one shorts de ZoroxRobin.

By Dair_Cipriano04

211K 10.4K 1.7K

¿Te gusta la pareja tanto como a mi? Pues te invito a disfrutar de estos cortos de romance sobre ellos 💜 Es... More

introduccion.
#01
#02
#03
#04
#05 Parte 1
#05 Parte 2
#06
#08
#09
#10
#11
#12
#13
#14
#15
#07
#16
#17
#18
#19
#20
#21
#22
#23
#24
#25
#26
#27
#28
#29 Parte 1
#29 Parte 2
#30
#31
#32
#33
#34
#35
#36
#37
#38
#39
#40
#41
#42
#43
#44
#45
#46
#47
#48
#48 Parte Dos.
#49
#50
#49 Parte Dos
#51
#52
#53
#54
#54 Parte 2
#55
#56
#57
#57 Parte 2
#58
#59
#60
#61
#61 Parte 2
#62
#63
#64
#65
#66
#67
#69
#70
#71
#72
#73 Parte 1
#73 Parte 2
#74
#75
#76
#77
#78
#79 Parte 1
#79 Parte 2
#80
#81
#82
#83
#84
#85
#85 Parte 2
#86
#87
#88
#89
#90
#91
#91 Parte 2
#92
#93
#93 Parte 2.
#94
#63 Parte 2
#95
#96
#97
#98
#99
#100
#101
#102
#103
#104
#105
#106 Parte 1
#106 Parte 2
#107
#107-B
#108
#109
#110
#111 Parte 1
#111 Parte 2
#112
#112 Parte 2
#113
#114
#115
#116
#117
#116 Parte 2
#117 Parte 2
#118
#119
#120 FINAL.

#68

1.1K 57 4
By Dair_Cipriano04

Los renegados, niños de la calle, pequeños humanos metidos en un mundo de drogas, abuso y carencia.

Los niños que el estado no reclama.

Los niños perdidos, dueños de su propio neverland, en donde no necesitan viajar a la segunda estrella a la derecha, sólo necesitan la calidez de un abrazo y las palabras de aliento de alguien que quiera apoyarlos.

Y esos niños de la calle eran ellos, una niña de cabello naranja que portaba en el brazo la marca de quienes la habían sometido por años a trabajos forzados, un tatuaje de tinta azul que la perseguía por todos lados.

Un niño de nariz grande y alargada con cabello enmarañado y esponjado, labios grandes y piel morena que causaba miradas de asombro por ser tan distinto, por los rasgos que poseia.

Un niño de cabello negro como la noche y ojos obscuros, una llamativa cicatriz cruzaba por debajo de uno de sus ojos, quienes lo miraban se preguntaban que era lo que le habría pasado para llegar a tener esa cicatriz.

Y por último pero no menos importante, un niño de cabellera verde muy peculiar, sus ojos verdosos lo hacían destacar, pero lo que más hacía que el niño sobresaliera entre los otros era la sangre, la cual usualmente brotaba de su cuerpo gracias a las heridas que le causaban.

Todos eran unos niños que rondaban los ocho años, niños obligados a crecer y a formarse como adultos pensantes debido a la situación que pasaban, todos ellos necesitaban familias, amigos, un lugar donde dormir y comida caliente sobre la mesa, lamentablemente no tenían ni siquiera ropa decente.

Uno de tantos días la niña de cabello naranja llamada Nami caminaba entre las calles intentando conseguir algo de comer, por ir distraída mirando al suelo buscando alguna moneda chocó contra alguien.

Sostuvo su frente y miró un par de ojos azules que la observaban, era una niña de piel morena que la miraba extrañada, era muy temprano y el abrigo que la niña llevaba se miraba acogedor.

-Disculpa, no he visto por donde iba.- La niña morena se puso de pie y ayudó a Nami a pararse también.- ¿Te he lastimado?- Nami negó.

-No, perdón por chocar, iba distraída.- Nami se acomodo la delgada ropa y sintió la mirada de la niña sobre ella.- ¿Qué?

-¿Tienes frío?- le preguntó y Nami se encogió de hombros, pero no le dio tiempo a decir algo cuando de su mochila sacó unos guantes y un gorro. - Toma, mamá me los da siempre pero no me los pongo, creo que te quedan bien... Y ten.- Saco de la mochila algo envuelto en aluminio.- Me tengo que ir, ¡adiós!

