Podía sentir mi corazón latiendo con rapidez, el aliento se escapaba entre mis labios y mi pecho subía y bajaba de manera errante mientras mis piernas se vencían y terminaba cayendo de rodillas, miré a mi costado y me encontré con el cuerpo tendido de Robin, tenía los ojos cerrados y un hilo de sangre corría por la comisura de sus labios, maldije tomando una de mis katanas y encajandola en el suelo para poder mantenerme en pie, pero mis piernas no reaccionaban de la manera adecuada.
Suspire mirando al único hombre en pie, estaba herido y nos miraba con los ojos aterrorizados, sabía que un par de golpes y todo habría terminado, pero mi cuerpo no reaccionaba de la manera correcta, tener solamente un ojo sano no era lo más ideal en estos momentos.
Robin estaba en el suelo, no sabía si el movimiento leve de su cuerpo era por que estaba respirando con dificultad o si era el suave movimiento del agua salada debajo de ella.
Todos estaban desapareciendo, jamás había visto una maldita guerra en donde nos hubiesen dañado tanto, pero en este momento nada estaba a nuestro favor y tenía miedo de dejar ir todo por una maldita emboscada.
El hombre atacó y contraataque rápidamente, sus movimientos fueron perezosos y muy lentos así que pude detenerlo y golpearlo para hacerlo caer al vacío que había frente a nosotros, justo a donde el barco poco a poco se hundía.
Mis rodillas por fin se vencieron y caí al suelo sintiendo mi ropa y cabello mojarse rápidamente, cerré mi único ojo sano por unos segundos y pude sentir todo a mi alrededor comenzar a temblar.
-Zoro.- Escuché un susurro y mire hacia mi lado, Robin estaba aún con los ojos cerrados, pero su mano temblorosa tomó la mía.- Debemos irnos antes de que... Se hunda.
Asentí intentando controlar mi respiración y con el mundo dando vuelta a mi alrededor me senté, y fue buena idea por que miré a dos personas de pie, heridos y sangrando, pero venían en nuestra dirección.
Maldije intentando ponerme en pie, pero cuando por fin pude mantenerme un par de manos los detuvieron e impidieron que pudieran avanzar hacia nosotros, pues sus cuerpos terminaron tendidos en
Robin suspiro cerrando los ojos y mirándome de reojo, la ayude a ponerse de pie y la mire, su rostro cansado, sangre fresca aún corriendo por su mejilla y el cabello goteando, llevaba uno de sus ojos inflamado y un corte profundo en la frente, ¿Cómo demonios habíamos llegado a esa situación? Suspire paseando mi mirada por el lugar.
-Vamonos de aquí antes de que se ponga peor.
Salimos de ahí con mucho cuidado, el barco estaba inestable, parecía que estaba a nada de irse hacia las profundidades y a duras penas alcanzamos a salir en un bote pequeño en donde muy apenas cupimos.
La isla no estaba nada lejos, incluso desde el bote se alcanzaba a visualizar así que simplemente nos tumbamos esperando a que el bote nos llevara junto a todos los demás.
Pero, ¿cómo habíamos llegado a esa situación? Fácil, habíamos llegado a una maldita isla nueva en donde Luffy se metió en problemas como siempre y tuvimos que rescatar a una extraña chica y a sus padres de manos de quienes querían gobernar el lugar con prácticas poco normales.
Entonces Luffy nos había llevado arrastrando directo a la locura, cuando se estaban poniendo feas las cosas y todos ya estábamos un poco heridos pude ver como Robin junto a Nami subían a un barco y supe que no podía dejarlas solas, por lo que fui tras ellas para procurar su bienestar por que Sanji me mataría si las dejaba solas en esos momentos.
Cuando subimos al barco nos dimos cuenta que la mayor parte del plan criminal estaba dentro del mismo, los planos, los mapas y cada uno de los pasos para quedarse con esa isla y transformarla en lo que ellos querían, pero no contaban con que nosotros estábamos ahí.
Cuando el barco dio señales de querer alejarse Nami tomó todo lo que podría incriminar a los hombres y lo sacó del barco, Robin se quedó por que decía que había algo que ella buscaba en el estudio, y rebusco entre todos los libros posibles.
Hasta que una explosión nos envolvió.
El fuego, los enemigos, el agua y la pérdida de sangre nos hicieron torpes y un poco lentos, por lo que acabar nosotros solos con tantos enemigos mientras bombas explotaban a nuestro alrededor no fue una de las mejores ideas del mundo, sin embargo ella demostró estar a la altura de la situación en todo momento, pues pudo con todos los enemigos e incluso me sacó de situaciones muy peligrosas en esos momentos.
