia rápidamente, el camino fue rápido, brusco, ellos iban concentrados en lo suyo mientras yo miraba de reojo y de vez en cuando al niño, él se había acomodado perfectamente entre mis brazos, cabía muy bien en ellos.
Acaricie su frente con cuidado y descubrí un moretón en la misma, no había tenido de tiempo de revisarlo, incluso sus rodillas estaban un poco raspadas, ¿lo habrían golpeado también?
El viaje fue rápido y brusco, me sentí un poco alterado pero llegamos al hospital con rapidez, los Paramedicos bajaron con la camilla y quise ir tras ellos, pero el personal medico me prohibió el ingreso.
-¿Está herido?- Me pregunto un enfermero mirando al niño dormido entre mis brazos.- Tiene las rodillas golpeadas, ¿Podemos revisarlo?- Asentí y rápidamente arrastraron una camilla del pasillo.
-Esta dormido, ¿Si despierta me avisan?- Pregunté rápidamente teniendo miedo a alejarme.
-A usted lo llevarán a la sala de espera, en un momento le daremos información, necesitamos algunos datos qué...
Demonios, no podía admitir qué no los conocía, trague grueso y en ese momento el niño abrió los ojos, comenzó a llorar y estirar los brazos hacia mi, miré al enfermero y llevo una mano a su cabello.
-Venga con nosotros.
**
Acaricie de forma distraída el cabello del niño, él me miró con atención, tenía cubiertas las rodillas y se acurrucaba contra mi, jamás había sentido esa necesidad de desesperación sobre querer respuestas de algo, lo habían dado de alta hacia un par de horas y lo habían dejado de forma milagrosa conmigo, ahora estábamos sentados en una silla juntos con él sobre mis piernas mientras frente a nosotros se encontraba una camilla.
Robin, la chica de la fiesta, la morena con la que había pasado un fin de semana bastante explosivo ahora estaba en una cama inconsciente con varias heridas.
Había muchas cosas que habían surgido bien, conocía un poco del niño gracias a que portaba una placa con sus datos médicos y generales, sabía que tenía dos años y tres meses, que se llamaba Oliver y por sus escasas palabras sabía que le gustaba jugar y según él, leer.
-¿Mami?- Preguntó señalando a la chica en la camilla.- ¿Si?
-Mami esta dormida.- Le dije acariciando su cabello.- ¿Quieres ir a comer algo? ¿No tienes hambre?
Negó rápidamente y se bajo de mis brazos para ir a intentar subir a la camilla, lo ayude y sonrió hacia ella.
-Mamá.- La comenzó a mover.- Mamá.- Claro que no tuvo respuesta, la habían dormido.
-Ven, vamos a comer algo y cuando regresemos seguro que esta despierta, mami tiene cosas de que hablar conmigo.
-¿Papá?- Me cuestiono frunciendo el ceño.- ¿Tú? ¿Papá? ¿Yo?
Demonios, era adorable.
**
Baje a Oliver de mis brazos cuando mire la habitación de Robin con varios médicos dentro, entramos tomados de la mano y me quede estático.
-¿Cómo que lo entregaron a su papá? ¡Ni siquiera yo lo conozco!- Se escuchaba furiosa.- No puedo creer que lo hayan dejado ir con un extraño, tuvo que haber llorado, ¿Donde dejaron a mi bebé?
-¡Mamá! ¡Aquí!- Gritó dando saltitos, cuando los médicos se giraron la vi de pie, se miraba demasiado inestable como para poder estar en pie, sin embargo dio pasos hacia el niño, quien corrió también hacia ella.
Cuando dejo de abrazarlo sentí su mirada matadora en mi, pero todo su rostro se relajo de inmediato al verme, ¿que había pasado? Se miraba sorprendida, Oliver le sonrió y luego me señaló.
-¡Papá! ¡Ahí! ¡Papá!- le grito emocionado y Robin me miró de nuevo.
-Supongo que no fui el único sorprendido este día.- Murmure y ella se puso en pie con el niño en brazos, pero estaba débil y tuvo que ser sostenida por los enfermeros.- Lo mejor será que te relajes para que podamos hablar, ¿cierto?
-¿Cómo?- Preguntó sentándose en la orilla de la camilla.- ¿Cómo puede ser que en todo el libro Mundo te vine a encontrar?- Susurró, los médicos se miraron entre ellos y salieron de la habitación, solamente quedo uno.
-Necesito revisar sus heridas antes de cualquier charla, joven.- ella asintió recostandose, Oliver se acomodó a su lado.
**
Entonces si había tenido un hijo, tenía un hijo no reconocido, un bebé qué justo ahora me abrazaba con fuerza y se negaba a soltarme mientras su madre comía algo sentada en la camilla.
-¿Jamás te dio curiosidad buscarme?- Le pregunté dejando a Oliver jugar con mi teléfono y ella asintió.
-Incluso mis amigos hicieron un tik tok que se hizo un poco viral.- Susurró comiendo un poco.- Lo intente, juro que lo hice, pero jamás logré dar contigo, no tenía más que un par de fotos borrosas en donde ni siquiera se veían nuestros rostros, al final acepte la idea de que él y yo seríamos nosotros dos para siempre.- Se encogió de hombros.- Y no tienes que hacerte cargo si no quieres, no quiero que sientas la presión de...
-Quiero hacerlo.- Le dije convencido.- Cuando me vio, él lo supo, detuvo el llanto cuando lo tome en mis brazos y me buscaba, desde ahí no lloro estando conmigo... Él lo siente.- Oliver levanto la mirada y me sonrió mostrando sus pequeños dientes.- No quiero perderme nunca otro momento cerca de él, ¿me das permiso de no irme de sus vidas? De la vida de ambos.
-¿Estas seguro de lo que estas diciendo?- Me preguntó ella.- Es un bebé, una responsabilidad.- Asentí.
-Es un hijo qué de haber sabido su existencia antes, lo hubiera aceptado igual, y no te culpo, entiendo que no teníamos nada de información uno del otro.- Oliver tomó mi camisa y se aferró a ella.- No pienso alejarme, quiero estar de ahora en adelante... De ser posible darle mi apellido.
-Bienvenido entonces.- Sonrió ella, Oliver se sentó mejor en mis piernas y bajo para ir con ella.
-Mami, ¿Yo?- preguntó señalando la comida en el plato y me acerque para subirlo a la camilla.
Que divertido iba a ser llegar mañana al trabajo con la noticia de que era papá, que tenía un hijo de dos años adorable, que había encontrado motivación para seguir trabajando y despertando cada día, que ahora ya no estaba solo y que mi vida jamás volvería a ser aburrida.
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