La niña se fue y Nami se quedó callada y pasmada viéndola alejarse, el gorro, los guantes y el aluminio descansaban entre sus manos, dio un par de saltitos y corrió dispuesta a decirle a todos lo que había pasado.

Esa noche, después de varios días, pudieron cenar un poco.

Nami lucia encantada con su gorro y los guantes, incluso había lavado su rostro en la fuente de la plaza para verse un poco mejor y había conseguido peinar un poco su cabello, Luffy, el chico de La cicatriz, estaba con ella por que navidad se acercaba y trabajaban juntos para poder conseguir algo de monedas y poder cenar ese día algo decente.

-¿Crees que cenemos rico?- preguntó Luffy y ella asintió.

-Creo que cenaremos rico, ya veras que será comida muy rica.- Nami le sonrió mientras miraba como un coche se acercaba y se ofrecía a lavarlo a cambio de unas monedas.

La tarde era fría y ambos temblaban un poco, pero todo estaba bien, ellos estaban unidos y planeaban tener una rica cena para esas fechas y no pasar desapercibida la noche, tal vez no tendrían regalos ni grandes fiestas, pero si union y amor.

O eso creían.

Ussop, el chico de la gran nariz corrió hacia ellos despavorido mientras grandes lágrimas corrían por sus mejillas y sus manos temblaban.

-¡Lo atacaron unos perros!- Gritó aterrado mientras llegaba hacia ellos y los miraba.- Íbamos camino a la plaza del norte para intentar conseguir algo de dinero extra y unos perros quisieron morder a una señora, ¡Pero Zoro se metió entre ellos y lo atacaron!

Nami elevo la ceja, ya conocía las bromas de su compañero, Luffy comenzo a reír pero Ussop temblaba de miedo y la jalo hacia él.

-¡No es juego! ¡Lo han llevado en una ambulancia!- las lágrimas y el temblor de manos hacían que todo fuese más real, Nami miró hacia sus amigos y comenzó a correr.

-¿¡A donde vas!?- preguntó Luffy siguiéndola.

-¡A buscarlo! ¡Solo hay un hospital aquí!- corrió con todas sus fuerzas seguida de sus amigos y llegaron hasta el pequeño hospital.

Era sencillo, de una planta y realmente no muy grande, pero no podían esperar mucho cuando no contaban con dinero ni documentos.

Nami miró su vestimenta y la de sus compañeros y supo que no iban a verla muy bien entrando así.

Se asomaron hacia la sala de urgencias y Luffy logró verlo, la ropa de zoro estaba manchada fe sangre, había sangre corriendo por sus brazos y cabello mientras forcejeaba e intentaba soltarse del agarre de los guardias que lo intentaban someter.

-¡Basta! ¡Quiero irme! ¡No me van a obligar!- gritaba aterrado mientras contenía las lágrimas e intentaba soltarse del agarre de los dos guardias.

-¡Estas herido!¡No seas terco!- uno de los guardias lo sujeto con mucha fuerza y el pequeño soltó un grito de dolor que dejó a todos en silencio, las lágrimas llenaron los ojos del peliverde y tosió algo de sangre.

-¡Basta!- gritó una mujer y todos la observaron, llevaba el cabello de color gris y un par de ojos azules observaban todo, llevaba una bata hospitalaria.- No quiero que lo toquen, exijo un traslado a la clínica privada san eduardo.- Dijo mirando a todos, luego observo a Nami, Ussop y Luffy.- Y no separen a esos niños por favor.

**
Nami era escoltada junto a los otros chicos a una habitación blanca con una cama vacía, miraron a su alrededor y un médico no tardo en llegar, era un hombre de afro y lentes oscuros puestos.

-Hola, ¿que tal?- les pregunto, entre sus manos llevaba una caja color café que dejó en la silla que estaba a un costado de la cama.- Ahí.- señaló una puerta.- Hay un baño, hay agua caliente, pueden ducharse si quieren, aquí hay ropa limpia, cuando llegue su amigo llegará comida.

**
Zoro miró a su alrededor después de despertar, el cuerpo lo sentía adormecido y estaba seguro que sentía calidez, ¿como podía sentir calidez si era diciembre y casi navidad? Se intento poner de pie y usando sus codos como apoyo miro a todos.

Nami estaba dormida en el sofá de la habitación, Luffy estaba acostado a los pies de la cama y Ussop recostado contra una silla y con la cabeza sobre la cama, todos llevaba abrigos y parecían estar limpios.