Y ahora estábamos solos en un pequeño bote salvavidas mientras intentábamos llegar a la isla para reunirnos con todos los demás.
El bote era sumamente pequeño, ni siquiera había un techo o algo para esconderse, solamente dos remos que nos ayudaban a mantener el ritmo.
La miré de reojo, estaba recostada contra la madera y respiraba de manera pausada, tenía los ojos cerrados y un brazo sobre los mismos, supongo que para intentar descansar un poco, me dejé caer también y di un gran suspiro.
-Por lo menos salimos con vida.- Susurró, sentí movimientos y la vi sentarse y tomar uno de los remos.
-Yo logré robar estas dos mochilas, pero no sé qué tengan.- Dije señalando las mochilas y ella abrió una para suspirar y comenzar a sacar algunas cosas.
Hicimos un rápido conteo y supimos que no nos había ido tan mal, teníamos agua y algo de comida, fuera de eso la mayoría era innecesario, pero yo tenía algo que sabía le gustaría mucho, pero no sabía si era lo correcto dárselo.
Comenzó a beber un poco de agua y sonrió en mi dirección mientras juntos tomábamos los remos y comenzábamos a moverlos para llegar a la isla lo más rápido posible.
Decidí que se lo daría después, primero debíamos llegar sanos y salvos a la isla para poder llegar con los demás y ver que todos se encontraban bien.
Era cansado el hecho de estar remando cuando mi cuerpo exigía algo de descanso, pero Robin también aparentaba estar muy herida y cansada, sin embargo no se quejaba y seguía remando en dirección a la isla.
La mire de reojo y tomó una botella de agua para darle un sorbo, después me la extendió y la acepte tomando un buen trago que me ayudó a la garganta que no sabía que la tenía seca hasta ahora.
-Creo que deberíamos comer algo antes de llegar, para tener un poco de fuerzas.- Susurré y ella asintió dejando por un lado el remo, así que yo tome ambos y comencé a moverlos.
La mire elegir entre todas las cosas y ponerlas frente a mi, eleve una ceja pero apreté los labios para no sonreír.
¿Quería que eligiera yo?
-Elige tu primero, yo con cualquier cosa estoy bien.- le dije y ella sin titubear tomó algo de comida.
Sin perder tiempo se puso a mi lado e intento volver a tomar el remo, pero me negué lentamente.
-No te preocupes, come un poco y me ayudas en un rato más, cuando yo coma.
-¿Estas seguro de eso? Tú también necesitas comer algo.
-Si, no te preocupes, con un par de bocados yo tengo para tomar energía.
Ella me miró con la confusión plasmada en el rostro y tras abrir el paquete de panecillos le arranco un pedazo y lo puso entre mis labios.
-Entonces me vas a dejar darte esos bocados, es lo mínimo que puedo hacer.
Quise negarme, pero ver su rostro sonriente mientras extendía hacia mi la comida me hacía imposible hacerlo, así que accedí y ella procedió a alimentarme mientras ella misma comía.
Al cabo de un rato llegamos a la isla, la cual parecía estar en un silencio bastante extraño a como habíamos dejado el lugar, Robin miro a su alrededor tomando una de las mochilas y yo tomé la otra para acercarlos al pueblo.
De pronto la gente comenzó a rodearnos y mi primer instinto fue atrae a Robin contra mí para ponerla en mi espalda, pero ella comenzó a reír y se puso a mi lado antes de guiñarme un ojo.
La gente se acercó a nosotros, pero todos venían felices, ¿alegres de vernos?
-¡Son los mugiwara!¡Nuestros salvadores!- Gritó una mujer mientras levantaba las manos.
-¡Hey! ¡Vienen heridos! ¡Denles espacio y llevenos con un médico!
Se acercaron a Robin y la quisieron arrastrar lejos de mi, pero la tomé del brazo desconfiado de todos ellos y hubo un pequeño silencio incómodo mientras veían mi mano sobre su muñeca.
-¿Todo bien?- Susurró ella y la solté de golpe asintiendo.- No te preocupes, sé defenderme.- Me guiño un ojo antes de entrelazar su brazo con el mío y obligarme a caminar junto con ella.
La gente de la isla parecía encantada, estaban montando lo que parecía ser decoración para algún evento.
