Los Juegos de Genus [6] Segunda Fase

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Los tres Quinoid eran bastante diferentes. El primero, de pelaje color negro y el más cercano a nosotros era un humanoide con cabeza de toro, era grande y fornido, tenía un hacha de plata con inscripciones mágicas  en cada mano, y nos miraba de reojo a nosotros y al Pharon; El segundo, era un humanoide con dos cabezas de ave, la derecha de color blanco y la segunda de color negro, su cuerpo estaba cubierto por una espesa capa de plumas y se encontraba de cuclillas, apuntando con su mano derecha al tercer Quinoid y con la otra al Pharon; El tercer y ultimo Quinoid tenia la apariencia de un lagarto y un pez al mismo tiempo, sus seis ojos de color aguamarina formaban una  V  en su cara, su cuerpo era delgado y de sus manos en vez de dedos descendían cuatro cuchillas increíblemente afiladas.

Sin embargo, sin importar que la apariencia de estas criaturas fuera imponente y fuerte. El Pharon atraía toda mi atención, era la primera vez que veía uno, y mas que miedo me causaba admiración, ya entendía porque los llegaban a confundir con dioses.

El Pharon era un humanoide de dos metros y medio,  su color de piel era dorado al igual que la pequeña aura que emanaba de este. Sus ojos eran grandes de color naranja con enormes pupilas de color negro y tenía un pico de un metal amarillento. Tanto su cabeza como su cuerpo relucían plumas metálicas, que más bien parecían hojas de espadas, no tenia armadura ni ropa, su plumaje lo cubría de forma majestuosa. A mis ojos se veía como un ser omnipotente con armadura de oro.

Y en un segundo esa armonía silenciosa fue destruida para siempre. El Bio-Berserker intentó agarrar a Corvinus, pero por fortuna este alcanzó a saltar antes, con ayuda de su Rekan, Addasu. Sora usó de inmediato su Windblade y apuñaló en cuatro puntos vitales al Bio-Berserker, que apenas se inmuto. 

Este, por simple reflejo, la golpeó con un manotazo que la elimino al instante. Mi mente quedó en blanco ¿que acaba de pasar?

El tiempo se volvió lento de nuevo, mis ojos se empezaron a mover hacia todas las direcciones y pude observar lo que sucedía a mí alrededor:

Trozard, se encontraba conjurando magia de fuerza sobre su brazo derecho; Diaxe, estaba a punto de atacar al Bio-Berserker por la espalda; Corvinus se encontraba en el aire disparándole en la cabeza al acorazado monstruo; Dalana, por otro lado le prestaba sus disparos a los Quinoid para vencer al aterrador Pharon.

La pelea de esos cuatro era igual de desequilibrada a la que nos enfrentábamos. El Pharon se encontraba en medio de los tres Quinoid, acababa de infligirle una herida severa al de la cara de lagarto; el Quinoid de dos cabezas se encontraba intentando curar a su compañero y disminuir la velocidad del Pharon; el tercer Quinoid se encontraba envistiendo a su enemigo, acompañado de las balas de Dalana que  al parecer le cortarían cualquier posibilidad de esquivar el ataque al Pharon.

Y yo, me encontraba sin hacer nada <Debo ayudar> fue lo primero que pensé < ¿Pero como?> alcancé a preguntarme antes de recapitular lo que acababa de hacer. Corvinus se acababa de salvar del ataque del Bio-Berserker gracias a mi poder. No, eso era esperar demasiado o ¿no? ¿Estaba subestimando las capacidades de mi amigo y sobrestimando el poder de mi habilidad?

No hay tiempo, tengo que actuar, me decidí y entonces escuche un grito familiar.

― ¡A la carga! ― grito Dinamo tan fuerte que me emociono.

El tiempo volvió a la normalidad, los combates continuaron y sin perder tiempo empecé a cargar mis manos con energía y aunque la energía fuera menor que al cargarlas conjuntamente, esto serviría para potenciar a dos de mis compañeros.

¿Pero a quienes?

No había tiempo, Dinamo golpeó al Bio-Berserkers y rebotó. Diaxe tuvo que detenerse a esquivar un zarpazo la criatura por lo que detuvo su ataque, y Corvinus continuaba saltando de un lado para otro probando todas sus armas y municiones con el indiferente monstruo. Sin embargo, fue ingenuo pensar eso; En pleno aire la criatura tomó del brazo izquierdo a Corvinus y se lo arrancó sin mayor esfuerzo.

Leyendas de héroesWhere stories live. Discover now