Sabía que lamentablemente deberían volver a las calles, pero esperaba que esos momentos de permanecer ahí fueran suficientes para darles un poco de calidez a todos.

O eso creía.

Estuvo un par de días en ese lugar, constantemente recibiendo visitas del doctor brook, quien era un pediatra amante de la música y que se había ofrecido para ayudarlos a todos.

Brook era viudo, soltero y un adulto sin hijos, por lo que tener a los cuatro niños sin hogar o lugar a donde ir le removió los sentimientos y se decidió a llevarlos a todos a casa con él, claro que hubo papeleo y movimientos por varios meses, y en esos meses ellos vivieron en una casa hogar.

Pero no duró mucho, pronto estaban los cuatro en una gran casa, con una habitación para cada uno y clases particulares en donde les enseñaban todo lo que necesitaban para luego pasar a clases regulares en una escuela prestigiosa.

**
Y los años pasaron volando, todos se hicieron adultos, la vida terminó por sonreírles y comenzaron a crecer en diversas áreas, ahora todos eran personas con estudios y trabajando en diversas empresas desarrollando grandes áreas de oportunidad.

Zoro era tranquilo, trabajaba de instructor en un gimnasio en las tardes pero en las mañanas ayudaba en la empresa médica de Brook en el área de carga y algunos trabajos de reparación junto a Ussop y otro empleado llamado Franky.

Nami era mesera en un restaurante, sin embargo también apoyaba a manejar las finanzas del mismo lugar siendo fuertemente apoyada por el dueño y su hijo, el cheff zeff y Sanji, un rubio cocinero quien cocinaba verdaderas delicias.

Zoro Caminaba tranquilo después de hacer unas cosas en la empresa, saludo a chopper, el hijo de una empleada, el niño jugaba tranquilamente en el suelo y Zoro le sonrió y se quedó mirándolo mientras caminaba, por lo que no miró hacia donde iba.

Choco contra algo, se giro de inmediato y alcanzó a tomar de la cintura a una chica de cabello negro que maldijo, fueron a pasar al suelo pero no fue estrepitoso, pues Zoro se encargo de meter el otro brazo y una rodilla para que ninguno se golpeara.

-¡Perdón! Iba distraído.- Dijo él poniéndose de pie y ayudándola a levantarse, pero sin quitar la mano de la cintura de ella por miedo a que cayera.

-No te preocupes, creo que yo iba más distraída.- le dio una suave sonrisa antes de acercarse y besar su mejilla, la mano de Zoro la sujeto un poco mejor y luego la soltó.- Gracias por no dejarme caer.- le guiño un ojo y comenzó a alejarse.

Zoro sonrió de reojo y miró a la chica alejarse, luego miró hacia el suelo y se encontró un libro, lo tomó entre sus manos y observo la pasta y el tipo de libro.

Se decido a buscarla pero no la encontró, recorrió la empresa e incluso se le hizo tarde para ir al gimnasio, pero se quedó con el libro por si acaso volvía a verla.

Y al llegar a casa en la noche y dejar en libro en la mesita se decidió a abrirlo y ver un poco del contenido.

Y se encontró con una nota escrita en la primera hoja.

"hija mía, cada día creces un poco y tú inteligencia crece el doble, me siento orgullosa de ti y espero llegar a verte cumpliendo todos tus sueños, te quiero Robin"

Y la fecha era de hacía más de diez años por lo que ese libro debía ser realmente importante para ella.

Pero ahora tenía un nombre.

Busco en Facebook y encontró varios perfiles, el único detalle es que los que  parecían ser el indicado eran dos, uno con una foto de perfil de anime y otra sin foto.

Suspiro y removió entre las hojas del libro para encontrar con algunas notas y hojas extra con anotaciones, pero no iba nada más que pudiera ayudarlo.

Estuvo por días enviando mensajes por Facebook a varias cuentas hasta que una respondió, y era justo el perfil sin fotos ni información.

"¡Hola! Si, creo que chocamos y mi libro debió haberse caído de mi mochila, me encantaría recuperarlo, es muy importante para mi"

Zoro acordó verse con ella en la cafetería de la empresa al día siguiente para entregarle su libro.

**

Zoeo se sentó a esperar y no tardo mucho en llegar, la miró, con una sonrisa suave caminaba tranquilamente y le sonreía antes de sentarse frente a él.