-Esto es para ustedes, Luffy-San dice estar hambriento, pero están curando sus heridas, de hecho un niño ha preguntado por ustedes, ¿un reno?- Sentí la mano de Robin apretarse contra mi brazo y llevé una mano a su hombro para calmarla.
-¿Chopper esta bien?- Preguntó ella y el hombre que nos guiaba asintió sonriendo.
-Está colaborando con nuestros médicos para ayudar a sanar a las personas heridas.
Robin suspiro y nos llevaron a una gran casa en donde se escuchaba mucho ruido, y nada más entrar nos topamos con toda la banda riendo mientras parecían divertirse.
Nami se puso de pie de inmediato, Robin me soltó de forma delicada antes de recibir el abrazo entre risas, todos se acercaron corriendo y hubo una bienvenida típica de Luffy.
**
La fiesta fue bastante buena, había música, comida, bailes y gente alegre tras liberarse de años de esclavitud gracias a una banda de idiotas como éramos nosotros, las chicas de la isla parecían encantadas con todos nosotros pues andaban tras todos con sonrisas coquetas o insinuaciones más extremas, Sanji estaba encantado de la idea, sin embargo no sabía como podía estar tranquilo con la mirada matadora de Nami en su espalda.
Yo estaba algo alejado de todo el ruido y ajetreo con una botella de sake entre los dedos de mi mano, y ahí, con la botella siendo sostenida por mi mano recordé el libro que había quedado entre mis cosas.
Me puse de pie rápidamente y fui por él, para regresar en búsqueda de Robin mientras lo escondía dentro de mi abrigo.
Y la vi.
Se miraba bastante bien a pesar de estar herida y llevar algunos vendajes en sus brazos, estaba rodeada de dos hombres que parecían estar encajados con ella, estuve pensando en retirarme, pero ella me miró de reojo y de inmediato sonrió acercándose a mi y dejando a ellos con la palabra en la boca.
-¿Podemos hablar?- susurré y ella asintió despidiéndose de ellos y tomando mi brazo para alejarse.
Nos detuvimos cerca de la fiesta pero lejos de toda la gente y suspire dejando la botella hacia un lado, rasque mi nuca y lleve la mano dentro del abrigo para poder sacar el libro.
-Creo que tengo algo aquí, pero no sé si era este.- Susurré sacando el libro y levantándolo, sus ojos se abrieron mucho mientras lo tomaba.
Sus dedos tocaron con cuidado la pasta gruesa del libro y comenzó a verlo, su vista parecía inestable y cuando levantó la mirada sus ojos parecían tener lágrimas siendo contenidas.
-¿Sabes de qué es este libro?- Susurró volviendo a bajar la gusta y abriendolo para poder admirar algunas hojas quemadas en la esquina del mismo.
-No, pero supongo que es importante.- murmure y ella asintió pasando los dedos por debajo de sus ojos.
-Es un libro de mi isla.- Susurró, levantó la mirada y ahora era más fuerte, no había derramado lágrimas, pero se miraba aún más valiente que nunca.- Todo fue destruido, supe que algunas personas lograron huir y llevaron consigo material, pero pensé que jamás encontraría uno.
Sentí mi pecho hundirse de orgullo, esa mirada de felicidad que se encontraba plasmada en su rostro era gracias a mi, yo había puesto esa mirada en su rostro y no podía sentirme más contento con eso.
Mi corazón me delató y comenzó a latir como loco mientras ella se aferro a mi y me abrazo con fuerza, aproveche el momento para devolver el abrazo e inhalar el olor de su cabello, deje mi rostro contra su cuero cabelludo y no me di cuenta cuando levantó la mirada hasta que nuestras narices se rozaron y sentí su respiración contra mis labios.
Mi mente me decía que lo mejor era separarnos, pero mi corazón quería todo lo contrario, mis manos que habían estado en sus hombros bajaron a su cintura, las suyas que estaban en mi cadera subieron a mi pecho y la vi cerrar un poco los ojos.
Pero claro que no iba a ser tan fácil, Luffy a lo lejos comenzó a llamarnos, así que nos separamos y la miré llevar un mechón de cabello tras su oreja.
Pasé una mano por mi cabello y comenzamos a caminar hacia la fiesta, pero mi corazón hacia que me pusiera imprudente, así que tome su muñeca y la empuje contra mi para besarla rápidamente y luego huir de ahí sintiendo mis mejillas enrojecer.
No quería verla por que sabía que iba a caer más enamorado de lo que ya estaba, y eso no podía ser.
No quería caer enamorado en ella.
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Upsi, estaba nervioso zoro 🤭