-Hola, una disculpa por la tardanza.- Susurro besando su mejilla levemente y acomodando su cabello detrás de su hombro.- Tuve un pequeño inconveniente.

-No pasa nada.- Saco el libro y lo dejo sobre la mesa.- Aquí tienes.

Robin lo miro y entre sus manos suspiro sujetándolo con fuerza.

-No sabes lo importante que es para mi este libro.- Lo miro y luego observo al suelo.- no es algo que quieras saber, pero mamá falleció hace poco y esto es de lo último que me dejo.

Zoro sintió su corazón hacerse trizas, pero luego ella sonrió y sintió un peso elevarse de sus hombros.

-¿Quieres un café?- preguntó él.- Tengo un par de horas libres antes de comenzar a trabajar.

-Oh, debo irme, pero mañana puedo.- Ella se puso de pie y espero paciente la respuesta.

-Claro, ¿a que hora?- se puso de pie y señaló la salida para acompañarla.

-¿a esta misma hora?

-Me parece bien, ¿te acompaño?- ella asintió.

Caminaron hasta la salida y se despidieron para verse al día siguiente y conversar tranquilamente entre risas.

Y así fueron las salidas, breves, algunas apresuradas y otras de varias horas, entre sonrisas, risas y apretones de manos suaves y tímidos.

Algunas algo más intensas, con miradas fijas, mejillas sonrojadas y alguna que otra insinuación hasta que  escalaron hacia acercamientos, suaves abrazos y uno que otro beso en la mejilla de despedida.

Hasta que fueron dándose cuenta de las cosas.

Zoro entró a la casa de Robin y miró de reojo las fotografías colgadas en la pared de la entrada, eran algunas con personas que no conocía.

Hasta que se detuvo y miró una fotografía de una mujer de cabello gris y ojos azules, se quedó de pie observando con atención la imagen y luego observo a Robin.

-¿Quién es ella?

-Mi mamá.- Susurro Robin quitándose los tacones y mirándolo confundida.

Zoro acaricio la foto con una diminuta sonrisa y luego saco su billetera.

Detrás de su identificación saco una fotografía pequeña y arrugada, con una sonrisa se la extendió.

Y Robin se quedó callada, miró la fotografía con una ceja elevada y luego lo miró a él.

-¿Por que siempre usas manga larga?

-¿yo?- Preguntó él frunciendo el ceño y sin saber a qué se debía esa pregunta.

-Si, ¿por qué usas manga larga?

-Me mordió un perro cuando era niño, no me molestan las cicatrices pero son algo escandalosas.

Robin se acercó y con delicadeza quito la camisa de su cuerpo, Zoro no se quejó pero la miró extrañado, dejó que quitara la camisa y la camisa de arca de su cuerpo para dejarla ver todas las marcas que cubrían su cuerpo.

Robin las observo y sin previo aviso paso su mano por las marcas, luego lo miro a él y le sonrió, él la miraba con un poco de duda.

-¿Sabías que mi mamá fue la mujer a la que casi muerde el perro? Paso semanas hablando de ti y de como la habías ayudado, de hecho me caías mal.- ella sonrió.- Por qué mamá pasaba horas hablando de cómo te visitaba y convivía contigo.

-¡Lo supose! Mire la foto y la reconocí de inmediato, gracias a ella mi vida y la de mis hermanos cambio por completo.- Llevo una mano a su pecho y luego observo a Robin.- De vez en cuando conversaba con ella y siempre mencionaba a su hija, pero jamás pudo hacer que nos viéramos.

-Tal vez ella fue la que hizo que nos conociéramos.- Robin se encogió de hombros y dio un paso más hacia él.

-Probablemente.

Zoro sonrió y bajo un poco su rostro hasta que sus labios se rozaron y sus alientos se mezclaron.

Ahí, con el corazón latiendo a mil por hora ambos supieron que ese era su lugar.

**
🥰

Continue Reading

You'll Also Like

389K 25.7K 97
Todas las personas se cansan. Junior lo sabía y aun así continuó lastimando a quien estaba seguro que era el amor de su vida.
17.3K 943 17
"Somos como el Yin y el Yang"
35.2K 4.1K 37
Ella ya lo sabia.. Sabia muy bien que su esposo le era infiel, aun antes de casarse, pero aun así no fue capaz de separarse.. No hasta que lo conoció...
838K 125K 101
Toda su vida fue visto de menos y tratado mal por las personas que decían ser su familia, estaba cansado de que todas las noches llorara por aunque s...